jueves

Parque Avellaneda 1838

Restauran en Parque Avellaneda una casona construida en 1838


01/09/11 Clarin
Por Silvia Gómez


Después de años de intensos reclamos vecinales, el Parque Avellaneda recuperó la que fue la residencia de la familia Olivera : una importante casona que funciona como centro de exposiciones y muestras, pero cuya estructura padeció la falta de mantenimiento durante mucho tiempo. Tanto, que los vecinos temieron perderla .


Ayer reinauguraron la casa el ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli, el director del parque, Roque Saccomandi, y Enrique Olivera, ex Jefe de Gobierno porteño y bisnieto de Domingo Olivera, que construyó la casona en 1838 como casco de la Chacra de los Remedios. Más tarde, Olivera le vendió los terrenos a la Ciudad para que hiciera el parque, actualmente llamado Avellaneda.


“La casa fue expropiada a la familia y durante mucho tiempo estuvo en estado de abandono. Para 2000 se hizo un trabajo muy importante de restauración, pero después no se realizó el mantenimiento y se vino abajo otra vez”, relató Olivera. Memorioso, confirmó que existían túneles debajo de la casona, pero que lejos de los orígenes misteriosos que se les confieren, se usaban para ir de un lugar al otro del campo en épocas de mucho frío.


Rodeado de una frondosa arboleda y de una decena de palmeras, el casco de estancia recobra su majestuosidad. Fueron recuperados los pisos originales, en la planta baja y en la galería, el cielo raso, el gran balcón del primer piso y una escalera de madera con una doble circulación en el hall de ingreso a la casona. En el mismo parque también hay un tambo y lo que fue el primer natatorio de la Ciudad, inaugurado en 1914. Santilli dijo que, a través de un padrinazgo, también intentarán recuperar un tren de trocha angosta que se usó en el parque.

El Pensador


Vandalismo: atacaron la escultura “El Pensador “
Pintura y grafitis contra una obra de Rodin. Apareció con pintura roja y verde en su emplazamiento de Plaza Lorea, a metros del Congreso. La obra, de 1906, es una de las dos réplicas fundidas del mismo molde original que hay en el mundo.

Por Romina Smith
Clarín 01/09/11

Sigue desnudo y acodado en la rodilla izquierda, meditando en bronce como Auguste Rodin lo soñó en París en 1906. Imponente, extraordinario. Es una de las dos réplicas fundidas en el molde original y firmadas por el mismo artista francés, pero alguien, y a pesar de su valor incalculable, en algún momento del domingo no se apiadó y la atacó con pinturas y leyendas. La escultura El Pensador , adquirida en 1909 por el Museo Nacional de Bellas Artes y exhibida en la Plaza de los dos Congresos desde entonces, fue pintada integramente de color rojo y verde y escrita hasta en su pedestal . No es el único monumento que padeció el vandalismo : según datos de la Ciudad, los daños y roturas de monumentos y mobiliario urbano son habituales y arreglarlos llegarían a costar este año más de $ 12 millones.

La aparición de grafitis en el cuerpo de El Pensador sorprendió a quienes habitualmente pasan o trabajan en la plaza, que está a solo 200 metros del Congreso. Es que no sólo está pintado en el cuerpo: sobre el gran pedestal que se apoya la figura, alguien, que jugó con una vieja y mítica profecía, también dejó con grandes letras blancas la frase “pensá de qué te sirvió tanto pensar antes de que se termine” . Y agregó “2012” en alusión a la creencia que indica que será el año en que la civilización desaparecerá. O, al menos, vivirá un evento trascendental.

“Yo llegué el lunes y lo vi así. Para nosotros no es un monumento más, estamos acá todo el día y muchos turistas nos preguntan por él. Quieren saber su historia, si es copia, quién lo trajo. De tanto hablar nosotros también nos enteramos su origen y que la otra réplica de origen está en un museo de Filadelfia. Me parece una ofensa que le hayan hecho esto. Pero no me sorprende: de día acá hay policías, pero de noche no hay vigilancia ”, contó una de las empleadas del quiosco que está junto a la calesita, muy cerca de la escultura.

La brutal agresión generó un debate espontáneo entre Raúl, Emiliano, Iliana y Cristian, cuatro estudiantes de diseño gráfico que ayer estaban tomando fotografías de la plaza para un trabajo de la facultad. “Es una ironía que el que le hizo eso no haya pensado bien antes hacerle eso a El Pensador”, dijeron los chicos. “Las marcas que le hicieron la agreden, no es un grafiti artístico ”, coincidieron. Iliana comentó que deberían ponerle rejas para evitar más vandalismos. Pero Raúl contestó “que no se puede enrejar todo, sino generar conciencia y cuidado ”.

Cerca de los chicos, Santiago, un escritor santafecino que vive en París, miraba callado la escultura. No sabía que en Buenos Aires había una réplica firmada de la misma obra de Rodin que se exhibe (junto a la también famosa El beso, de 1886) en el museo que lleva su nombre y que está en la capital francesa, de donde Santiago arribó por un viaje de trabajo. “De repente, lo vi. Acá, en una plaza, al aire libre. Hay algo de creatividad por lo que dice la leyenda, que alude al fin del mundo de un lado y del otro dice ‘muta’, pero es una falta total de respeto ”, comentó.

En rigor, El Pensador porteño fue adquirido por Eduardo Schiaffino a principios del siglo pasado, cuando el entonces director del Museo Nacional de Bellas Artes decidió incorporar obras de arte para exhibirlas en el espacio público de la Ciudad. La idea era destinarla al edificio del Congreso pero la demora en la construcción de ese edificio obligó a dejarla en la plaza de los Dos Congresos, que fue inaugurada para el Primer Centenario.

Y ahí quedó , desde hace décadas. Pero no debe ser así”, explicó Graciela Fernández, una de las primeras personas que alertó sobre el estado de El Pensador y que salió a reclamar que se cumpla una ley vigente desde 2008 que obliga al traslado de la escultura hasta la escalinata exterior del Congreso. Fernández, que colabora con “Salvemos Las Estatuas”, un grupo que defiende el patrimonio porteño, reclamó ayer que se cumpla con la norma y recordó que en el argumento del proyecto, firmado por Teresa de Anchorena y aprobado por la Legislatura porteña el 20 de noviembre de 2008, se destacaba puntualmente “que la escultura de Rodin había quedado totalmente fuera de escala en relación a las dimensiones de la plaza y de los otros monumentos que la rodean y que se encontraba estropeado y pintarrajeado ”, lo que aún genera que pase desapercibido y quede olvidado.

Desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad, ayer explicaron que hoy empezarán a hacer “todos los trabajos de lavado y restauración que requiera el monumento”, y que “no será movido hasta que no llegue la decisión de la Legislatura”.

El Pensador, de Auguste Rodin (1906)

Fue concebido por el escultor (París, 1840-1917), precursor del Modernismo, para presidir “La Puerta del Infierno”, un grupo escultórico evocativo del Dante que no concluyó. Rodin decía que la figura pensaba no sólo con el cerebro sino con todo el cuerpo.