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domingo
Por los rincones de Londres
Entre paseos arbolados y puestos de antigüedades, un recorrido por los jardines y mercados de la capital inglesa.
PorMaría Sol Porta ESPECIAL PARA CLARIN
Clarin 25/09/11
La ardilla observa desde el banco de madera mientras la niña abre un paquete de galletitas. Toma una de las migas que caen al suelo y se la lleva hasta las ramas más altas de un roble. Dos o tres patos miran curiosos desde la ribera del lago, donde la superficie del agua refleja las copas de los sauces. Esta escena, que recuerda los paisajes de la campiña inglesa, tiene lugar bajo el sol del mediodía y sólo cuando, al levantar la vista, distinguimos la imponente silueta del London Eye –o Rueda del Milenio– recordamos que estamos en pleno centro de una de las grandes metrópolis del mundo.
Así es Londres , la capital de Inglaterra : millones de personas y cientos de idiomas al compás de un ritmo que se acelera en las grandes áreas céntricas y parece calmarse al llegar a las praderas urbanas, cruzadas por senderos y sembradas de árboles. Distribuidos en distintos barrios, con sus diversos estilos y personalidades, los parques y los mercados londinenses son parte del discreto amor británico por la naturaleza y las tradiciones, y a esta altura resultan casi tan emblemáticos como la plaza de Trafalgar, los Beatles o el Big Ben.
Bienvenida sea, entonces, la intermitente llovizna de Londres, si es el precio que hay que pagar para mantener estos pequeños bosques citadinos.
Ubicado en pleno centro, el St. James’s Park –hogar de la ardilla del comienzo– propone un recorrido que bordea un lago y lleva desde la zona de Westminster hasta las puertas mismas del Buckingham Palace, donde los turistas se reúnen para ver el cambio de la guardia real.
A pocos minutos de aquí se encuentran algunos de los lugares más representativos del casco urbano: la abadía de Westminster, Trafalgar Square y las concurridas esquinas de Oxford Circus y Piccadilly Circus. Pero en vez de apurarse rumbo al asfalto y los edificios, quizás vale la pena detenerse un rato en la cafetería, a juntar fuerzas con la dulzura de un muffin de arándanos y el aroma de un té Earl Grey.
Pasando el Buckingham Palace hacia el oeste a través del Green Park se llega a Hyde Park , otro de los grandes Parques Reales, antiguo coto privado de caza del rey Enrique VIII. Por aquí, junto al lago Serpentine, pasan usualmente decenas de deportistas en bicicleta y en rollers. Más allá, en el pasto, un grupo de mujeres enfundadas en burkas negras se reúne alrededor de una mesa de picnic, y dos chicas en shorts conversan bajo la sombra de un plátano. Un improvisado partido de fútbol acaba de terminar y Paul muestra orgulloso su remera de Nueva Chicago. Cuenta que hace un tiempo estuvo de visita en Buenos Aires y que buscó una camiseta: “De un equipo más bien chico, como el mío”. Aquí, en Inglaterra, es hincha de Torquay United.
Un poco más allá, próximos a las tiendas lujosas, el emporio de Harrods y las fachadas señoriales de Kensington Road, los Kensington Gardens son la antesala del palacio del mismo nombre. Si todavía hay tiempo, se recomienda seguir hasta Holland Park , uno de los secretos mejor guardados de la capital británica.
El camino empieza con un bosque frondoso que de a poco se abre hasta llegar a un claro en el que algunos chicos practican críquet, mientras otros se acercan al ajedrez gigante o se dan una vuelta por el jardín de rosales.
Hacia el norte, en cambio, se destacan los paisajes de Regent’s Park , con su zoológico y su canal de agua por el que transcurren, silenciosos, los barcos de paseo.
Junto a los prados y las vistas arboladas, otro de los aciertos de esta ciudad en cuanto al aprovechamiento del espacio público son sus atractivos mercados callejeros. Aquí, la antigua tradición europea del comercio en las plazas se aggiorna para prácticamente todos los gustos.
A diez minutos a pie de Regent’s Park, el Camden Market es un buen comienzo: sobre las veredas se disponen los percheros de ropa. Unos turistas preguntan por las camisetas de distintas bandas punk y, otros, por los imanes con las fotos de la última boda real.
A la izquierda, en una de las galerías bajo el puente, están los puestos de decoración. Telas provenientes de la India y almohadones de reminiscencias victorianas se intercalan en el recorrido con artesanías hechas con diferentes materiales. También los mostradores de comida: desde un perfumado plato con curry (un clásico de la ciudad) hasta especialidades chinas, pizzas, shawarmas o un pastelito dulce preparado según alguna receta caribeña.
Mientras tanto, en medio del coqueto barrio de Notting Hill, brilla con luz propia el mercado de Portobello Road . Se destacan las antigüedades en las vidrieras de los locales y en los puestos callejeros, pero además es un buen lugar para conseguir algo de ropa vintage y para comprar frutas y vegetales.
Si el tiempo ayuda, no hay que dejar pasar la ocasión de comer en los pubs y bares con mesitas a la calle, que también suelen ser muy vistosos puertas adentro. El mercado queda cerca de los jardines de Kensington, a sólo cinco minutos de la estación de subte “Notting Hill Gate”, y conviene ir los días sábados.
A diferencia de los anteriores, el Borough Market se especializa en comidas de todo tipo y suele ser elegido por los oficinistas que trabajan cerca del puente de Londres. Se encuentra en la margen sur del río Támesis y es un verdadero edén gastronómico. Además de frutas, verduras y flores, hay opciones de comida étnica –hasta un puesto que vende empanadas argentinas–, salchichas, helados, quesos y platos orgánicos y vegetarianos (está abierto los días jueves, viernes y sábados).
Este sitio es ideal para hacer un alto y almorzar en medio de la recorrida por la zona céntrica de la ciudad. Un restaurante dispone sus mesas bajo las arcadas de metal para brindar sus especialidades en pescados y mariscos. La alternativa, sin embargo, es comprar en un puesto y almorzar –como hacen tantos londinenses– en los jardines de la lindera catedral de Southwark.
Del otro lado de la orilla, cruzando el área del Soho, el célebre predio Covent Garden es uno de los más concurridos puntos de encuentro. Allí funcionan el Apple Market y el Jubilee Market . Epicentro de elegantes locales de ropa y restaurantes, conserva sin embargo algo del encanto callejero y urbano que tienen los grandes solares de Europa.
Menos turísticos pero igualmente tradicionales, mercados como el de Spitalfields (al este de Londres, cerca de la estación Liverpool Street) o el de Brixton (junto a la estación del mismo nombre) son una buena opción para quienes tienen tiempo y quieren visitar un poco más. También se puede aprovechar el extenso parque de Clapham Common , que los sábados y domingos ofrece una magnífica postal de la vida suburbana londinense: chicos en los juegos, familias que van a la iglesia al tiempo que los últimos trasnochados regresan a sus casas después de largas horas en el pub y el club.
A los pies de todos ellos, el verde intenso y brillante de la vegetación inglesa.
martes
Metrotopia
Metrotopia: entre un vehículo eléctrico y tranvía
Un vehículo de una sola rueda que podría acoplarse a tranvías especiales para recargarse
18/02/2011 por Jorge Blancarte
El curioso vehículo que vemos en las imágenes es la invención de Simon Colabufalo, un diseñador australiano que tuvo la idea de crear un vehículo eléctrico biplaza de una sola rueda denominado Metrotopia.
Este vehículo completamente ecológico porta un motor eléctrico en la rueda, al igual que la batería. Al estar situados dichos componentes en la parte baja, el Metrotopia tendría excelente maniobrabilidad y estabilidad.
En cuanto al tema de la recarga, en lugar de estaciones especiales o la necesidad de instalar un equipo en casa, el diseñador contempló unos tranvías en donde el Metrotopia se acopla para poder recargarse e incluso viajar junto con el tranvía para moverse a otros lados sin la necesidad de manejar. La unidad acoplada al tranvía puede separarse en el momento que lo requiera para trasbordar a otra línea o seguir por su cuenta a su destino.
Colabufalo tuvo la idea de crear un vehículo de este tipo aprovechando la infraestructura tan amplia de líneas de tranvía que cruzan de extremo a extremo la ciudad de Melbourne, lugar de residencia del diseñador. En sus propias palabras según señala en su sitio web “Metrotopia es un vehículo biplaza que se mueve sobre una esfera rotatoria, lo que le confiere una gran maniobrabilidad en los espacios urbanos más angostos".
Aunque sólo es un proyecto, no cabe duda que es vehículo único que resolvería muchos de los problemas de autonomía quetienen los autos eléctricos al contar con esta infraestructura de tranvías que servirían como estaciones de recarga móviles.
PR
Buenos dias… Proxima estacion >> Lisboa.
Lisboa, dulce y melancólica
Un recorrido por la fascinante capital portuguesa, Entre monumentos, plazas y magníficos edificios. El colorido de sus históricos barrios, los reductos Del fado y las huellas de un pasado glorioso.
PorJosefina Mol. ESPECIAL PARA CLARIN 20/02/11
Alfama. El barrio más antiguo de la ciudad de Lisboa, fuente de inspiración de músicos y poetas.
Calles angostas que cruzan como sorpresas. Adoquines y pendientes, hacia arriba y hacia abajo. Techos rojos y traqueteo de tranvías. Y cerca de todo, el río Tajo –o Tejo, como lo llaman aquí– con su generoso estuario, y claro, el rumoroso mar. En Lisboa, como escribió Fernando Pessoa, “hombres, casas, piedras, letreros y cielo, somos una gran multitud amiga”. Y eso es lo que se respira en la plácida, antigua y bella capital de Portugal.
Esta es una de las pocas capitales europeas con río y mar, en la que el viajero no podrá abstraerse de su impresionante arquitectura, producto de siglos de historia y arte, que fueron plasmados en una diversidad de estructuras como plazas, castillos, iglesias y cientos de monumentos.
En esa urdimbre, el legendario tranvía es algo más que una atracción turística; es, por cierto, uno de los transportes más eficientes de la ciudad. Sus rutas establecidas marcan recorridos atractivos para los visitantes, pues a bordo de estos modernos tranvías se pueden recorrer los históricos barrios. Pero también es una ciudad muy cómoda para caminar.
Lisboa es una de las ciudades más bellas de Europa. Y en eso, mucho tiene que ver la música que la identifica: el nostálgico fado; el más genuino representante de la música popular de Portugal. El barrio de Alfama es el lugar a recorrer para los amantes del fado. “Vive en una calle de Alfama/ y la llaman madrugada/ pero ella, de tan alocada/ ni sabe cómo se llama”, le cantaba al barrio Amalia Rodríguez, la reina del fado. Algunos de los mejores reductos para escuchar fado: O Forcado, Café Luso, Casa do Fado, A Baiuca, A Severa y Adega Mesquita, entre otros tantos.
Influencias culturales
Los primeros pobladores de Lisboa fueron los fenicios, quienes la bautizaron Allis Ubbo, que significa “Puerto encantado”. Luego llegaron aventureros griegos y cartagineses. Pero a los portugueses les fascina la leyenda que dice que Lisboa fue fundada por Ulises, en su largo derrotero entre Troya y su patria, la amada Itaca. En épocas posteriores la cultivaron los romanos y tras la caída del Imperio, llegaron alanos, suevos y visigodos, quienes ocuparon la ciudad hasta que los musulmanes la conquistaron en el siglo VIII.
Influencias culturales
Los primeros pobladores de Lisboa fueron los fenicios, quienes la bautizaron Allis Ubbo, que significa “Puerto encantado”. Luego llegaron aventureros griegos y cartagineses. Pero a los portugueses les fascina la leyenda que dice que Lisboa fue fundada por Ulises, en su largo derrotero entre Troya y su patria, la amada Itaca. En épocas posteriores la cultivaron los romanos y tras la caída del Imperio, llegaron alanos, suevos y visigodos, quienes ocuparon la ciudad hasta que los musulmanes la conquistaron en el siglo VIII.
Tanta historia debía quedar registrada en sus calles, sus edificaciones, sus templos, y algo de eso se respira en la antigua Lisboa que en 1147 pasó a manos cristianas, y que a finales de 1400 se convirtió en el bastión de la ruta marítima hacia la India, con lo que alcanzó su etapa de mayor esplendor.
En esa época de gran desarrollo económico, y convertida ya en imperio colonial, Portugal desplegó el estilo manuelino (corriente estética que se desarrolló en el reinado de Manuel I de Portugal entre 1495 y 1521), cuya arquitectura dejó marcas en todo el territorio. Por doquier el visitante se tropieza con bellos decorados en azulejos –reveladores de la herencia cultural de la dominación árabe–, a lo que se suma la gran preponderancia de la mayólica italiana.
Barrios legendarios
Como en todas las ciudades antiguas, Lisboa ofrece cantidad de rincones tan bellos y misteriosos, que sería imposible registrarlos en una guía turística; por eso, el mejor consejo es recorrerla y descubrir con los propios ojos.
Barrios legendarios
Como en todas las ciudades antiguas, Lisboa ofrece cantidad de rincones tan bellos y misteriosos, que sería imposible registrarlos en una guía turística; por eso, el mejor consejo es recorrerla y descubrir con los propios ojos.
El barrio de Alfama es una de las esencias de Lisboa; un pueblo inmerso en la capital de una nación donde todos se conocen y se saludan. José Saramago se declaraba un enamorado del barrio y aconsejaba perderse por sus “callejones inquietantes”. Sus calles estrechas son encantadoras y las casas apretadas bajan desde una de las siete colinas verdes y parecen hundirse en un mar salpicado de barcos de pescadores. Las calles de Alfama están protegidas por santos a los que se puede descubrir en pequeños paneles colocados a la entrada de las casas. Ellos son los que dan aliento para seguir caminando por esas calles que suben y bajan.
Reconstruido después del terremoto del 1755, La Baixa es el barrio más céntrico. De estilo clásico, tiene calles geométricas y fachadas cubiertas de azulejos. Desde la Plaza de Comercio, un espacio abierto que da al río Tajo, pasando por el arco que da a la rua Augusta, se puede tomar el tranvía que va al Castelo.
Antes, es recomendable visitar la Catedral Sé. Este templo, mezcla de arquitectura gótica y románica, tiene aspecto de edificio defensivo. Lo curioso es que sus muros se levantaron sobre una antigua mezquita. De la parte superior de las torres gemelas se tiene una panorámica imperdible de la serena Lisboa.
El Chado o Barrio Alto es un vecindario del siglo XVI, de aspecto melancólico, rozando el romanticismo. Sus fachadas de azulejos cuentan pequeñas historias y las calles se empinan como desafíos. Bien lo valen; desde las alturas se respira el mar y se consiguen las mejores vistas para fotografías inolvidables. La Casa del pintor Ferreira das Tabuletas, uno de los artistas de azulejos más representativos del siglo XIX, es hoy un museo muy visitado. Conocido por haber iniciado su carrera artística pintando tabuletas (tablillas o placas con indicaciones de interés público), Ferreira vivió en un edificio de azulejos en una gama de colores entre el sepia y el amarillo, con un frontón triangular y el ojo de la providencia acompañado por la estrella de cinco puntas. Flanqueando las ventanas centrales del edificio, alineadas en vertical, hay seis figuras alegóricas en hornacinas, vestidas con atuendos de la época clásica, que representan la ciencia, la agricultura, la industria y el comercio; y dos elementos naturales como la tierra y el agua.
La colina más alta
En la cima de la mayor colina de la ciudad está el Castelo de Sao Jorge, del siglo VI. Además de apreciar su belleza, el visitante disfrutará del movimiento del río, de los delicados puentes y de las colinas que asoman como una promesa.
Si el cansancio sorprende en las cercanías de la Plaza de Rossio (ver Imperdible 1) nada mejor que gratificarse en esa animada zona de la ciudad con el típico bica, un café fuerte. En las mesas de los bares, sembradas en las veredas, dejan pasar las horas los vecinos, los paseantes y los peregrinos.
La Plaza de Comercio, sirve de eje a la hora de elegir posibles itinerarios, como el que corre paralelo al río, rumbo a la zona de Belém. En ese recorrido, la primera parada es el renacido mercado da Ribeira que, tras su última restauración, se ha convertido en un espacio multifunción.
En la planta baja abundan los puestos de frutas y verduras; y en la alta, tiendas modernas de artesanías, en sintonía con el espíritu del barrio de al lado: Santos Design District, el más fashion de toda la ciudad.
Río abajo, donde el Tajo se funde con el mar, asoma el barrio de Belem, que concentra, en un reducido espacio, algunos de los monumentos más importantes de Lisboa.
El monasterio Los Jerónimos de Belem está considerado una joya arquitectónica. La decoración exterior está adornada por piedra, tiene amplias galerías abiertas y torres de vigilancia en estilo arábigo. Allí se puede admirar la cruz de la orden de Cristo y elementos naturalistas, características del estilo manuelino.
La estructura está formada por la torre y el baluarte. En los ángulos del piso inferior de ambos sobresalen torrecillas cilíndricas coronadas por cúpulas con forma de gajos de naranja y decoradas en cantería de piedra.
Muy cerca del monasterio se erige Pasteis de Belem, un monumento a la pastelería donde también sirven café. Allí se encuentran los deliciosos pasteles de Belem recién hechos. Los ofrecen calentitos; irresistibles.
Rincones de arte
En el barrio de Santos, los últimos jueves de cada mes reluce la creatividad y la originalidad. Las escuelas de diseño ocupan un lugar destacado; los alumnos tienen la posibilidad de mostrar sus trabajos en las diversas tiendas: piezas únicas de diseño, a precios especiales. Al final de la tarde, en el teatro A Barraca se puede tomar un aperitivo al son del fado.
La colina más alta
En la cima de la mayor colina de la ciudad está el Castelo de Sao Jorge, del siglo VI. Además de apreciar su belleza, el visitante disfrutará del movimiento del río, de los delicados puentes y de las colinas que asoman como una promesa.
Si el cansancio sorprende en las cercanías de la Plaza de Rossio (ver Imperdible 1) nada mejor que gratificarse en esa animada zona de la ciudad con el típico bica, un café fuerte. En las mesas de los bares, sembradas en las veredas, dejan pasar las horas los vecinos, los paseantes y los peregrinos.
La Plaza de Comercio, sirve de eje a la hora de elegir posibles itinerarios, como el que corre paralelo al río, rumbo a la zona de Belém. En ese recorrido, la primera parada es el renacido mercado da Ribeira que, tras su última restauración, se ha convertido en un espacio multifunción.
En la planta baja abundan los puestos de frutas y verduras; y en la alta, tiendas modernas de artesanías, en sintonía con el espíritu del barrio de al lado: Santos Design District, el más fashion de toda la ciudad.
Río abajo, donde el Tajo se funde con el mar, asoma el barrio de Belem, que concentra, en un reducido espacio, algunos de los monumentos más importantes de Lisboa.
El monasterio Los Jerónimos de Belem está considerado una joya arquitectónica. La decoración exterior está adornada por piedra, tiene amplias galerías abiertas y torres de vigilancia en estilo arábigo. Allí se puede admirar la cruz de la orden de Cristo y elementos naturalistas, características del estilo manuelino.
La estructura está formada por la torre y el baluarte. En los ángulos del piso inferior de ambos sobresalen torrecillas cilíndricas coronadas por cúpulas con forma de gajos de naranja y decoradas en cantería de piedra.
Muy cerca del monasterio se erige Pasteis de Belem, un monumento a la pastelería donde también sirven café. Allí se encuentran los deliciosos pasteles de Belem recién hechos. Los ofrecen calentitos; irresistibles.
Rincones de arte
En el barrio de Santos, los últimos jueves de cada mes reluce la creatividad y la originalidad. Las escuelas de diseño ocupan un lugar destacado; los alumnos tienen la posibilidad de mostrar sus trabajos en las diversas tiendas: piezas únicas de diseño, a precios especiales. Al final de la tarde, en el teatro A Barraca se puede tomar un aperitivo al son del fado.
Lisboa ofrece una variada oferta de museos. Las siempre sorprendentes colecciones de arte Oriental, que proceden de Egipto o Siria, la espada del conquistador Vasco de Gama y el hidroavión que hizo la primera travesía sobre el océano Atlántico, son solo algunos de estos atractivos.
En la Fundación Calouste Gubelkian, en el Parque de Santa Gertrudes, se pueden contemplar unas 1.000 piezas de las 6.000 que componen la colección: arte egipcio, grecorromano, islámico, chino y japonés. Además, obras de pintores como Rembrandt, Rubens, Hubert Robert, Edouard Manet y Edgar Degas, entre otros. Además del Museo Nacional de Arte Antiguo, Lisboa ofrece algunas curiosidades como el Museo de Carruajes, el Museo del Azulejo o el Museo de la Marina. Y en la Baixa, bajando por la peatonal Rua Augusta, hay un rincón artístico de vanguardia.
Hacia la Plaza de Comercio, el tranvía 15E, que va hacia Belem, conduce hasta el edificio Transboavista VPF donde hay exposiciones de arte contemporáneo, performances y video instalaciones en forma permanente. También en el Centro cultural de Belem, frente a la Praca do Imperio, brilla el arte contemporáneo. El Museo Berardo muestra las mejores expresiones de las vanguardias portuguesas con piezas de Bacon y Warhol, entre otros.
Desde la remodelación de los antiguos muelles, junto al Puente 25 de Abril, la noche de Lisboa ha cambiado. Antaño algo provinciana y aburrida, hoy ofrece una gran movida, con restaurantes y locales de copas, abiertos hasta la madrugada.
Desde la remodelación de los antiguos muelles, junto al Puente 25 de Abril, la noche de Lisboa ha cambiado. Antaño algo provinciana y aburrida, hoy ofrece una gran movida, con restaurantes y locales de copas, abiertos hasta la madrugada.
Muchos restaurantes con terrazas al aire libre miran hacia un pequeño y coqueto puerto deportivo. También hay varios boliches que invaden el aire con su música, todos abiertos hasta esos amaneceres de ensueño que cada día despiertan al milagro de esta ciudad.
Melancólica, mágica, inolvidable. Así es Lisboa.
Melancólica, mágica, inolvidable. Así es Lisboa.
Sintra, un mágico pueblo entre las serranías
Clarin 19/02/11
De cuento. El Palacio Nacional Da Pena, un ícono de la bella Sintra.
Habrá que prestarle atención al hombre, que algo sabía de su país. En su libro “Viaje a Portugal”, José Saramago escribió: “Todos los caminos conducen a Sintra. El viajante baja los peldaños irregulares que se embreñan en la mata, las alamedas profundas, y entra en el reino del silencio”. La pequeña ciudad de 400 mil habitantes –que durante siglos fue elegida como lugar de veraneo de los monarcas que gobernaron el país– está a sólo 30 kilómetros de Lisboa. Un buen punto de partida de la recorrida por la ciudad es el Castelo dos Mouros, situado en una de las cumbres de la Serra de Sintra y a tres kilómetros del centro histórico de la ciudad. Esta construcción medieval fue realizada por los árabes en los siglos VIII y IX, durante la invasión de la península ibérica. Aún hoy se pueden ver vestigios de aquella época, como portones románicos y frescos. Desde ese castillo rodeado de un macizo rocoso, se obtienen las panorámicas más privilegiadas de la ciudad y hasta del Atlántico. Otro de los puntos altos de la visita a Sintra –quizá la verdadera joyita de la ciudad– es el Palacio Nacional da Pena. Esta majestuosa construcción asentada sobre peñascos tiene una historia particular. Fue construido en 1836 por orden del príncipe de Portugal, Fernando II, quien quedó enamorado del lugar apenas lo vio. El palacio, elegido como una de las Siete Maravillas de Portugal, presenta una mezcla de estilos arquitectónicos, que van desde neogótico al neoislámico, pasando por el neorrenacentista y el colonial. En una tranquila caminata, se pueden recorrer todos los espacios de esta lujosa construcción, las murallas exteriores, el patio de los arcos y la zona palaciega.
Verdadera ciudad emblema de palacios y conventos, la Quinta de la Regualeira –Patrimonio Mundial de la Unesco– es otro de los imperdibles de la ciudad. Con influencias góticas y renacentistas, es una preciosa mansión que impacta. En el palacio se recorren unas cuatro hectáreas de jardines, lagos y grutas. También se puede ver la Capilla de la Santísima Trinidad y bajar a la cripta.
Por último, el Palacio Nacional de Sintra es un buen punto final para el recorrido de cuentos de hadas. Construido en el siglo XVI y con dos grandes chimeneas cónicas como símbolo, el lugar pertenece actualmente al Estado y es sede de las más diversas actividades culturales. Vale la pena recorrer los corredores y la zonas organizadas en torno a los patios y tejados a cuatro aguas.
El excelente final del recorrido puede ser una parada en algunos de los numerosos restaurantes para disfrutar de la gastronomía portuguesa. Al ser un destino de playa, se encuentra una gran variedad de pescados y mariscos frescos. Una especialidad: la caldeirada de merluza. Además, entre los platos tradicionales están el Lechón de Negrais, una delicia crujiente; el cabrito y la ternera asada. Entre los postres típicos se destacan la queijada (pasteles de queso), las nueces de galamares y las compotas. Todo se acompaña con un buen vino de Colares.
También vale la pena visitar el Museo del Juguete, donde se pueden observar desde soldaditos de plomo hasta la siempre rubia Barbie. El lugar es resultado del minucioso trabajo del mimo João Abués Moreira, que recopiló más de 20 mil objetos.
No sólo Saramago elogió la belleza y la exuberancia de Sintra. El poeta Luís de Camões también se inspiró en estas tierras: “Y en las sierras de la Luna conocidas / subyuga la fría Sintra, el duro brazo/ Sintra donde las Náyades escondidas/ En las fuente van huyendo al dulce lazo/ Donde amor las enreda suavemente / En las aguas encendiendo fuego ardiente”.
Habrá que escuchar a los maestros. Y lanzarse a descubrir a la bella y mítica ciudad, llena de palacios, misterios e historias.
domingo
Londres y Bath, las reinas turísticas de Gran Bretaña
TiempoArgentino 30-ene-2011
Inglaterra (Reino de Inglaterra hasta su fusión con Escocia en 1707) es el más grande y más densamente poblado de los países constituyentes del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Sus habitantes corresponden al 83% de la población del Reino Unido. El territorio se encuentra rodeado del Mar del Norte, Mar de Irlanda, Océano Atlántico y el Canal de la Mancha.
Es frecuente el uso erróneo de Inglaterra como sinónimo de Gran Bretaña o del Reino Unido (opción que puede resultar ofensiva para irlandeses, escoceses, galeses, y norirlandeses).
La bandera inglesa es la Cruz de San Jorge. Es una cruz roja sobre fondo blanco, que también forma parte de las banderas de las provincias de Aragón, la bandera de Barcelona, y el escudo de la ciudad de Milán.
Londres: la capital inglesa es una fuente inagotable de atracciones turísticas. Desde ya, el Big Ben y el Palacio de Buckingham son inevitables para quien hace turismo en Inglaterra, pero hay mucho más en Londres para que el turista se entretenga.
Tiendas comerciales: entre las 30 mil tiendas que Londres ofrece para realizar sus compras, las ubicadas en Bond Street son las que gozan de mayor prestigio. Junto con ellas también son muy populares las tiendas ubicadas en Camden, Notting Hill o Brick Lane.
Torre de Londres: comenzada a construir en el año 1078, es actualmente una de las fortalezas del mundo antiguo más famosas del mundo.
Esta Torre ha sido un palacio, una cárcel, un zoológico y, de cierta forma, aún es todo eso ya que los vestigios de las fieras, la elegancia de la nobleza y el lamento de los prisioneros quedaron inscriptos en su indestructible estructura. Las visitas a la Torre (Tower of London) se realizan de 10 a 17 todos los días a un costo de entrada de 16.50 libras para los adultos y 9.50 para los niños.
The London Eye: la nueva Londres tiene como emblema el London Eye, una rueda de observación que resulta ser la más grande del mundo. Con una duración de 30 minutos, desde allí su puede divisar los puntos clave de la capital inglesa sobre una rueda que combina el interés turístico, el emblema de una ciudad y el entretenimiento de un parque de diversiones. Esta fantástica rueda tiene un costo de 15.50 libras para los adultos, 7 para los niños y gratuita para los niños menores de 5 años.
Tate Modern: es el museo de arte moderno de mayor importancia en Inglaterra y uno de los más visitados por quienes realizan turismo en Inglaterra. El edificio que antes pertenecía a una central eléctrica tiene un estilo contemporáneo muy moderno que en su interior presenta una exposición permanente del arte del siglo XX con cuadros de Picasso, Dalí, Warhol, entre otros. La entrada es gratuita excepto que haya alguna exposición temporal. El horario del Tate Modern es de domingo a jueves de 10 a 18 y viernes y sábado de 10 a 22.
Museo Británico: el museo de antigüedades más famoso del mundo presenta una colosal arquitectura y un diseño originales del año 1759. A partir de la inauguración del Gran Atrio de Isabel II en el año 2000, el Museo Británico ha recobrado un interés turístico especial. Horario: todos los día de 10 a 17:30 con entrada gratuita.
Es frecuente el uso erróneo de Inglaterra como sinónimo de Gran Bretaña o del Reino Unido (opción que puede resultar ofensiva para irlandeses, escoceses, galeses, y norirlandeses).
La bandera inglesa es la Cruz de San Jorge. Es una cruz roja sobre fondo blanco, que también forma parte de las banderas de las provincias de Aragón, la bandera de Barcelona, y el escudo de la ciudad de Milán.
Londres: la capital inglesa es una fuente inagotable de atracciones turísticas. Desde ya, el Big Ben y el Palacio de Buckingham son inevitables para quien hace turismo en Inglaterra, pero hay mucho más en Londres para que el turista se entretenga.
Tiendas comerciales: entre las 30 mil tiendas que Londres ofrece para realizar sus compras, las ubicadas en Bond Street son las que gozan de mayor prestigio. Junto con ellas también son muy populares las tiendas ubicadas en Camden, Notting Hill o Brick Lane.
Torre de Londres: comenzada a construir en el año 1078, es actualmente una de las fortalezas del mundo antiguo más famosas del mundo.
Esta Torre ha sido un palacio, una cárcel, un zoológico y, de cierta forma, aún es todo eso ya que los vestigios de las fieras, la elegancia de la nobleza y el lamento de los prisioneros quedaron inscriptos en su indestructible estructura. Las visitas a la Torre (Tower of London) se realizan de 10 a 17 todos los días a un costo de entrada de 16.50 libras para los adultos y 9.50 para los niños.
The London Eye: la nueva Londres tiene como emblema el London Eye, una rueda de observación que resulta ser la más grande del mundo. Con una duración de 30 minutos, desde allí su puede divisar los puntos clave de la capital inglesa sobre una rueda que combina el interés turístico, el emblema de una ciudad y el entretenimiento de un parque de diversiones. Esta fantástica rueda tiene un costo de 15.50 libras para los adultos, 7 para los niños y gratuita para los niños menores de 5 años.
Tate Modern: es el museo de arte moderno de mayor importancia en Inglaterra y uno de los más visitados por quienes realizan turismo en Inglaterra. El edificio que antes pertenecía a una central eléctrica tiene un estilo contemporáneo muy moderno que en su interior presenta una exposición permanente del arte del siglo XX con cuadros de Picasso, Dalí, Warhol, entre otros. La entrada es gratuita excepto que haya alguna exposición temporal. El horario del Tate Modern es de domingo a jueves de 10 a 18 y viernes y sábado de 10 a 22.
Museo Británico: el museo de antigüedades más famoso del mundo presenta una colosal arquitectura y un diseño originales del año 1759. A partir de la inauguración del Gran Atrio de Isabel II en el año 2000, el Museo Británico ha recobrado un interés turístico especial. Horario: todos los día de 10 a 17:30 con entrada gratuita.
Los baños romanos originales, únicos en Inglaterra
Bath: a sólo dos horas de Londres se encuentra esta ciudad, llamada así porque hace 2000 años era utilizada por los romanos como baños termales. Desde el reciente nombramiento de la ciudad como Patrimonio histórico de la Humanidad (UNESCO) y la reapertura de los baños termales (únicos en toda Inglaterra), la afluencia de turistas a la ciudad se ha incrementado a tal punto que se ha convertido en uno de los destinos favoritos dentro del turismo en Inglaterra. Hay que destacar la gran cantidad de hoteles y spa que ofrecen baños termales, pero principalmente que se conservan en excelente estado los baños romanos originales, una atracción histórica de primera importancia.
Canterbury: desde que en el 597 se ha reinstaurado el cristianismo en la ciudad, Canterbury se ha convertido en uno de los mayores sitios de peregrinaje de Inglaterra. La espectacular catedral que gobierna los cielos de Canterbury, junto con otros edificios cristianos del Medioevo se han convertido en Patrimonio de la Humanidad (UNESCO).
Catedral de Canterbury: la imponente catedral medieval que comienza su historia cuando San Agustín llega a Canterbury a evangelizar a la población es la más importante atracción turística y religiosa de la ciudad. El precio de la entrada es de 7 libras y el horario de visita es de lunes a sábados de 09:00 a 16:30 y los domingos de 12:30 a 14:00. El viernes Santos, la víspera de Navidad y Navidad permanece cerrada al público turístico.
Canterbury: desde que en el 597 se ha reinstaurado el cristianismo en la ciudad, Canterbury se ha convertido en uno de los mayores sitios de peregrinaje de Inglaterra. La espectacular catedral que gobierna los cielos de Canterbury, junto con otros edificios cristianos del Medioevo se han convertido en Patrimonio de la Humanidad (UNESCO).
Catedral de Canterbury: la imponente catedral medieval que comienza su historia cuando San Agustín llega a Canterbury a evangelizar a la población es la más importante atracción turística y religiosa de la ciudad. El precio de la entrada es de 7 libras y el horario de visita es de lunes a sábados de 09:00 a 16:30 y los domingos de 12:30 a 14:00. El viernes Santos, la víspera de Navidad y Navidad permanece cerrada al público turístico.
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