Se generan 2.000 baches nuevos por mes en la Ciudad
Admiten que es imposible llegar al “pozo cero”. El 95% los abren empresas de servicios, pero hay demoras para taparlos. En la Ciudad aseguran que el total de baches descendió de 10.000 a 5.000. Y prometen mejorar los tiempos de los arreglos.
PorNORA SÁNCHEZ Clarin 05/12/10
La meta del bache cero es imposible . Las empresas de servicios rompen 2.000 calles por mes . A lo máximo que se puede aspirar es a cerrar los baches que dejan dentro del mes siguiente. Lo admite el ministro de Espacio Público porteño, Diego Santilli. Y advierte que las empresas que cometan cinco faltas, como hacer trabajos sin permiso o dejar calles abiertas, no podrán trabajar más en la Ciudad.
Corralitos de madera que resguardan rellenos de escombros en medio de la calle, parches irregulares de asfalto sobre empedrados o calles gastadas por el tiempo. Los baches son parte de Buenos Aires. Según el Gobierno porteño, en este último trimestre la cantidad bajó de 10.000 a 5.000 , pero siguen siendo un problema.
En la Ciudad hay 26.000 cuadras y, según una medición que hizo Espacio Público con un scanner, el 75% están en buen estado. “Hacemos 1.200 cuadras a nuevo por año. Este año invertimos $ 270 millones y para 2011 hay presupuestados $ 260 millones”, cuenta Santilli, que estima que cada mes se generan entre 2.000 y 2.500 baches. “El 95% son producidos por empresas de servicios públicos”, afirma.
Clarín verificó varias roturas dejadas por empresas. Algunas, recientes y marcadas con vallas de madera, como en Juan de Garay y Alberti, en San Cristóbal, o Pilar y Artigas, en Mataderos. Otras, sin señalizar . Como un cuadrado recortado sobre la calzada en Soler y Bonpland, Palermo, o un rectángulo en Paraguay al 500, Retiro.
“Las empresas que abren la calzada deben cerrarla y dejar una capa de asfalto de servidumbre con los contornos marcados o un chapón, para que nosotros hagamos el cierre definitivo. Muchas no lo hacen”, se queja Santilli.
En busca de mejorar la coordinación, el Ministerio de Espacio Público transfirió la Dirección Operativa de Permisos de Obra (autoriza las aperturas) a la Subsecretaría de Mantenimiento, que antes dependía de la de Ordenamiento del Espacio Público. Y desde febrero, opera con el sistema SAP, por el cual las empresas deben cargar online la planificación de sus trabajos y anunciar la duración de la obra. De esta forma, según el Ejecutivo, puede controlar mejor .
Para poder hacer trabajos en la vía pública, las empresas deben inscribirse en un registro. Sólo pueden abrir calles sin autorización en caso de una emergencia que genere riesgos para la seguridad o que comprometa la prestación de un servicio público. Después tienen 48 horas para formalizar la solicitud. El problema es que el 75% de las intervenciones son declaradas como emergencias . Y muchas veces, son aperturas en calles recién asfaltadas.
“Intentamos limitar las roturas en trabajos recién realizados por el Ministerio con el dinero de los contribuyentes –explica Santilli–. Esos casos deberían ser excepcionales y por tareas urgentes. Pero es sorprendente la desproporción que hay entre trabajo urgente y programado. Hasta que no haya premios y castigos , esto no va a terminar. Se aplicaron multas que no se cobran porque las judicializan. Yo voy a aplicar la ley 2634, que permite sancionar a las empresas que cometan cinco faltas, excluyéndolas del registro y no permitiéndoles trabajar en la Ciudad”.
En las empresas afirman que los tiempos del Ejecutivo no se corresponden con los necesarios para algunas intervenciones. En AySA, por ejemplo, aseguran: “Pedimos permiso y avisamos cada vez que vamos a hacer un trabajo. Pero en la mayor parte de los casos, los tiempos que necesitamos por la dinámica del servicio no se ajustan con la anticipación que pide el Gobierno porteño para un trabajo programado, que es de entre 2 y 4 semanas”. Argumentos similares expusieron en otras empresas.
Las aperturas de las empresas no son el único motivo de los baches. La falta de mantenimiento se hace notar en calles como Del Valle Iberlucea, en La Boca, que parece bombardeada. La misma impresión se repite en la avenida Lisandro de La Torre, antes y después de De los Corrales, punto neurálgico de Mataderos.
¿Sur abandonado versus norte con más inversión? Si bien es cierto que barrios como Barracas o La Boca tienen más baches, ningún lugar de la Ciudad está exento. En Humboldt y Honduras, pleno Palermo, el asfalto se abre para dejar ver un manchón del viejo empedrado, todo roto y formando una pequeña laguna. “Hace rato que está así. Ese bache ya rompió varios trenes delanteros”, cuenta Pablo, un comerciante de la zona.
Santilli afirma que en una ciudad como Buenos Aires, nunca se va a llegar al bache cero , meta prometida por su antecesor, Juan Pablo Piccardo. “Sí es posible lograr que cada pozo abierto sea cerrado dentro del mes posterior –sostiene–. Y a eso apuntamos”.
Los empedrados, con parches, roturas y arreglos muy caros
En Buenos Aires quedan alrededor de 4.500 cuadras con empedrado, una cantidad que representa el 15% del total. Los vecinos quieren preservar los adoquines , porque forman parte del patrimonio histórico de la Ciudad y de la identidad de sus barrios. Pero cuando hay que hacer aperturas en estas calles, difícilmente vuelvan a quedar como antes. El resultado son empedrados irregulares, con baches y parches de asfalto. Un paisaje habitual en los barrios que conservan el empedrado.
Uno de los barrios más afectados es Villa Devoto, donde es difícil circular por calles como De la Barca o Pedro Morán, que están repletas de roturas y parches . El mismo problema se observa en calles como Delgado, en Colegiales, o Martiniano Leguizamón, en Liniers.
“Aspiramos a conservar la mayor cantidad de cuadras empedradas posible –promete el ministro de Espacio Público, Diego Santilli–. Mantenerlas o repararlas es tres veces más caro que hacer intervenciones en calles de asfalto. Y quedan pocas personas que conozcan el oficio. Cuando se sacan adoquines, los demás empiezan a moverse. Es muy difícil que queden igual que antes. Los parches de asfalto son dejados por las empresas cuando las cierran”.
En efecto, reparar un metro cuadrado de adoquinado cuesta $ 170 , contra los $ 65 que requiere hacer un trabajo de igual superficie en el pavimento. El motivo es que es una tarea totalmente artesanal: hay que sacar adoquín por adoquín y hacer una base pareja para volver a colocarlos.