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Imagen simulada. Una proyección de cómo quedarán las obras. |
domingo
centro de trasbordo en Constitución
jueves
Estación 15
Una nueva estación para retirar bicicletas gratis
Hoy se inaugura en Virrey Cevallos y San Juan la parada 15. En total, hay 450 bicis disponibles y 65 kilómetros de ciclovías.
LaRazon-16-06-11
El sistema de bicing continúa a paso firme en la Ciudad. O mejor dicho a puro pedaleo. Hoy se inaugura la estación número 15, en Virrey Cevallos y avenida San Juan, en Constitución.
En la actualidad, explicaron desde el Ministerio de Desarrollo Urbano porteño, hay una red de ciclovías de 65 kilómetros, "para posicionar a la bicicleta como alternativa de transporte".
La idea es llegar a los 100 kilómetros antes de fin de año. Y en ese contexto, se pretende seguir con la apertura de estaciones para que la gente pueda sacar su rodado de forma gratuita. Con la que se inaugura hoy, ya son 15, con 450 bicicletas en total. Ya estaban en uso otras paradas: Aduana, Facultad de Derecho, Retiro, Plaza Roma, Plaza Italia, Parque Lezama, 9 de Julio y Perón, Congreso, Parque Las Heras, UCA, Tribunales, Plaza Vicente López, Plaza Once, Estación Pacífico.
Según los datos que manejan las autoridades porteñas, ya se hicieron más de 120.000 viajes desde el lanzamiento del sistema público de bicing y hay 20.200 personas habilitadas para retirar una bici (se puede devolver en cualquier parada). ¿Cómo es el trámite? Hay que registrarse en mejorenbici.gob.ar. Luego, en cualquier parada, hay que presentarse con el DNI y con una factura que acredite titularidad.
El servicio es gratuito y funciona de lunes a viernes entre las 8 y las 20, y los sábados de 9 a 15.
El bicing forma par te del Plan de Movilidad Sustentable, un plan de Gobierno que incluye más de diez programas destinados a priorizar el transporte público, promover la movilidad saludable y mejorar el ordenamiento del tránsito y la seguridad vial. Entre esos puntos y cambios que se realizaron en la Ciudad, se encuentran la doble mano en su totalidad de la avenida Santa Fe y la reciente presentación del Metrobús, el sistema de transporte que circula por Juan B. Justo por carriles exclusivos.
martes
Barrios Carlos Mugica (ex villa31/31bis)
q hdp!
Existen otros edificios representativos del Casco Histórico identificados y denunciados por los vecinos ante la sospecha de demolición: en Estados Unidos 944 (construcción de comienzos del siglo XX, con demolición frenada por causa judicial), Perú 1646 (demolición clandestina paralizada) y Balcarce 1002 (demolición interna, hoy suspendida).
En cuanto a obras nuevas, se destaca la Torre Quartier San Telmo, a menos de 150 metros del Casco Histórico, sobre la Avenida Garay entre Chacabuco y Piedras. Es un edificio de 90 metros de altura que ocupa el 40% de una manzana de casas bajas. “Dejó sin sol a muchos vecinos del entorno y tendrá un alto impacto negativo, una exigencia de infraestructura de servicios que seguramente hará colapsar las redes existentes. Hoy crece a pesar de las movilizaciones vecinales y de encuentros con altos funcionarios del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda.”
miércoles
Constitucion. Restauran Iglesia.
Mira vos!! Siempre paso por ahí, y me preguntaba que pasaba que estaba como abandonada, vieja… ahora hace pocas semanas empezaron a trabar en la iglesia… aca la nota que salió en Clarin (24-11-10)
En Constitución, restauran una iglesia que guarda vitrales únicos
Sufrió diversos deterioros. En 2008 debieron sacarle las cruces de las torres.
PorSergio Rubín

Fue una de las pocas edificaciones de la avenida 9 de Julio que sobrevivió a su prolongación, junto con la embajada de Francia y el palacio Alzaga Unzué, en el otro extremo. Aunque el entonces intendente Osvaldo Cacciatore intentó sin éxito rebanarle el convento lindero. Hoy procura sobrevivir al paso del tiempo y el consiguiente deterioro que, en 2008, obligó a quitarle las dos cruces que coronaban sus torres. La iglesia del Inmaculado Corazón de María, una de las dos joyas arquitectónicas del barrio de Constitución –la otra, claro, es la estación de trenes–, que cuenta –además– con los vitrales más imponentes y de mayor calidad de la Ciudad, inició finalmente este año su proceso de restauración.
La historia del templo se remonta a principios del siglo XX, cuando llegan a Buenos Aires los primeros misioneros claretianos y se alojan en un hospedaje del barrio. Gracias a la donación de un terreno frente a la plaza, comienza a proyectarse el templo. Se pone manos a la obra en 1913 y todo queda ligado al aporte de 50 madrinas y lo colectado en 140 urnas con la imagen del Corazón de María que fueron transportadas durante mucho tiempo por todo el barrio. La iglesia, todavía inconclusa, fue inaugurada 9 años más tarde, siendo uno de sus padrinos el presidente Alvear. Todo finalizó en 1941, cuando se completó el majestuoso altar mayor con su retablo, y se habilitó el camarín de la Virgen.
El templo –construido en estilo gótico florido– pasó a ser una de las iglesias más bellas de la ciudad. Los típicos ornamentos le impusieron un sello. Pero la gran atracción son los nueve vitrales, de 9 metros de alto por 3 de ancho, hechos por la casa F. Mayer, de Munich, que recrean escenas de la vida del padre Claret, el fundador de la congregación. Y que dan al templo una serena luminosidad y color. En menor medida, también se destaca el órgano, fabricado por la casa alemana E. F. Walcker & Co. Se trata de un magnífico instrumento sinfónico de dos mil tubos y 23 registros, una de las dos únicas piezas que tiene la Iglesia Católica en Buenos Aires.
Pero el esplendor del templo empezó a esfumarse con el paso de los años. Hasta que, en 2006, el Gobierno de la Ciudad intimó a la congregación por la fragilidad estructural de la iglesia y el riesgo para los transeúntes. Dos años más tarde, un estudio de arquitectura empezó los análisis. “El problema era, y lo sigue siendo, conseguir los fondos”, dice el padre Gustavo Larrazábal, administrador de la comunidad claretiana. “El templo no es monumento histórico nacional y, por tanto, no esta protegido por el Estado”, agrega. No obstante algunas ayudas, sobre todo del exterior, de alrededor de un millón de pesos, permitieron iniciar la primera etapa de reparación, que comenzó por las torres.
Las vibraciones del subte y el intenso tránsito, aceleraron la decadencia del templo en el marco de un deterioro general del barrio. Pero la reciente remoción de la plaza, frente a la que se encuentra la iglesia, inició una senda de mejoras a las que el templo quiere sumarse. Más de medio millón de personas circulan diariamente frente a este singular patrimonio religioso y cultural.
martes
Entre el deterioro urbanístico y el sueño de la recuperación
Constitución busca eludir la decadencia
Otrora zona de clase media, hoy la dominan la prostitución y la degradación social; pero empieza a vislumbrarse un auge inmobiliario
Franco Varise
LA NACION
Calle Lima, hora 20. Acaba de comenzar la fase oscura del barrio de Constitución, un territorio estragado, caído, demolido por la mala publicidad y que, a todo esto, ahora espera un milagro inmobiliario, luego de no pocos años de degradación social y de deterioro urbanístico.
Un plato de mondongo viaja humeante por la barra de la fonda Quita Penas. José Toffoletti, encargado del lugar, aprieta un botón para abrir la reja que habilita el ingreso a un parroquiano. "Hay mucha vagancia y cirujas; trabajamos 24 horas, pero con rejas porque todo está muy mal", acota. En la rocola suena fuerte alguna cumbia y una pareja abrazada se miente bajito lo mucho que se quiere. Cae la noche. Constitución despierta sus demonios. La marginalidad y la inseguridad laten en el ambiente.
"Si antes había 10 travestis, ahora tenés 10.000", dice Héctor, propietario, desde hace 40 años, de una veterinaria sobre Pavón. Baja las persianas muy temprano para el estándar de Buenos Aires. Enfunda sus cosas y se apresta raudo a partir. "Después de las ocho es complicado y todo es más evidente; por eso me voy temprano; acá no te van a cortar el cogote o a meterse en tu casa como en otros lugares, pero el ambiente es denso", explica.
Constitución es un territorio por el que transitan 42 líneas de colectivos y unas 700.000 personas van y vienen de la estación de tren. De día es un caos de tránsito y una escala obligada de los trabajadores del conurbano.
El crisol multicultural reúne a argentinos, peruanos, bolivianos, senegaleses y los últimos pasajeros: los dominicanos de la calle Santiago del Estero, que están abocados al arte de la peluquería. "Nosotros hacemos una comunidad y generamos trabajo; no sólo somos marginales", aclara Benjamín, uno de ellos.
Llegar al "Bronx"
Todos, incluso los más bravos del barrio, señalan la calle Brasil como la frontera entre la "salud" y la "enfermedad". Allí está Radio Studio, la bailanta más grande de la Capital, que abre el viernes y cierra el domingo, después del mediodía. "Es cuando la policía sale a juntar los cadáveres", dice Roberto, un vecino que advierte sobre esa frontera a la que denomina el "Bronx".
La estación de tren restaurada hace pocos años tiene su propio latir nocturno. Los vendedores callejeros de factura barata y chipá; los quiosqueros madrugadores que esperan el camión; los pasajeros que quedaron colgados y esperan el primer tren de la mañana; borrachos y peleadores; mendigos y vagabundos, y policías a punto de iniciar o terminar su turno conforman la pequeña y mutante población de ese microcosmos porteño.
Cuando salga el sol, esto será otra vez un hervidero de gente.
Bajo la autopista 25 de Mayo, las mejoras realizadas sobre las veredas y las plazoletas suavizaron el paisaje que, de todos modos, alberga a muchos cartoneros que duermen en la calle (detrás de la estación están los acopios de cartón). La plaza que está frente a la terminal hace seis meses que está en remodelación.
"Hay que adaptarse a vivir acá y por ahí hay que explicarles a los chicos qué es un travesti y esas cosas, pero no es peor que otros lugares", desmitifica Carlos Suárez, antes de ingresar en un edificio antiguo.
La cara social más conocida de Constitución es la prostitución, los travestis, la droga (léase paco), las peleas y los robos menores.
El metro cuadrado en Constitución es uno de los más bajos de la Capital: 1270 dólares, según el último informe de Reporte Inmobiliario, contra los 1965 dólares, promedio, de los barrios del Norte.
A unas 20 cuadras del Obelisco, entre San Telmo (US$ 1440) y Barracas (US$ 1530), este barrio fue alguna vez el lugar de la clase media alta porteña. Primero, por la fiebre amarilla, y después quién sabe por qué, los vecinos migraron hacia otras zonas. Detrás de ellos dejaron fastuosos edificios estilo francés, difíciles de encontrar en otros lugares de la ciudad. Hasta hace 30 años la zona todavía albergaba mayoritariamente familias de clase media, pero a comienzos de los 80 el deterioro comenzó a acentuarse y en los últimos años el barrio se mantuvo al margen del auge de otras zonas, como San Telmo.
Pero hay varias capas ocultas bajo la piel de este barrio. Esta zona podría transformarse en una oportunidad inmobiliaria. Suena raro. Pero para quienes no se ahuyentan fácil, mantienen un espíritu de aventura y buscan el batacazo, este barrio puede resultar una ganga.
Goyo Anchou, de 37 años, es uno de los nuevos habitantes del barrio. Dice que con la venta de un departamento pequeño en zona norte se compró hace un año un piso de 120 metros cuadrados. El barrio no lo asusta. Incluso lo entretiene. Sabe que no es para cualquiera. "Si sos una señora paqueta, no te lo recomiendo, pero si sos joven y un poco bohemio, es el mejor lugar para vivir", dijo Anchou, que recomienda la pizza (sin queso) de La Napolitana, al lado de la estación de tren.
"Palermo no tiene la calidad de construcción de acá. Yo creo que es una cuestión ciudadana comprar y venir a vivir a Constitución para preservar el barrio y cambiarlo", invita, y agrega: "A los turistas les encanta porque no escuchan los prejuicios de los taxistas y lo que buscan es justamente aquello de lo que huyen los porteños".
Uno de los emprendimientos que llaman la atención es Torres de Pavón. Donde había un antiguo hotel, una desarrolladora acaba de poner en venta coquetos departamentos con amenities . En una esquina antigua, también, la empresa CI&R remodeló una vieja edificación. Los carteles de venta abundan. En parte, porque mucha gente decide irse del barrio y en parte porque los viejos habitantes del lugar ya no están. Pero el fenómeno es aún incipiente. "El segmento de los usuarios particulares que podrían irse a vivir allí no tienen acceso a créditos. Y las desarrolladoras basan sus inversiones en el aspecto más importante hoy, que es la seguridad. Esa zona todavía no lo tiene", opinó el director de Reporte Inmobiliario, Germán Gómez Picasso.
El barrio, de todos modos, atesora algunas perlas: Les Anciens Combattants, uno de los mejores restaurantes franceses de la ciudad; el Arte Cinema, un complejo para cinéfilos, casi palermitano, y la gran feria del barrio: un vergel de productos frescos.
Los habitantes de Constitución, un territorio que comprende 70 manzanas a escasas cuadras del centro de la ciudad de Buenos Aires, luchan entre la decadencia y el sueño de un nuevo esplendor. Hace mucho tiempo que esperan.
VISIONES
"Hay mucha vagancia y cirujas; trabajamos 24 horas, pero con rejas porque todo está muy mal"
JOSÉ TOFFOLETTI
Encargado de una fonda
"Si sos joven y un poco bohemio es el mejor lugar para vivir"
GOYO ANCHOU
Nuevo vecino del barrio
"Las inversiones se basan sobre el aspecto más importante que es la seguridad. Esta zona todavía no lo tiene"
GERMÁN GÓMEZ PICASSO
Director de Reporte Inmobiliario
"Antes acá nos conocíamos todos"
Enrique González hace 79 años que trabaja en Constitución. Es propietario de la heladería El Dorado Cremolatti, en Santiago del Estero y Garay. Conoce el barrio, su gente y los prolegómenos que fueron mutando con el transcurso de los años. "Antes era un barrio de clase media, pero hoy está degradado. Hace unos 30 años acá nos conocíamos todos y, ahora, casi no hay gente permanente", explica González.
- ¿Cómo se convive con un ambiente como el de Constitución?
-Es mucha gente de paso. Los edificios son muy lindos, no hay torres y ahora nos conocemos menos los vecinos. Los bancos de la heladería antes los dejaba toda la noche afuera. Ahora, si me descuido, desaparecen.
- ¿Y los travestís y la prostitución?
-Es un tema. Pero ellos hacen su trabajo. La verdad es que en algún momento te dejan de sorprender.
Por lo bajo González añade: "El tema de la inseguridad en Constitución está un poco agrandado; acá pueden arrebatarte la cartera, pero son raros los casos de delitos más importantes".
lunes
BAJO LA AUTOPISTA 9 DE JULIO SUR
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Constitución: desalojan un asentamiento
Estaba en la avenida Caseros, frente a la estación. Vivían 30 familias y 25 personas que recibieron 700 pesos.
El Gobierno porteño desplegó un operativo para desalojar los asentamientos frente a la estación Constitución, que crecían todas los días a lo largo y a lo ancho. Cerca de 30 familias y otras 25 personas que vivían en la avenida Caseros, entre General Hornos y Bernardo de Irigoyen, bajo la autopista 9 de Julio Sur, debieron abandonar el lugar en la mañana de ayer. Y por la tarde, personal de limpieza se encargó de que Caseros volviera a ser ancha, dado que el paso de los peatones estaba restringido.
Aunque desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público lo negaron, en el Ministerio de Desarrollo Social informaron que las personas se fueron gracias a que el Gobierno les ofreció un subsidio habitacional de 700 pesos mensuales.
El asentamiento, donde habitaban mayormente cartoneros, estaba pegado a una terminal de colectivos. "Salir de acá con los colectivos era un peligro, sobre todo con los chicos que jugaban a la pelota", dijo un chofer.
En la zona de Constitución, de todos modos, todavía quedan varios campamentos de cartoneros. Uno de ellos está en la calle Brasil, entre Irigoyen y Hornos, a 100 metros del que sacaron ayer, aunque no fue confirmado su desalojo.
LaRazon.
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Clarín.
Desalojaron un asentamiento
Son 30 familias, más unas 25 personas solas, y se fueron por un subsidio de $ 700.
COMO ERA EL LUGAR ANTES DEL DESALOJO DE AYER
Unos seis meses hace que estaba el asentamiento de cartoneros de la avenida Caseros entre General Hornos y Bernardo de Irigoyen –bajo la autopista 9 de Julio Sur– y muchos de los que llegaban o se iban de la estación Constitución ya se había acostumbrado a esquivar sus enclenques casillas de lonas y telas y sus colchones. Ayer a la mañana, en pocas horas, el Gobierno de la Ciudad desalojó a sus ocupantes, 30 familias más unas 25 personas solas. Por la tarde, empleados de la empresa Cliba estaban terminando la limpieza de la vereda, que volvió a ser ancha.
Muchos de las personas que pasaban ayer por el lugar se detenían asombrados por el cambio del paisaje y preguntaban qué había pasado.
“La verdad es que nosotros salimos de acá con los colectivos y era un peligro, sobre todo con los chicos. Además, últimamente había crecido la inseguridad en toda esta zona”, comentó a este diario uno de los choferes de las varias líneas que guardan sus unidades en un espacio lindero, también debajo de la autopista.
Personal de los ministerios de Desarrollo Social y de Espacio Público de la Ciudad participaron en el operativo. “Fue todo conversado y consensuado y se logró el desalojo sin violencia ni incidentes”, dijo a este diario el ministro de Espacio Público, Diego Santilli.
Aunque Santilli lo negó, en el Ministerio de Desarrollo Social informaron que las personas se fueron gracias a que el Gobierno les ofreció un subsidio habitacional, que es de 700 pesos mensuales .
Aproximadamente la mitad de las personas volvieron con los subsidios a la provincia de Buenos Aires, de donde habían llegado, y otras aceptaron el ofrecimiento para quedarse a vivir en hoteles de la Capital.
En la zona de Constitución, de todas maneras, todavía quedan varios campamentos de cartoneros. Uno de ellos está en Brasil entre Irigoyen y Hornos, a una sola cuadra del que desalojaron ayer, pero en el Gobierno no supieron contestar si será desalojado en los próximos días.
El drama de las familias que viven en la calle quedó en primer plano en julio pasado, cuando murió de neumonía un bebe de 25 días de vida que vivía con su familia debajo de la autopista 25 de Mayo, en Pichincha y Cochabamba. Entonces, en el ministerio de Desarrollo Social aseguraron que conocían a esa familia, que varias veces les habían ofrecido llevarlos a hoteles o a los paradores del Gobierno de la Ciudad, pero que ellos no habían aceptado.
Según el último censo, realizado el año pasado, son 1.400 las personas que viven en la calle en la Ciudad. De todas maneras, organizaciones no gubernamentales creen que actualmente son muchas más. Uno de los problemas que tienen los parador es que todos, salvo el último inaugurado, admiten sólo hombres o sólo mujeres, por lo que las familias deben separarse para dormir allí.
DESPEJE. PARTE DE LAS FAMILIAS DEL ASENTAMIENTO JUNTAN SUS PERTENENCIAS.