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miércoles

Reserva Ecológica

Reabrieron la entrada original en Costanera Sur
Una restauración que llevó 12 años. Está en el espigón Plus Ultra, frente a la fuente de Lola Mora
Clarin 19-11-2014

La entrada por el espigón Plus Ultra, de nuevo protagonista. (Lorena Lucca)

El Gobierno porteño inauguró ayer las obras de recuperación del espigón Plus Ultra, que tras 12 años vuelve a ser el principal acceso a la Reserva Ecológica de Costanera Sur y ahora podrá ser aprovechado como un parque por miles de vecinos.

En el acto, el jefe de Gobierno Mauricio Macri aseguró que “todos los fines de semana nos están visitando aquí alrededor de 30 mil personas y espero que pronto dupliquemos ese número”.

El paseo, que hasta la década del 70 entraba en las aguas del Río de la Plata, queda en el cruce de la avenida Achával Rodríguez y la calle Padre Migone, frente a la fuente Las Nereidas, de Lola Mora. Allí realizaron trabajos de parquización y limpieza, cambios de veredas, recuperación de bancos y rejas perimetrales, y mejoras en la iluminación. También restauraron la estatua de Icaro, que estaba dañada por el vandalismo.

Además, fueron habilitadas como espacio público unas 16 hectáreas donde antes funcionó un obrador de una empresa, y que ahora se sumarán a las 350 hectáreas de la Reserva Ecológica.
El Espigón fue construido en 1918. Diez años después lo bautizaron Plus Ultra en honor al hidroavión de la Aeronáutica Militar española que en febrero de 1926 había logrado unir por primera vez España con Buenos Aires sobrevolando el Océano Atlántico.


martes

Costanera Sur

La Costanera Sur recupera su histórico espigón tras 12 años de abandono.

Luego de 12 años reabrirán el espigón Plus Ultra de la Reserva Ecológica. Fue un paseo muy popular durante la primera mitad del siglo XX.

Luego de 12 años reabrirán el espigón Plus Ultra de la Reserva Ecológica. Fue, junto a la Costanera Sur, un paseo muy popular durante la primera mitad del siglo XX. Fuente Perfil

18-11-14 Perfil 

Después de permanecer cerrado durante 12 años, el Espigón Plus Ultra volverá a funcionar como la entrada principal a la Reserva Ecológica Costanera Sur de la Ciudad de Buenos Aires. Nombrado así en honor del primer avión que cruzó el atlántico desde España hasta la Argentina en 1925, el espigón fue punto de encuentro para las familias que se acercaron durante décadas a bañarse en las aguas del río de la Plata y utilizaron sus instalaciones para cambiarse y ducharse. Sin embargo, la pasividad de las autoridades y el mal uso de la gente deterioraron uno de los más bellos paseos del Sur de la ciudad.

El espigón cumplía la función de mirador al Río de la Plata, cuyas aguas llegaban hasta las escalinatas de la parte inferior de la construcción. Allí también estaban los vestuarios, donde los bañistas se cambiaban antes y después de nadar en el río. Pero, a partir de la década del 50, el deterioro en la calidad del agua llevó a que los porteños dejasen de bañarse en el río. Así, comenzó un gradual abandono del lugar.

La situación empeoró a partir de 1978, cuando empezaron a volcarse escombros en la ribera. Como resultado, las aguas del río perdieron terreno en manos de un relleno donde comenzó a crecer la vegetación. De esta manera, el Espigón dejó de estar en contacto con la costa y a su alrededor empezaron a crecer los primeros pastizales. Esta situación favoreció la posterior ocupación de los vestuarios, que fueron intrusados por distintas personas que se asentaron en el lugar

Este paseo histórico está ubicado en la intersección de la avenida Achaval Rodríguez y la calle Padre M. L. Migone, justo frente a la Fuente de Las Nereidas de la artistas Lola Mora. Los trabajos del Plan de Recuperación del Espigón Plus Ultra, que requirieron una inversión de 1 millón de pesos iniciaron para solucionar los distintos problemas de seguridad, vinculados al deterioro estructural y a la intrusión, que llevaron a su cierre en el año 2002.

sábado

Espacios verdes: Buenos Aires, casi la peor de América latina

Si bien no llegamos al valor recomendado, hemos mejorado un poco! 
Con el compromiso de todos (nuestro y del estado) se puede!

Espacios verdes: Buenos Aires, casi la peor de América latina
Con 6,2 m2 por habitante, sólo supera a Lima entre las grandes urbes
Por Laura Rocha  | LA NACION 19-05-14

 
Si se compara la cantidad de espacios verdes por habitante que tiene respecto de otras capitales de América latina, Buenos Aires pierde por goleada: en un ranking de 10 ciudades elaborado por ONU Hábitat, en el que están incluidas México DF, San Pablo y Santiago, de Chile, quedó en penúltimo lugar, con 6,2 metros cuadrados por habitante. Sólo Lima está detrás, con 2 metros cuadrados.

Para los expertos, no es un tema menor: la calidad de vida en una metrópolis está relacionada directamente con la cantidad de espacios verdes y públicos con los que cuentan sus habitantes.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), debería haber entre 10 y 15 metros cuadrados de espacio verde por persona. Como el 80% de la población de América latina vive en ciudades, este déficit se torna mucho más preocupante.

Buenos Aires alcanzó ese porcentaje sumando todos los espacios con rincones verdes, incluidos parques, plazas, jardines y canteros. De hecho, los vecinos que se oponen al nuevo proyecto para instalar bares en parques y plazas de la ciudad creen que esta política va en detrimento de la cantidad de espacios verdes públicos.

Sin embargo, la postura del gobierno porteño no coincide con este argumento. En un documento publicado por el área de Planeamiento, la administración destaca la ampliación, en metros cuadrados, de espacios públicos. "Para 2008, los espacios públicos ocupaban 6,5% del total [de la superficie de la ciudad], 13.236.217,0 m2; de ellos, los espacios verdes representaban el 66,2% y ocupaban una superficie de 8.764.834,2 m2. Mientras que en 2012 encontramos que los espacios públicos ocupan el 6,9% de la superficie total de la Capital, 13.927.001,1 m2, de los cuales 9.246.471,5 m2 corresponden a espacios verdes", se especifica.

Si bien es cierto que la superficie verde ha aumentado desde 1995, cuando Buenos Aires apenas tenía 2,5 m2 por habitante, el crecimiento interanual es lento para llegar hasta los deseables 10 m2 por habitante.

"En Buenos Aires prosperó, desde mediados del siglo XIX, la idea de apostar a la industrialización y al aumento de población, lo que conllevó un mayor hacinamiento. Pero también hay que destacar que desde hace varios años las administraciones incluyen en sus políticas la idea de sumar espacios verdes", explicó Andrés Borthagaray, arquitecto especializado en política urbana.

"Es difícil hacer comparaciones en general. También es verdad que algunas ciudades tienen una geografía que les mejora el promedio. Hay algunas ciudades que tienen los frentes costeros bastante integrados, como Montevideo, Río de Janeiro y Lima, que intenta mejorar ese promedio. Nosotros hacemos un esfuerzo, pero no terminamos de incorporarlos como espacios verdes", indicó.

La distribución de los espacios verdes también aparece desigual dentro de la propia ciudad. Los barrios que poseen mayor cantidad de superficie por habitante son la comuna 1 (Puerto Madero, San Nicolás, Retiro, Monserrat, San Telmo y Constitución) y la comuna 8 (Villa Lugano, Villa Soldati y Villa Riachuelo), con 23 metros cuadrados. En el primer caso, influyen la Costanera Sur y los parques de Puerto Madero; en el segundo, el parque Indoamericano. Mientras que la peor parte se la llevan las comunas 3 (Balvanera y San Cristóbal) y 5 (Almagro y Boedo), donde apenas hay unos 0,4 m2 por cada habitante.

Respecto del espacio público, que no necesariamente es verde, "los de mayor extensión que se han incorporado en los últimos cinco años se encuentran en los parques de la Costanera Norte; en el eje sur de la Capital, el Camino de Sirga, que bordea el Riachuelo, y en el área central, las ciclovías como las de las calles Perón, Valle y Billinghurst. Mientras que aquellos de menor tamaño se encuentran en la zona oeste de la ciudad", indica el informe oficial. La peatonalización del microcentro es una gran apuesta de la gestión macrista para recuperar espacio público.

Durante el Foro Urbano Mundial realizado en Medellín el mes pasado, la seguridad, el acceso a servicios públicos, la movilidad y el espacio público fueron declarados primordiales para lograr la equidad. Joan Clos, director ejecutivo de ONU-Hábitat, señala que "sin estos recursos espaciales donde pueden ocurrir los intercambios personales, culturales y económicos, las ciudades se convierten en lugares de exclusión, prohibición, degradación ambiental y esterilidad económica".

ÁREAS PROTEGIDAS

Por otra parte, la ciudad tiene tres áreas protegidas: la Reserva Ecológica de la Costanera Sur, la más grande, y con dos nuevas creadas por ley a fines de 2012; Costanera Norte y la urbanización Parque Lugano.

La reserva de Costanera Norte es más pequeña que la del Sur -tiene 18 hectáreas contra 360 de la primera- y aporta una gran diversidad natural, con más de 400 especies de plantas y animales. Además, tiene un humedal pantanoso conectado con el río, una zona de bosque nativo y un pastizal.

También forma parte del corredor de biodiversidad costero que une el delta del Paraná con las reservas de Ribera Norte, en San Isidro; la de Vicente López, la Costanera Sur y Punta Lara, en Ensenada. Para la misma época, se creó otra área protegida en el parque Roca, entre las avenidas Escalada y 27 de Febrero, y el arroyo Cildáñez.

domingo

BA segunda reserva ecológica



Buenos Aires ya tiene su segunda reserva ecológica
POR SILVIA GÓMEZ
15/12/12 Clarin

Lo decidió la Legislatura para 18 hectáreas ubicadas detrás de Ciudad Universitaria. Allí viven más de 400 especies de plantas y animales. Buscan conservar el ecosistema de la ribera del Plata

Así está hoy. El humedal se encuentra detrás de los pabellones de Arquitectura y de Ciencias Exactas y Naturales de Ciudad Universitaria./JUAN JOSE TRAVERSO

La Ciudad tiene desde ayer una nueva reserva ecológica . Es el “Parque Natural y Area de Reserva Ecológica Ciudad Universitaria”. O Costanera Norte, como ya es conocida por muchos vecinos. Está ubicada detrás de Ciudad Universitaria, en el barrio de Núñez. Y a partir de la ley que votó ayer en una maratónica sesión la Legislatura (ver página 69), el Gobierno porteño y la Universidad de Buenos Aires implementarán un plan de manejo para preservar su patrimonio natural y paisajístico.

A diferencia de Costanera Sur –que tiene 360 hectáreas–, la Norte llega a apenas 18, pero con una riqueza vital para la biodiversidad. Según un relevamiento realizado por investigadores, docentes y alumnos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, hay más de 200 especies de plantas y un número similar de animales. Un pequeño tesoro natural a unos pocos minutos del Obelisco.

“La reserva tiene importancia en cuanto a la conservación del ecosistema de lo que se conoce como ribera platense. Pero además es uno de los últimos humedales en la Ciudad, porque los de Costanera Sur prácticamente se han secado”, explicó a Clarín Marcelo Gabensky, de Birding Buenos Aires. El es guía de observación de aves en sitios urbanos y lleva años recorriendo Costanera Norte. “Hay reptiles, tortugas acuáticas, nutrias y una diversidad de aves muy interesante. Y es importante que los vecinos la visiten porque así desalientan a quienes van a cazar pájaros o a quienes tiran basura”, contó preocupado.

Esta nueva Reserva Ecológica pasará a formar parte del corredor de biodiversidad costero que une al delta del Paraná con las reservas de Ribera Norte, en San Isidro, la de Vicente López, Costanera Sur y Punta Lara, en Ensenada.

El legislador porteño Adrián Camps (Proyecto Sur) impulsó el proyecto y trabajó junto a ONG ambientalistas y vecinales, pero también con la UBA y el Ministerio de Ambiente de la Ciudad. “Por primera vez en mucho tiempo pudimos elaborar una ley de manera colectiva, fue muy interesante. Sobre todo teniendo en cuenta que es un tema complejo, ya que los terrenos no son de la Ciudad sino de la Universidad”, contó Camps.

Ahora se deberá formar una comisión para estudiar de qué manera se implementa y se financia el plan de manejo que fue elaborado en 2007 por la Universidad de Buenos Aires, el Gobierno porteño y diversas Organizaciones No Gubernamentales relacionadas con el medio ambiente y la protección. Por ejemplo, hay que dotar al paseo de iluminación y seguridad, además de mantener el nivel de agua en el humedal.

A fines de noviembre la Legislatura también votó la protección del Lago de Lugano, ubicado en el Parque Roca. Aunque no creó allí una reserva ecológica, se limitó la construcción en la costa del lago y la Ciudad tiene la obligación de inventariar las especies de flora y fauna –hay 70 especies de aves – y proteger el ecosistema actual.

miércoles

Reserva Ecologica.

El río que ocultamos


Desde el siglo XVIII la ciudad se empeñó en construir parques, puertos y estaciones que nos alejan de nuestro espejo de agua fundacional y de la pregonada identidad rioplatense.

Por Miguel Jurado
Editor Adjunto Arq
19/10/11 Clarin.


Buenos Aires tenía un río, y era el más ancho del mundo. Ahora, preguntale a cualquier porteño cuántas veces en la semana ve el agua. Pocas, poquísimas veces vemos el río que Tata Dios nos regaló. ¿Por qué? Porque nos encargamos de ocultarlo con cuanta cosa tuvimos a mano. No quiero empezar con la típica enumeración de las virtudes de otras ciudades y de cómo ellos sí aprovecharon sus ríos. Primero, porque las comparaciones son odiosas, y segundo, porque Buenos Aires y su río son tan particulares que no creo que haya nada comparable.

 
Para empezar, el Río de la Plata tiene un lecho barroso en lugar de arenoso, como sí tiene la orilla uruguaya. Misterios geológicos aparte, lo cierto es que a nadie le gusta el barro. Pero esa no es la razón por la que el río está cada vez más lejos de la gente. Para empezar, sucesivos rellenos fueron empujando la ribera lejos de sus barrancas naturales. Esas barrancas todavía se puede distinguir en Parque Lezama, en Plaza San Martín, Plaza Francia y Barrancas de Belgrano. Y, por supuesto, debajo de un montón de edificios y calles. Todo lo demás, la parte plana que va de la barranca a la ribera actual, era el lecho natural del río; cuando no, un fangoso pantanal.

 
Bueno, ahora, todo eso está atiborrado de instalaciones, algunas positivas y, muchas, negativas. A veces, ese espacio está ocupado por el Parque Tres de Febrero, el Hipódromo de Palermo, el Rosedal, la cancha de River, plazas y plazoletas de distinto tamaño y demás. Esa es la parte que podría contribuir a tener más contacto con el río. Pero hay otro tipo de equipamiento moderno que parece haber sido puesto con el único propósito de quitarnos el río. La Estación Retiro con todos sus trenes, Aeroparque, la avenida Lugones y la enorme Planta San Martín de Obras Sanitarias, son sólo una muestra de la persistente manía de alejarnos del agua.


Hay algunos casos patológicos. Por ejemplo, el Puerto de Buenos Aires. En el siglo XVIII, cuando se empezó a pensar en modernizar el puerto, existían tres lugares posibles: frente a la ciudad, en la boca del Riachuelo o en la Ensenada. Pasaron los años y se eligió el peor lugar de todos: frente a la ciudad. Así nació Puerto Madero y, para que la gente no perdiera de vista el río, se diseñó la Costanera Sur. Este borde urbano preveía que la gente pudiera aprovechar la costa como se hacía en ese entonces: para pasear y para bañarse muy tranquilamente. Las historia que sigue es conocida: el puerto dejó de funcionar en menos de 30 años, en los 80 empezaron a rellenar lo que hoy es la Reserva Ecológica. Y, para cuando Puerto Madero se convirtió en un barrio top, la Costanera Sur ya estaba tapada por la Reserva. ¡Chau río! Pero no me gustaría ser injusto con los grandes esfuerzos que se hicieron para que la gente disfrute del Río de la Plata, como el Parque de la Memoria que se construyó en al Ciudad Universitaria o el lindísimo Parque de los Niños, en el extremo norte de la Capital, casi pegado al Paseo de la Costa de Vicente López. Justamente, ese parque multifuncional que cubre largas 20 cuadras desde Nuñez hasta el Puerto de Olivos es un buen ejemplo de lo que se puede hacer en Buenos Aires para recuperar el río para los habitantes.


Un largo cinturón verde podría recorrer la ribera porteña de Norte a Sur, ocupando escasas dos cuadras de ancho con un equipamiento mínimo. No se necesita más, los parques actuales tienen que permitir la recreación y el deporte, no solo el paisajismo. Pero todavía quedaría pendiente imaginar la manera en que la gente esquivaría vías, autopistas, aeropuertos y piletas potabilizadoras para llegar a ese parque costero. El día que descubramos que tenemos un río, seguro que se nos va a ocurrir algo.