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Las penurias de Lugano y Soldati

Marginación y olvido, dramas cotidianos en el sur porteño

Faltan luz, agua, cloacas, escuelas y centros de salud, y crece el delito

Fernando Massa | LA NACION 27-dic-2010
La toma del parque Indoamericano fue sólo la gota que rebasó el vaso, un síntoma de la desidia estatal que lleva años. La paciencia de los vecinos de Villa Lugano y Villa Soldati se agotó y, desde hace días, expresan a su modo una bronca acumulada durante mucho tiempo ante el fracaso y la inexistencia de políticas estructurales para el sur de la Capital.
Los espacios verdes son allí tanto o más amplios que en Palermo, pero casi no se utilizan: su abandono es aprovechado para el ejercicio de la prostitución y para el comercio de drogas. Los vecinos no se animan a salir de noche por temor a que les roben. La policía tampoco da respuestas: no puede o directamente no quiere actuar, dicen en esos barrios. Viajar en transporte público es un calvario: los colectivos pasan cada media hora, repletos de gente, y no paran. Los centros de salud están cerca, pero saturados. Las escuelas, superpobladas, obligan a los vecinos a cruzar la avenida General Paz y a llevar a sus hijos a establecimientos del partido de La Matanza. Falta iluminación, faltan cloacas, faltan redes de agua potable.
Esos son los principales problemas que desde hace años sufre la comuna 8 de la Capital -conformada por los barrios de Villa Lugano, Villa Soldati y Villa Riachuelo?, según señaló a La Nacion un grupo integrado por una decena de vecinos de la zona, entre los que se encontraban algunos profesionales que se desempeñan en esos barrios del área metropolitana.
Un ingeniero civil que trabaja desde hace más de cinco años en la zona explicó que para hacer una radiografía de la comuna 8 deben tenerse en cuenta antes dos fenómenos particulares que se dan allí.
En primer lugar, que, si bien no es una de las zonas de la Capital con mayor cantidad de habitantes -pues según el último censo son 184.703, mientras que otras comunas rondan los 230.000- en sus conglomerados urbanos se advierte un grave problema de superpoblación, en tanto los hogares suelen ser multifamiliares. De hecho, el censo también refleja que es la comuna que cuenta con menor cantidad de viviendas: sólo 58.156.
En segundo lugar, que, junto con Palermo, la comuna 8 es uno de los dos "manchones" verdes de la ciudad, que cuenta con un diseño urbano muy particular. "Con el Indoamericano, el Parque de la Ciudad, el parque Brown o el Autódromo, acá se ve más verde que cemento. Pero estos espacios públicos no se usan: nadie va a pasear por ahí, y entonces son ocupados y aprovechados para otros destinos. Además, el diseño urbano hace que la interconexión de Lugano y Soldati con el resto de la Capital sea muy difícil. Tanto es así que cuando pusieron el Premetro, que es una berretada de tranvía, fue un logro", detalló el ingeniero.
Nelly, empleada administrativa que vive desde hace 21 años junto a sus dos hijas en el barrio Samoré, un complejo habitacional situado sobre la calle Castañares, enfrente del parque Indoamericano, escenario de la usurpación que expuso la marginalidad de esta zona de la Capital, lo confirmó. "Al parque no se puede ir porque no cortan el pasto y no hay iluminación. Y de noche ni siquiera podemos llegar a la avenida Escalada porque te roban en el mismo estacionamiento del Samoré", dijo.

Críticas a la policía
La gran mayoría de los vecinos con los que habló La Nacion apuntaron contra el proceder de la Policía Federal. "La problemática fundamental acá pasa por los comisarios y la policía. Porque la Federal deja prostituir dentro de los parques y porque hace la vista gorda con los miles de personas que mueren por el paco. Los parques son un shopping abierto las 24 horas. Necesitamos una policía que no sea corrupta y que no ampare esas prácticas", dijo un referente de la villa 20, de Villa Lugano.
Con sólo recorrer los alrededores de los asentamientos de la zona, como el barrio Fátima o Los Piletones, donde funciona el comedor de Margarita Barrientos, pueden verse a esos chicos consumidos por el paco, tirados sobre la vereda o deambulando por las calles como fantasmas. Los vecinos dicen saber dónde se encuentran las cocinas de drogas, pero nadie se atreve a denunciarlas por miedo a represalias.
Otro problema en el que se hizo hincapié fue el de los medios de transporte: los colectivos pasan cada muerte de obispo; llegan llenos y no frenan en las paradas, y los taxis ya no entran a algunos puntos de la comuna. "Es un calvario viajar en colectivo hasta Lugano. Si te tomás el 76, viene lleno con personas que se bajan en la villa 1-11-14 a comprar droga", apuntó una trabajadora social que se desempeña en la zona y viaja todos los días a Lugano desde Pompeya.
La falta de infraestructura en salud y educación es otro de los inconvenientes que denuncian. "Los hospitales están cerca, pero no hay atención inmediata. No hay personal; no hay ambulancias. Podés encontrar un médico que atiende a varias personas al mismo tiempo: le saca una bala a uno; atiende a otro pasado de «merca»; revisa una muela; le pone suero a otro. El Hospital Piñero y el Santojanni están sobrepasados y la buena predisposición de los médicos no alcanza", afirmó Walter, un licenciado de Villa Lugano, que se lamentó porque el proyecto de hospital que iba a construirse en el barrio terminó como una sala médica.
Algo similar ocurre con las escuelas. Según explicó Natalia, que se dedica a la limpieza y vive en el barrio Samoré, cada complejo habitacional tiene su colegio, pero al no haber suficientes vacantes, muchos padres se ven obligados a llevarlos a colegios del partido de La Matanza, indicio de que la necesidad existe a ambos lados de la General Paz y de que la marginalidad no reconoce las fronteras políticas.
Asistencialismo versus inversión 


Según estimó un funcionario que se desempeñó en el área de urbanización en sucesivos gobiernos de la ciudad de Buenos Aires, se necesitaría de muchos años de trabajo para poder integrar plenamente la comuna 8 al resto de la Capital, y no menos de 4500 millones de pesos en infraestructura en cuanto a traza, cloacas y aguas pluviales, entre otras necesidades.


"Esa inversión estimularía, además, a que la gente tenga voluntad de vivir en esta zona. Eso generaría más movilización de transportes, y las empresas tomarían conciencia de que en vez de tener un colectivo cada media hora que lleva 80 personas, tengan dos que lleven 40 y les siga siendo redituable", dijo a La Nacion.


El funcionario atribuyó los problemas de inseguridad, de adicción, de deserción escolar, de subdesarrollo económico-familiar y cultural en la zona sur, a años de políticas basadas en el asistencialismo y a la falta de verdaderas políticas de Estado estructurales. "En cualquier lugar donde vos querés tener mejor educación, mejor salud, mejor transporte, el Estado tiene que tener la voluntad política de intervenir con inversión", señaló.


"Por ejemplo, ningún vecino de la zona va a tener un fácil acceso a un espectáculo de la calle Corrientes, ni siquiera al teatro San Martín, que tiene una entrada barata, simplemente porque si se van al centro a las nueve de la noche les van robar. Lo que la gente de Lugano y Soldati tiene es alta indignación. Hay mucha gente con voluntad de avanzar", agregó.