sábado

Colony Park

Colaboracion de Ceci Dorado...  bien ahi!
Colony Park rechazado en el Delta: estudian prohibir los barrios privados.

http://lavaca.org
Ocho horas, frío, sesenta oradores, casi trescientas personas y finalmente, la audiencia popular por el proyecto inmobiliario Colony Park obtuvo un rotundo rechazo popular. Vecinos, asambleístas, científicos y hasta los propios funcionarios del municipio dieron cuenta del impacto ambiental que significan las obras en la zona. La empresa estuvo representada por la bióloga firmante del informe ambiental, Laura Janeiro, que relativizó culpas y brilló por lo escueto de sus argumentos. Ahora, el Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentable (OPDS) dará curso a un nuevo estudio y tendrá que analizar las reflexiones que dejó la audiencia: se habló desde revertir los daños hasta de prohibir los barrios privados en la zona.




Des Colony zación

La jornada duró desde las 9 de la mañana hasta las 4 de la tarde del 1° de julio, tuvo sesenta oradores y una asistencia de cerca de trescientas personas entre vecinos, organizaciones, profesionales y políticos. El rechazo fue unánime. Los vecinos (que a esta altura son ya especialistas) denunciaron fundadamente los impactos del proyecto; los científicos avalaron en estudios estas percepciones; y los funcionarios aceptaron la gravedad del hecho, cosa concordante al resto pero no con sus propias acciones.


Es decir: el Municipio de Tigre intentó tibiamente una serie de cláusulas que no impidieron el desarrollo de las obras. Recién en 2010, avanzado dos años el proyecto, la justicia fue la que paralizó las construcciones. Es por eso que los vecinos consideran esta reciente audiencia como “ilegítima”, en el sentido que debiera haberse hecho antes de poner ladrillo alguno. Y si así hubiera sido, sabemos, los impactos no habrían existido.


No hagan olas


Pero no es éste de Colony Park el primer ni el único emprendimiento inmobiliario que atenta contra el equilibrio natural del lugar. La burla legal de las empresas es natural en el Delta, y su regularización se intenta siempre después de denuncias y años de obras. Es decir que intentan avanzar lo antes posible sin que nadie de cuenta (en términos ribereños se trataría de no hacer olas), y cuando son denunciados, acomodan el papelerío, con el daño ya hecho. Estamos hablando de la alteración de la flora y fauna de esas islas, que podría traer desde inundaciones hasta impactos por la deforestación.


El río según Janeiro
El informe ambiental que dio pie a las obras, firmado por la bióloga Laura Janeiro, no contempló nada de esto. Y en la audiencia del viernes no supo argumentar el por qué. “Es llamativo que la empresa haya hecho una presentación tan pobre, vaga, casi insultante. La bióloga no explicó nada del emprendimiento. Incluso dijo que en el Delta ya hay desequilibrios ambientales, como justificando que otros también lo estaban haciendo”, dice María Graham, vecina isleña y asambleísta. La bióloga no quiso dar su nombre al preguntársele ante la audiencia. Tampoco dejó claro si fue en nombre de la empresa o de su informe ambiental, que para el caso es lo mismo. Pero al encararla en privado, cuenta Graham, admitió que estaba en representación de Colony Park. “Me despierta desconfianza que la empresa no haya preparado su defensa. Sin duda creen que, pase lo que pase, van a hacer las obras igual”, interpreta Graham.


Los municipios

Los funcionarios de los municipios de Tigre, San Fernando y San Isidro consideraron, todos, la gravedad de la situación y comprometieron su voluntad en revertir los daños. Pero desde abril el Concejo Deliberante no se reúne y concluye el Plan de Manejo (que plantea los límites en las construcciones), hasta ahora en molde de “medida cautelar” de no muy claro alcance. Desde esas fechas que se esperan guiños políticos para dar solución definitiva. La audiencia sí fue convocada por el OPDA en pedido de los vecinos y asambleístas, aunque años después de avanzadas las obras. La jornada del viernes significó un grito contra ese tipo de emprendimientos, mostró su condena social y científica, y ahora se busca sentar legislación para la construcción de obras en la zona. En tanto, el OPDF debe expedir un nuevo informe de impacto ambiental, sin fecha, pero que en caso de avalar los argumentos de la audiencia será suficiente para recurrir a la justicia. Tampoco hay fechas - ni indicios- sobre la reunión del Concejo Deliberante de Tigre donde, recuerda Graham, el oficialismo tiene mayoría absoluta. Entonces depende todo de una sola cosa: voluntad.


TIERRA DE ALGUIEN


Presentamos aquí la nota publicada en la revista mensual Mu, número 43, sobre esta situación en el Delta. Tierra de alguien explica el impacto en la Primera Sección, y cómo Colony Park marcó una frontera: ¿De quién es el Delta?


La lancha es una cáscara de nuez que se agita en la tormenta que desatan los yates a su paso. El tránsito de embarcaciones suntuosas es incesante y expulsivo. Los isleños sólo esperan que el infierno del domingo termine para recuperar el Delta. O al menos lo que queda de él, tras la invasión depredadora de los bárbaros. Aun así, con el estómago revuelto, vale la pena recibir en el cuerpo el impacto de la lección. Sentirse literalmente pasado por arriba por la marejada que levantan vehículos enormes, carísimos e inútiles, que manejan veteranos disfrazados de capitanes que juegan vaya a saber qué juego, sin prestarle atención a sus consecuencias. Esas que dan, literalmente, arcadas.

No supe, por ejemplo, entender lo que decía el cartel que tenía la lancha colectiva con la que recorrí el mismo trayecto el fin de semana anterior hasta que la nuez me enseñó su profundo significado. “El lujo es vulgar”, proclamaba. (¿Será tan sabio el conductor del transporte público o sólo se trata de un fan ricotero?)


No supe, tampoco, la importancia de un junco hasta que Martín Nunziata me lo enseñó cuando acercó la nuez a la ribera aún salvaje para amainar la sacudida. “Los juncales amortiguan el oleaje que levantan las embarcaciones. ¿Ves cómo funcionan como una protección al diluir naturalmente el impacto del agua? Contra los vallados que están construyendo las nuevas urbanizaciones, en cambio, el agua no disuelve su fuerza, sino al contrario: choca y se embrava. Eso solo ya cambia toda la condición de navegabilidad de estos ríos y canales y la hace bien difícil para botes y lanchas chicas, que son las que tradicionalmente transitaban por acá”. El efecto nuez, entonces, es una de las consecuencias de la brutal transformación de la Primera Sección del Delta.


Apenas una de las tantas.

La tripulación


Martín es uno de los integrantes de la Asamblea del Delta y Río de la Plata que me acompañan en esta aleccionadora travesía. María Graham es otra y lleva una remera naranja que pintó con la leyenda “El Delta no se toca” para lucir en la marcha el 24 de marzo. La lució para compartir su batalla en Plaza de Mayo, junto a la multitud que rendía homenaje a la resistencia a la impunidad. Pablo Laise es quien tiene el timón de la nuez, atento a las instrucciones de Martín. Hace falta más de un par de manos y ojos baqueanos para sortear el tránsito del domingo y llegar a un destino que se supone custodiado: Colony Park, uno de los tres emprendimientos que se instalaron por la fuerza en la Primera Sección y que fue clausurado siete veces por la intendencia de Tigre y denunciado por los vecinos ante la justicia, que ordenó la paralización total de las obras. Hacia allá vamos.


La travesía

En todos los muelles de las coquetas viviendas que cambiaron radicalmente el tradicional paisaje de la Primera Sección hay ahora un cartel que espanta: “Propiedad privada”. Algunos incluyen la prohibición explícita de amarrar o bajar, lo que convierte el paseo en una declaración de principios: ningún extraño es allí bienvenido. El itinerario deja en claro que la privatización por lotes y a mansalva que se llevó a cabo en los últimos tres años redujo los espacios de recreo populares a unas pocas excepciones donde se amontonan cientos de personas. El contraste es fuerte. Kilómetros de residencias exclusivas contra metros superpoblados. El salto, entonces, no es tan abrupto cuando se pasa delante de los complejos privados, especie de country naúticos que adquieren en el Delta una característica especial: no sólo privatizan la tierra, sino que extienden su exclusividad al agua. “Canal privado. Prohibido pasar” proclama entonces el barrio Santa Mónica. Para confirmarlo ha puesto una barrera de metal y garitas de seguridad, que escenifican en un medio acuático los blindados portales de ingresos de los barrios cerrados.

En este contexto, Colony Park es una simple escalada. El problema es que una vez traspasados ciertos límites, no hay más allá: hay acá. Y lo que Colony Park representa es exactamente eso. La frontera de la impunidad. El umbral que puso en debate no un proyecto inmobiliario sino el futuro de un territorio. Quiénes son sus legítimos dueños y a quiénes responden sus autoridades.



El humedal


¿Cómo se forma un humedal? La nuez navega por los juncales que conforman la primera de esa exquisita cadena natural que por convención llamamos Delta. Son los proletarios del río, los primeros en enlazarse y tramar una compleja maquinaria que filtra porquerías y atrapa el lodo que trae la marea hasta preñarse con ceibos y sauces que fecundan otras cosas: así nace una isla. Los términos que usa Martín en su lección son más complejos. Él habla de cómo los humedales retienen y almacenan los excedentes de lluvias, mitigando inundaciones; cómo recargan las napas subterráneas, manteniendo su nivel, cómo la purifican a través de la retención que hacen las plantas y cómo van depositando en su fondo los sedimentos hasta fijarlos. Entiendo entonces que estoy frente a una fábrica de territorio que crea vidas para que, algún día, vivan con ellas los humanos.


Entiendo también la complejidad del destrozo que hizo el proyecto Colony Park cuando barrió con los humedales del arroyo Anguilas hasta desfigurarlo. La primera consecuencia está a la vista: no hay arroyo. Lo que veo, apenas la nuez traspone el cartel que proclama “Canal privado”, es un inmenso espejo de agua rodeado de terrenos altos y sin árboles. “Lo que estás viendo es un modelo de travestismo de la naturaleza”, me dirá Martín. Otra lección: el Delta es un territorio inundable. Esa es su principal característica, su riqueza y su gracia. Por eso las casas se construyen sobre pilares y sus habitantes aprenden a convivir con las inundaciones de forma tal que, en las últimas décadas, nunca fue necesario evacuarlos. Lo que Colony Park transfiguró, entonces, fue esa esencia. Diseñó un barrio exclusivo de tierras no inundables. En lugar de subir las casas subió el terreno sobre el cual emplazarlas. La tierra que necesitaba la sacó del fondo del arroyo, hasta dejarlo sin entrañas. Martín calcula que la nuez ahora navega sobre una profundidad de 20 metros y las conchillas que encuentro en los terraplenes levantados por Colony le dan la razón: hasta esa profundidad tiene que haber llegado el dragado para perforar la napa de agua dulce y arrastrar el lodo marino con el que rellenaron esas lomas, que en algunos tramos sobrepasan los 3 metros de altura y en otros 4.


La ley de la trampa


Se supone que para llevar a cabo semejante proyecto, Colony Park debía contar con la autorización de la Dirección de Obras de Saneamiento y Obras Hidráulicas bonaerense, pero no. Avanzó hasta que atravesó un límite. Fue cuando un puñado de isleños no aceptó abandonar esas tierras y sus casas aparecieron quemadas. La reacción permitió organizar la resistencia a todo el proyecto y abrió un debate sobre el destino general de la Primera Sección. Esa que hasta entonces había sido catalogada como un “territorio sin ley” por el propio intendente Sergio Massa ahora se convirtió en un terreno donde los vecinos lograron imponer el debate de asuntos tan cruciales como cuál es la frontera de la propiedad privada.


El abogado Guillermo Rojas Yenni, vicepresidente de la Fundación Pro Tigre, lo explica en términos legales: “Estamos en tiempos de cambio respecto de hace 40 ó 50 años. El ambiente, después de la reforma constitucional de 1994, es un bien jurídico protegido. La comuna y la provincia han incumplido sus responsabilidades y ante las omisiones de estas dos partes, las organizaciones de la sociedad civil, y hasta cualquier ciudadano, no solamente tienen el derecho a gozar de un ambiente sano, sino el deber de protegerlo, con lo cual quien tenga conocimiento de estas violaciones y se calle la boca, es cómplice de una ilegalidad”.


¿Cuál es la ilegalidad de Colony Park?


La ley provincial Nº 11.723 dice que cualquier obra que sea susceptible de degradar el ambiente debe ser sometida a un proceso de evaluación de impacto ambiental. Cualquiera que va a hacer una obra, primero debe presentar un documento donde diga qué es lo que quiere hacer y cuáles son las incidencias sobre el ambiente. A partir de esto, la autoridad estatal debe analizar y rechazar, aprobar o pedir modificaciones. Y antes de la aprobación final del estudio, se debe llamar a una audiencia pública no vinculante. Nada de esto se hizo con este proyecto.

Pero en febrero hubo llamado a audiencia pública para tratar el tema de Colony que se postergó por pedido de las organizaciones sociales…


Porque era una clara maniobra: primero hago la obra, el daño, y después cumplo con los procedimientos, de manera que formalmente están los trámites, aunque se hayan hecho al revés.


María me lo explica en la nuez de manera más simple: “Es como si nos dijeran que fuésemos al ginecólogo para pedirle anticonceptivos cuando ya estamos embarazados. Así es como han avanzado varios proyectos en el Delta y esto es algo que debemos detener muy firmemente porque si no la ley se termina transformando en parodia”.



El debate


El abogado Rojas Yenni resume cuál es la situación hoy: “Lo interesante del caso Colony es que abrió un debate necesario: la planificación es anterior a la obra. Y para planificar hay que pensar en lo sistémico, no en proyecto por proyecto. Eso es lo que ahora estamos reclamando. Si se hace un estudio de impacto para un solo barrio, tal vez sea viable, tal vez no, pero acá estamos hablando de una transformación total de la Primera Sección, sin que nadie se haya propuesto pensar qué efectos tendrá el conjunto sobre un patrimonio que es de propiedad social”.


La persistencia de las organizaciones sociales logró su impacto. El intendente Massa reconoció públicamente que “hay 10.500 construcciones sin declarar y con habilitaciones irregulares, entre ellas, un importante barrio náutico, con 27 casas ya construidas, cuyos valores van desde los 300.000 al millón de dólares y que no han pagado los derechos de construcción ni abonan las tasas de recolección de residuos. Hasta tienen un helipuerto sin declarar”.


Finalmente, en mayo del año pasado, el municipio contrató a la consultora de la arquitecta Silvia Fajre (ex secretaria de Cultura porteña y esposa del director periodístico del diario Clarín, Ricardo Kirschbaum) para que elabore el Plan Integral de Manejo de la Primera Sección del Delta, un reclamo que habían presentado, incluso con ese nombre, las organizaciones sociales. “Es un plan integral de acciones, nuevas normativas y zonificaciones para la Primera Sección, y un consenso sobre lo que se quiere y se puede hacer en el Delta para que siga siendo Delta”, señaló Massa al anunciarlo. El diagnóstico se completó en diciembre pasado y contó con la participación de especialistas de diferentes ciencias. Representa, quizá, el primer estudio integral e interdisciplinario de un territorio en plena y polémica transformación. Pero hasta ahora es secreto. La arquitecta Fajre se mostró entusiasmada por los resultados del trabajo, pero se excusó de revelarlos hasta no contar con la autorización de quienes la habían contratado. Idéntica actitud -amable, entusiasta- mostró el arquitecto Rodolfo Díaz Molina, responsable de la Subsecretaría de Planeamiento de la comuna. Informó que recibió de manos de Farje cuatro originales que entregó al ejecutivo municipal. En esa área quedó retenido “a la espera del análisis político”, resume Díaz Molina.


Los resultados del estudio, sin embargo, se pueden intuir en las palabras de este funcionario, que define el territorio en disputa como “frágil” y por lo tanto, excede a la comprensión de un arquitecto, ”Y se lo estoy admitiendo yo, que lo soy. Estamos hablando de uno de los poquísimos deltas del planeta, el único de agua dulce, con una riqueza que lo convierte en un tesoro. Hay que tomar entonces decisiones muy complejas que el Estado no tomó, quizá como resultado de su retiro en la década del 90. Pero hay que entender que ese retiro fue resultado de un consenso social y, a la vez, comprender que hoy la sociedad cambió y le está exigiendo al Estado otra cosa. Es lógico entonces que nos reclamen que nos pongamos a la altura de los desafíos de estos tiempos. En ese sentido estamos en deuda”.


-¿Cuál sería, según su mirada, la forma de saldarla?


-Encontrar una forma de equilibrio que sea sustentable y respete las características que tiene el territorio. Hasta ahora, la urbanización del Delta siguió las líneas de comportamiento urbanístico que tuvo el territorio de Tigre, que en los últimos 10 años recibió el impacto de la instalación de casi 50 barrios privados. La urbanización del Delta no puede ser una copia de ese proceso porque se trata de un territorio frágil, que no resiste un crecimiento desequilibrado.

En la cáscara de nuez las tres personas que me acompañan me lo explican con la misma paciencia que lo hicieron ante jueces y funcionarios y con la misma persistencia con la que lograron convencerlos o presionarlos. Me enseñarán, entonces y como moraleja, que no es la falta de diagnóstico lo que permitió el destrozo. “Es muy simple: se trata de grupos a los que no pueden pararlos porque no dan bola. Avanzan con impunidad porque la tienen. El tema entonces es quién les garantiza esa impunidad”.


83 pesos la hectárea


Las crónicas periodísticas publicadas sobre el conflictivo proyecto señalan que los dueños de Colony Park son Hugo Damián Schwartz y Mónica Andrea Gramblicka. Error: el abogado de Mónica me informa que jamás pudo probar que Hugo Schwartz tenga a su nombre ni una sola propiedad. “No estoy diciendo que no sea el dueño de nada, sino que no tiene nada a su nombre”. El abogado sabe de qué habla porque lidió con el juicio de alimentos que le entabló Mónica: duró más de 10 años y la llevó a la quiebra personal y de la empresa que dirigía, un salón de fiestas en el barrio naútico Marina del Norte, con el que Hugo Schwartz está fuertemente relacionado. La unión con Hugo le había dejado 2 hijas y ese negocio, que la síndica de la quiebra, Ana María Pazos, informa en un escrito presentado a la justicia que colapsó por la “falta de dedicación de la dirección de la empresa, atento a la separación con su ex pareja y padre de sus hijos”. Así de cruenta fue esa batalla.


Quien aparece formalmente a cargo de la empresa Colony es su hermano, Adrián Schwartz. Sí: el mismo nombre de Suar (aunque es otro) y el mismo nombre que figura en el Capítulo 9 del Informe de Lavado de Dinero dedicado al tema. “Los modos de constitución de empresas en el exterior”, que en su presentación define de qué se trata: “A partir de fines de los años 80 las sociedades comerciales uruguayas se han hecho crecientemente presentes en la agenda de los delitos comerciales. Particularmente esto se ha incrementado en lo que tiene que ver con lavado de activos producto de la evasión impositiva, del narcolavado y del fruto de la corrupción política”.


Precisamente en la lista de sociedades comerciales que cita este informe figura Better S.A., el mismo nombre de la empresa que vendió las 360 hectáreas de Colony a la familia Schwartz por el fabuloso precio de 30.000 pesos Es decir, a razón de 83 pesos la hectárea. Ahora mismo Oscar, el vendedor de la inmobiliaria Salaya Romera, me las está ofreciendo por 2.500 dólares. Le pregunto entonces si las obras no están paralizadas, tal como ordenó la resolución de la jueza de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, y el propio municipio de Tigre. Me responde con rotunda convicción: “Las obras no están detenidas. Quédese tranquila: se lo digo yo. A esto nadie lo para”.


Hasta aquí la nota publicada en Mu. Antes y después, los vecinos siguen las acciones tratando de cambiar las teorías inmobiliarias sobre esta historia.

Parque nacional más grande del Norte argentino

La fidelidad / Acciones conservacionistas en el Chaco
Expropian una estancia que será parque nacional
Tiene el bosque seco subtropical más grande de América del Sur

La Nacion 06/08/11


Una muestra del paisaje y la biodiversidad que se conservan en la estancia, que será reconvertida. Foto: Gza. Banco de Bosques

Chaco y Formosa tendrán el parque nacional más grande del Norte argentino. Será posible, ya que avanzó ayer la expropiación de la estancia La Fidelidad, que cuenta con 100.000 hectáreas en Formosa, provincia que también evalúa comprar las tierras, y otras 150.000, en Chaco. La zona contiene el bosque seco subtropical mejor conservado, más grande y con mayor riqueza biológica de América del Sur.


Ayer, el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, firmó el proyecto que enviará a la Legislatura para poder expropiar esas tierras.


"Vamos a crear un fideicomiso ambiental con aportes públicos y privados que nos permitirá obtener recursos para la indemnización" por la estancia, dijo el gobernador.


Una vez concluido el proceso legislativo se transferirá la estancia a Parque Nacionales, para que ingrese en el sistema de reserva de ese tipo de espacios en la Argentina.


La presidenta de Parque Nacionales, Patricia Gandini, anticipó que para apoyar ese fideicomiso ambiental el Estado aportará 500.000 dólares.


La Fidelidad conserva una muestra representativa del ecosistema del Chaco Seco, con bosques de quebracho colorado y quebracho blanco, que albergan a numerosas especies en peligro de extinción, entre ellas, el yaguareté, el tatú carreta y el oso hormiguero.


En el acto estuvieron presentes organizaciones ecologistas y el ministro de Turismo, Enrique Meyer, quien señaló que "se trata de un punto clave para la conservación del patrimonio natural y una oportunidad para crear un gran corredor biológico entre Salta, Santiago del Estero y Formosa".


La estancia era propiedad de Manuel Roseo, asesinado brutalmente en enero pasado. Luego de ese hecho, varias organizaciones ambientalistas junto con el escritor Mempo Giardinelli se movilizaron rápidamente para pedir que no se descuidara la estancia ni se permitiera su ocupación por intereses que "buscaban lotear y vender el campo, aniquilando para siempre sus recursos boscosos".


"Hoy es un gran día para el bosque chaqueño. Estamos ante la creación del primer parque nacional biprovincial en más de cien años", dijo Emiliano Ezcurra, de la ONG Banco de Bosques.

El espacio público

Buenos Aires, ciudad tomada / El espacio público de los porteños, en riesgo

El comercio ilegal ocupa media Santa Fe

Se venden desde productos importados hasta verduras; las mafias que captan a extranjeros; la Justicia, limitada, y sospecha de corrupción

Por Fernando Massa y Laura Rocha
LA NACION 06-08-11

 
-¿Se puede trabajar hoy?
-Sí, hoy te toca vender remeras.
-¿Dónde voy?
-Esperame en la esquina de Santa Fe y Ayacucho.


Este diálogo telefónico se repite miles de veces por día en la ciudad de Buenos Aires. Revela el modus operandi de la mayoría de los vendedores ambulantes que montan su puestos en calles, avenidas y centros de trasbordo porteños. Un vendedor, que usualmente es extranjero, y un intermediario acuerdan el punto en donde se entregará la mercadería que deja millonarias ganancias a organizaciones generadoras de una economía informal, violatoria de la ley.

 
La avenida Santa Fe aparece como un escenario reciente de venta ambulante ilegal, elegida por los vendedores que aún no tienen "territorio asignado". Entre 20 y 25 cuadras de esta arteria, alrededor de la mitad de su extensión total, están copadas por comerciantes ilegales variopintos: se puede hallar desde ropa, artesanías, artículos que violan la ley de marcas y hasta puestos de frutas y verduras. Cada cuadra, a su vez, llega a tener hasta diez puestos.


Los vendedores ambulantes coparon avenida Santa Fe. Foto: LA NACION / Fabián MarelliFoto
 
La venta ilegal es hoy un negocio de enormes proporciones: la Cámara Argentina de Comercio (CAC) detalla en su último informe que el mes pasado se detectaron 1931 puestos ilegales. Por día, esta actividad deja, en promedio, 1.834.450 pesos. Si se le suman las ferias, al estilo de La Salada, ese número asciende a unos siete millones de pesos, según cifras de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).


La avenida Avellaneda y la peatonal Florida son los lugares más afectados por este tipo de comercios. Ambos espacios, junto con la avenida Rivadavia, representan el 25% de la venta ambulante ilegal total de la ciudad. "La indumentaria y el calzado ocupan el primer puesto entre los rubros más comercializados. Representaron el 35,6% del volumen total", indicó Gabriel Molteni, economista en jefe de la CAC.

 
José Clavería, presidente de la Asociación de Comerciantes de la Avenida Santa Fe, sostuvo: "La venta de accesorios y bijouterie nos perjudica mucho. Pero acá el problema no es el vendedor. Toda esa mercadería debe estar guardada en lugares amplios, no es que no se ve. No hay más vendedores porque trabajamos con el gobierno y con la policía para que eso no suceda".


"La actividad de venta en la vía pública conforma una economía informal. No se trata sólo de perseguir al vendedor ambulante que es intercambiable, al igual que el intermediario. Es mucho más complejo", explicó a La Nacion el fiscal general adjunto Luis Cevasco.


Cada puesto factura entre 400 y 1500 pesos diarios, según los datos recabados por la justicia local. De esa ganancia, hay que descontar unos 50 o 60 pesos para pagar la "seguridad" y entre 100 y 150 pesos por el espacio que se ocupa. Al final del día, cada vendedor, que en muchos casos tiene otro trabajo, se lleva entre $ 50 y 80.


Según el Código Contravencional de la ciudad, la venta ilegal está prohibida en el artículo 83 que establece una multa de entre $ 200 a 600 a quien "realiza actividades lucrativas no autorizadas en el espacio público", y se eleva entre $ 5000 y 30.000 si la actividad se hace "en volúmenes y modalidades similares a las del comercio establecido". Pero no constituye una contravención si la venta es ambulatoria y de "baratijas para la mera subsistencia".


"Esta nebulosa [del código] termina dando una herramienta al corrupto, llenando de papeles los tribunales y siendo ineficiente", opinó el fiscal.


El Ministerio Público desbarató, en las últimas semanas, organizaciones que acopiaban mercadería en un local de la peatonal Lavalle, en el que se decomisaron 40.000 prendas y accesorios. Para poder concretar el operativo fueron necesarios meses de investigaciones, que luego se derivan a otra jurisdicción. "Nuestra acción termina con la contravención. En varios allanamientos se han encontrado, además de mercadería, documentos de identidad, por ejemplo. Cada delito se castiga por separado", indicó Cevasco.


Según ese funcionario judicial, para que todo el sistema ilegal funcione es necesaria la connivencia de los vendedores con quienes deberían controlarlos. "Si un policía federal o uno metropolitano no actúa frente a la flagrancia de la contravención como la venta ilegal, comete incumplimiento de deberes del funcionario público", dijo. Según su relato, cada vez que denunciaron a un policía por eso, las causas fueron archivadas.


Consultadas por el fenómeno, la Policía Federal y la Metropolitana no quisieron hacer declaraciones al respecto. En la Legislatura porteña, en tanto, el bloque de Pro estudia un proyecto de reforma del código para revertir esta situación. Pero ese análisis recién comienza.


EL SECTOR MÁS CRÍTICO

$ 80
Ganancia: es lo que, como máximo, se lleva un vendedor ambulante por un día de trabajo.
Negocio: entre 2 y 7 millones de pesos diarios mueve esta economía paralela informal.
Vendedores: generalmente, son ciudadanos extranjeros.
Seguridad: por día, cada vendedor paga entre 50 y 60 pesos para poder operar.
Reserva de lugar: para lograr obtener un lugar en la calle se debe pagar entre 100 y 150 pesos diarios.
1931
Son los puestos detectados contabilizados por la Cámara Argentina de Comercio en julio pasado.
Las calles más afectadas: la avenida Avellaneda y la peatonal Florida encabezan el ranking de ocupación.
Estaciones y plazas: allí se contabilizaron 333 puestos.
Ropa y calzado: los rubros más cotizados. Representan el 36% de la venta ilegal.
Artículos
83 y 84
Código contravencional: Prohíben la venta ilegal y la ocupación del espacio público.
Multas: prevén castigos de entre 200 y 600 pesos (Art. 83) y de entre $ 200 y 4000 (Art. 84).
Excepciones: no se castiga ni la venta de baratijas ni de artesanías..