En la apertura de los sobres de la licitación, se presentaron ocho oferentes, que se disputarán nueve zonas geográficas
El macrismo promete renovar el 70% de los semáforos para 2015
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Comenzará a partir de mayo y costará 458 millones de pesos. En 2009, las obsoletas computadoras que controlan el tránsito porteño provocaron un monumental colapso, que se repitió con la inauguración de los contracarriles de Pueyrredón.
El gobierno porteño renovará, a partir de mayo, el 70% de las 3600 cajas semafóricas que regulan el tráfico en gran parte de las 12 mil esquinas que tiene la ciudad de Buenos Aires en sus 202 kilómetros cuadrados de superficie. Esta “actualización tecnológica” llevará cinco años de renovación y costará 458 millones de pesos, según el llamado a licitación, cuyos sobres fueron abiertos el viernes pasado.Comenzará a partir de mayo y costará 458 millones de pesos. En 2009, las obsoletas computadoras que controlan el tránsito porteño provocaron un monumental colapso, que se repitió con la inauguración de los contracarriles de Pueyrredón.
El contrato con la empresa que obtenga la concesión para renovar los reguladores de tránsito vencerá en 2015 y, entre sus objetivos, establece sumar 1120 nuevos semáforos vehiculares a los 27.203 que existen actualmente. Además, se prevé agregar 640 aparatos a los 8620 semáforos peatonales que hay, sumar otros 1200 a los 53 que funcionan con cuenta regresiva e incluir 200 señales luminosas a las 24 que orientan a personas con discapacidad en los principales cruces porteños.
En los cálculos de la Subsecretaría de Transporte, que depende del Ministerio de Desarrollo Urbano, la ciudad de Buenos Aires tendrá dentro de cinco años un total de 3821 esquinas semaforizadas, es decir, un 4,39% más que las 3600 en las que actualmente se regula el tráfico.
Para Guillermo Dietrich, titular de la cartera de transporte porteño y dueño de una de las comercializadoras automotrices más grandes del país, “la renovación permitirá remplazar a la anterior generación de semáforos electromecánicos por otros que funcionen con nuevas tecnologías y reducir esos equipos de los 729 que hay en 2011, a 229 en 2015, con una merma del 69%”, explicó el funcionario a Tiempo Argentino.
La licitación arrancó con ocho oferentes que se disputarán nueve zonas geográficas. Cada una tendrá un “Comando de Control de Área” que, en el mediano plazo, se conectará a un Centro Estratégico que remplazará al actual Centro de Control de Tránsito, que funciona en Carlos Pellegrini 211, y que coordina las 3600 cajas semafóricas con 14 computadoras que regulan la duración de las luces verdes y rojas.
Esas computadoras, que en parte se han vuelto obsoletas, datan de los años 1972, 1985 y 1995. La falencia tecnológica del sistema de control de tránsito de la ciudad no es nueva, pero a fines de marzo de 2009 quedó dramáticamente en evidencia, cuando una gran cantidad de los semáforos del microcentro y la zona norte colapsaron y provocaron uno de los peores embotellamientos de la historia porteña. El problema, que los expertos del gobierno bautizaron como “un verdadero infarto circulatorio”, se repitió dos veces más y ocurrió cuando la administración PRO comenzó las reformas para instalar un contracarril en las avenidas Jujuy y Pueyrredón, entre Belgrano y del Libertador.
Tras el colapso, la comuna adjudicó la falla a la antigüedad de los equipos. Dos años después, los equipos siguen funcionando, pero la reforma de Dietrich también busca actualizarlos. Por eso, la licitación incluye la adquisición de nuevas computadoras de tránsito, el tendido de una red de fibra óptica para interconectar los aparatos con el futuro centro de control, además de video detectores y control remoto de plazas de estacionamiento disponible para facilitar su reserva y contratación por celular o vía Internet.
“Son los lineamientos para contar con una red de Sistemas de Transporte Inteligente: cada una de las nueve zonas tendrán que contar con protocolos y programas informáticos de comunicación estándar y abiertos, para integrarlos a una red que no tenga limitaciones de licencias”, explicó Dietrich. Esta interconexión traerá algunas ventajas a los conductores porteños, como la coordinación de ondas verdes, algo muy difícil de encontrar en algunas zonas de la ciudad, debido a que las cinco zonas que funcionan en la actualidad no están, por la avanzada edad de sus equipos, conectadas entre sí.
En la actualidad, un semáforo porteño da luz roja o verde cada 80 o 140 segundos, de acuerdo a la avenida y su tráfico. Estos “ciclos” forman parte de una compleja ecuación de frecuencias, cuyo promedio en el microcentro es de 80 segundos, mientras que desde Avenida Pueyrredón hacia el oeste, cada ciclo varía entre 100 y 110 segundos.
Dietrich sostiene que el cambio derivará en la implementación de un nuevo sistema de tecnologías inteligentes de control de tránsito, conocidas mundialmente como ITS, la sigla que identifica al paquete de programas informáticos que permitiría coordinar semáforos, controlar peajes, contratar parquímetros por vía telefónica y monitorear el acceso de vehículos al micro y macrocentro porteño a través de cámaras de televisión y sensores instalados en peajes, pavimentos y autopistas.
Los especialistas identifican al Intelligent Transport System como un “sistema de arquitectura urbana”. En la Legislatura porteña, dos diputados del macrismo presentaron proyectos de ley para ponerlo en marcha. En 2008, el legislador Daniel Amoroso, por entonces del PRO, presentó un ambicioso plan. Dos años después, en marzo de 2010, el diputado Bruno Screnci llevó al recinto una iniciativa similar. Los dos textos plantean casi lo mismo, pero ninguno prosperó.
Dentro de la Legislatura adjudican las postergaciones al “poderoso lobby del transporte” frente a una transformación tecnológica cuya aplicación demandaría muchos millones. “Eso, por ahora, no está como proyecto, pero la renovación de los semáforos es crucial para avanzar con el ITS”, justificó Dietrich.
Hace tres años, cuando Mauricio Macri asumió el gobierno porteño, el ITS fue una de las expectativas más marketineras de su gestión. Mil días después, la gestión PRO da el primer paso con los semáforos, una renovación que demandará cinco años.