miércoles

Manteros

RECLAMAN QUE LES QUITARON PRODUCTOS QUE ESTABAN EN REGLA
Batalla campal con “manteros”

Publicado el 6 de Julio de 2011 Tiempo Argentina.


La Policía Metropolitana realizó un allanamiento. Mientras retiraba las prendas incautadas, hubo incidentes en la calle Florida, con un saldo de 10 policías heridos y 9 comerciantes detenidos.

Un operativo de la Policía Metropolitana que buscaba secuestrar mercadería para la venta en la vía pública derivó en nueve “manteros” de la calle Florida detenidos y unos diez policías heridos. El allanamiento se dio por orden de la justicia que, a partir de denuncias de comerciantes, investiga a una organización dedicada a la venta ilegal.

Los incidentes se originaron cerca del mediodía, en el local de una galería de calle Lavalle 669. Mientras la policía retiraba más de 300 bolsones con 25 mil prendas, un centenar de manteros comenzó a tirar huevos y piedras a los efectivos, que respondieron con gas pimienta.
“Hubo diez policías heridos con golpes diversos y nueve detenidos, por resistencia a la autoridad. Al propietario se lo identificó y se lo dejó libre porque no había orden de detención”, informó a Tiempo Argentino el vocero de la Metropolitana, Eduardo Allen.

La orden había sido dictada por la jueza Araceli Martínez, a partir de imágenes registradas por las cámaras de seguridad, donde se observaba que “un grupo reducido de personas recolectaba dinero por los diferentes puestos de manteros”, dijeron desde la Metropolitana. Estos “cabecillas” guardaban toda la mercadería en el local, aunque cientos de manteros reclamaron que les quitaron productos que estaban en regla. “Nosotros somos monotributistas. La policía también se llevó las cosas de los que pagamos impuestos”, sostuvo Daniel Contreras, que fabrica objetos de cuero, mientras mostraba el certificado de la AFIP. El comisario Rubén Fernández admitió “no saber si la mercadería secuestrada era ilegal”, y aseguró que “a los que tengan factura le devolverán la mercadería”. A mediados de abril, los comerciantes cortaron Florida y Corrientes, en reclamo por la proliferación de puestos ilegales en la peatonal. Héctor López Moreno, presidente de la Asociación Amigos de la calle Florida, señaló: “Los habíamos logrado erradicar en 2003. Y en octubre de 2007 volvieron a gran escala.” En www.informereservado.net, López denunció que hay “540 manteros, manejados por mafias y autorizados por el señor Horacio Rodríguez Larreta”.

Los edificios

Los edificios más lindos y los más feos, votados por la gente.
Encuesta en Buenos Aires. Según el sondeo encargado por Clarín, los preferidos de los porteños son el Palacio de Aguas Corrientes, el Teatro Colón y el Palacio Barolo. En la otra punta, no gustan la Biblioteca Nacional, el Chateau Libertador y la Casa Rosada.
Por Miguel Jurado
* Editor De Arq  clarin-03/07/11

Para los porteños, el edificio más lindo de Buenos Aires es el Palacio de Aguas Corrientes que se alza en Avenida Córdoba, entre Riobamba y Ayacucho. Y el más feo, la Biblioteca Nacional.


Paradojas de la arquitectura y el gusto de la gente , el primero es un enorme tanque de agua disfrazado de palacio francés. El segundo, una escultórica construcción de hormigón que asoma sobre la copa de los árboles como lo haría un enorme tanque de agua. Estos dos edificios encabezaron los rubros opuestos de la investigación que realizó Diario de Arquitectura, el opcional que publica Clarín todos los martes, para establecer la relación entre el gusto de la gente y el de los arquitectos.


Esta encuesta, que lleva el nombre de “Ciudad x Ciudad: Lo mejor y lo peor”, fue realizada especialmente por la consultora D’Alessio Irol en base a la opinión de más de 2 mil personas consultadas que dieron respuestas múltiples.


El Palacio de Aguas Corrientes encabezó el favoritismo de la gente con un aplastante 53,9 % de los votos. Atrás siguieron el Teatro Colón (con un nada desdeñable 44,5% de las opiniones), el Palacio Barolo, un ecléctico edificio de Avenida de Mayo que fue en su tiempo el más alto de la Argentina (40,6%), el Edificio Kavanagh de Plaza San Martín (25,3%) y el Malba, el museo de Eduardo Costantini en Palermo Chico (21,1%). Con 10 años de existencia, el Malba es el más joven entre los 10 edificios mejor rankeados por la encuesta. El Palacio de Aguas tiene 117 años; el Teatro Colón, 102; el Barolo 92 y el Kavanagh, 75. Este resultado se puede leer como un fuerte llamado de atención para la arquitectura contemporánea de la ciudad de Buenos Aires.


Para elegir qué edificios integraran la galería de los feos, la preferencia del público estuvo más dispersa. Encabezó el “disgusto” de la gente, la Biblioteca Nacional pero con un escaso 19 % de las opiniones. Después se colocó el Chateau Libertador, una torre inmensa llena de molduras y mansardas francesas que se levanta frente al Tiro Federal Argentino, en Nuñez. Feo con ganas, el Chateau sólo fue castigado por el 9 % de los encuestados. Apenas un poco más de lo que recibió la Casa Rosada (8%), el Teatro San Martín (7%) y el Chateau Madero (5%), primo hermano del de Libertador, pero en Puerto Madero. Dato curioso, la misma encuesta, establece que para la gente, el Teatro San Martín alcanza el puesto 16 entre los edificios más lindos de la Ciudad. Por otra parte, entre las preferencias de los arquitectos, está en el puesto 12.


El Palacio de Aguas Corrientes, que se vendría a confirmar como la “niña bonita” de Buenos Aires, se empezó a construir en 1887 en base a un diseño del ingeniero inglés John Bateman. El frente fue recubierto con 170 mil piezas de cerámica y 130 mil ladrillos vitrificados traídos de Inglaterra. Siete años después ya le daba agua a los escasos 500 mil pobladores de la Ciudad. El barrio más poblado era Balvanera y la zona de Callao y Córdoba, donde se construyó, era poco menos que un descampado.


Por su lado, la Biblioteca Nacional es una obra que consumió 30 años para verse terminada. Fue ganada por concurso en 1962 por Clorindo Testa (una especie de genio de la arquitectura argentina), junto a Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga. Para los arquitectos, el edificio es un emblema del brutalismo, movimiento arquitectónico que hacía furor en el mundo durante la convulsionada década de los 60. No por nada, la misma encuesta establece que la Biblioteca Nacional figura en el décimo puesto de la preferencia de los profesionales, con un 9,7% de los votos.


La encuesta de Diario de Arquitectura buscó establecer el gusto de la gente y el de los arquitectos pero, además, indagó sobre los lugares de la Ciudad que el público considera más agradables y cuáles ve como francamente desagradables. En estos rubros, también la opinión pública estuvo muy dispersa, pero quedó claro que el lugar que más le gusta a los porteños es el barrio más nuevo de la Ciudad: Puerto Madero (14%). Lejos quedaron los barrios tradicionales que forjaron la identidad de Buenos Aires y nutren las letras de los tangos. Recién en el sexto puesto aparece San Telmo, con un 7,2% de los votos.


Detrás de Puerto Madero, el lugar más fashion de la Capital, donde los departamentos se cotizan a US$ 4.000 el metro cuadrado, se encolumnaron otros lugares “paquetes” de Buenos Aires: los Bosques de Palermo (13,2%), el barrio de Palermo (10%), Recoleta (8%) y Plaza San Martín (8%). Parece que hoy, la mayoría de los porteños orienta su preferencia con los mismos criterios que los turistas.


Cuando se le preguntó a la gente que lugares de la Ciudad eran los más desagradables, se estableció una tendencia indiscutida: la mayoría eligió barrios en los que los centros de trasbordo entre colectivos y ferrocarril estropean todo . El peor rankeado fue Constitución, con el 13,4% de los votos. Lo siguieron Once (10,6%) y Retiro (6,9%). Después salieron desfavorecidos por el público lugares de la zona sur, la eterna promesa de la Ciudad.


Hay coincidencias con la opinión de arquitectos


Para ellos el número uno es el Kavanagh. Pero valoran varios igual que la gente.

No son pocos los que suponen que el gusto de los arquitectos vive alejado de las opiniones de la gente común. Sin embargo, otra cosa es lo que establece la encuesta “Ciudad x Ciudad: Lo mejor y lo peor”, la investigación que encargó Diario de Arquitectura (opcional de Clarín que aparece los martes) para conocer los edificios y los lugares que más gustan y que menos gustan entre la gente y los profesionales.


El edificio de Buenos Aires que prefieren los arquitectos es el Kavanagh, una emblemática torre de departamentos de lujo que se alza en Plaza San Martín. Para la gente, ese rascacielos es una de las cuatro construcciones más bonitas de la Ciudad. Lo mismo ocurre con el Palacio Barolo, la obra que el italiano Mario Palanti construyó en Avenida de Mayo hace 92 años. Los arquitectos lo eligieron en segundo lugar y el público en tercero. A su vez, la máxima beldad de Buenos Aires según la gente, el Palacio de Aguas Corrientes, de Avenida Córdoba 1950, también logró una buena nota entre los profesionales (tercero). Y algo similar ocurrió con el Teatro Colón: fue segundo para la gente y quinto para los arquitectos.


Tampoco hubo muchas diferencias entre público general y arquitectos a la hora de dictaminar qué edificio es el más feo de la Ciudad. Para los profesionales (y por abrumadora mayoría), el Chateau Libertador, una torre afrancesada que se levanta en Núñez, se lleva todos los silbidos . Fue elegido como el más feo por el 33 % de lo encuestados. Tal vez ese no parezca un porcentaje muy alto, pero la contundencia de ese fallo radica en que los cuatro edificios que le siguen en la desconsideración de los profesionales no juntan ni 20 puntos porcentuales sumado el resultado de todos.


En cuanto a los lugares más agradables de Buenos Aires, para los arquitectos pican en punta Puerto Madero (16,2%) con los Bosques de Palermo (13,9%) y Plaza San Martín (8,1%). Como dato distintivo, surge que los arquitectos valoran más que la gente común barrios tradicionales como San Telmo. En la encuesta profesional, figura en cuarto lugar, y entre el público, baja al sexto puesto.

La coincidencia es casi calcada a la hora de decidir qué lugares son los más desagradables de la ciudad. Entre los cinco que menos le gustan a los arquitectos figuran los mismos que para la gente: Constitución, Once, Retiro, Riachuelo y Plaza Miserere. Todos barrios estropeados por las estaciones de tren . Un mensaje para las autoridades.


Edificio Kavanagh



Fue el primer edificio de la Ciudad con aire acondicionado central. Se construyó en 1936, en sólo 14 meses. Y su diseño remite a la proa de un barco, mirando hacia el Río de la Plata. Tiene 120 metros de altura y 105 unidades. Su dueña, Corina Kavanagh, vivió allí, en una unidad de 700 m2.

Historia de bsas...

El temperamento sanguíneo de los Ocampo


Clarin 03/07/11


En la genealogía de Victoria Ocampo se mezclan la sangre de Prilidiano Pueyrredón, la de Juan Manuel de Rosas, la de los Aguirre, la de los Ocampo. Los Aguirre eran reservados, secos, capaces de soportar en silencio cualquier adversidad. La serenidad de su familia materna contrastaba con el temperamento sanguíneo de los Ocampo, que pasaban su existencia en un estado de trepidación crónica. Perdían la cabeza indistintamente frente a un sarampión, una tos convulsa o una indigestión tanto como ante una agonía, “con lágrimas atragantándolos por cualquier percance de orden sentimental” ( El Archipiélago, Victoria Ocampo). Los Ocampo estaban emparentados con José Hernández, el vehemente y genial escritor que se enfrentó a Sarmiento, y por lo tanto un héroe para mi familia antiunitaria.
La historia de la patria es para Victoria Ocampo menos un relato de manual que una saga familiar, y para sus padres y abuelos los enfrentamientos entre federales y unitarios eran tan políticos como domésticos. Durante la fiesta que celebraba la victoria de Caseros, el general Urquiza eligió para abrir el baile a Angélica Ocampo Regueira, futura abuela de Victoria, ya comprometida para casarse con su primo Manuel Ocampo. La fama de Urquiza por su afición a las damas fue motivo de cólera para Manuel, que hubiera preferido que se danzara la refalosa federal, en la que los bailarines no están obligados a tomarse de la mano, y no las cuadrillas. Pero dos de las Ocampo se casaron con descendientes de Urquiza, y a Rosas nunca dejaron de llamarlo “Juan Manuel” en el clan. Ellos eran los dueños de la patria... y ¿acaso su bisabuelo materno no aportó una fortuna al Cabildo de Buenos Aires para financiar la Revolución de Mayo? Podían abarcarlo todo.


Sobre la célebre tragedia de Felicitas Guerrero me atrae la versión de los Ocampo por tendenciosa, subjetiva, llena de simpatía por el asesino. Cuando Felicitas se casó con Martín de Álzaga en el año 1862, ella tenía dieciséis años y él, cincuenta y uno. La boda había sido dispuesta por los padres de Felicitas pese al disgusto de su hija. El prometido poseía setenta mil hectáreas y más de setenta millones de pesos. El hecho de que la novia tuviera una rara belleza no hace sino enmarañar más las cosas, porque sugiere que hubiera tenido más posibilidades de casarse enamorada.


En 1869 la joven tuvo que afrontar la muerte de su hijo de seis años, y luego la de un bebé recién nacido y la de su marido. El daguerrotipo que muestra su rostro no puede disimular, en la curva traviesa de una naricita respingada y unos labios que procuran permanecer serios, que el luto es guardado no tanto por el esposo perdido como por unas plegarias malignamente concedidas. Pero tenía veintiséis años, una belleza arrebatadora y la fortuna más importante de la República. De entre sus decenas de pretendientes, el más obstinado era Enrique Ocampo, hermano de la abuela Angélica, primo y cuñado del abuelo Manuel.


Una tarde Felicitas fue a recorrer su estancia La postrera y se perdió bajo una tormenta que arrancó ramas, tumbó árboles y oscureció en pocos minutos el cielo. Después de un rato de cabalgata entrevió, bajo los truenos, a un jinete cubierto por un poncho. “¿Dónde estamos?”, preguntó ella. “En mi estancia, que es la suya.” El gentil Samuel Sáenz Valiente la cobijó en el salón de su estancia, junto al fuego, mientras se secaban sus ropas. ¿Tenían alguna posibilidad de no enamorarse bajo el influjo de una escena tan romántica? Pocas semanas después estaban comprometidos.


Enrique Ocampo enloqueció de celos. Persiguió a Felicitas durante varios meses, y la amenazó con derramamientos de sangre si no accedía a su petición de matrimonio. La tarde del 29 de enero de 1872 llegó a su palacio de Barracas. Ella lo recibió en un saloncito mientras su primo Cristian Demaría, también enamorado suyo, se refugió en el comedor junto con el resto de la familia. Se escuchó una discusión acalorada y luego dos tiros. Al acudir, los hombres encontraron a Felicitas tirada en el suelo, ensangrentada, y a Enrique con un revólver en la mano y una expresión trastornada en el rostro. “El joven Demaría le quitó el revólver de la mano y le tiró dos tiros a Ocampo y allí en la misma pieza quedó muerto”, escribió Carlota Sáenz Valiente en una carta del 13 de febrero. Samuel, que recién llegaba, levantó a Felicitas y ella le pidió que no le quitaran del cuello el medallón con su retrato. Murió a la madrugada. El cadáver del asesino volvió en cupé a Buenos Aires: la abuela Angélica nunca olvidó el grito de su madre cuando vio la cara deshecha de su hijo. Al día siguiente los dos entierros se cruzaron en la Recoleta.


La justicia fue administrada, a puertas cerradas, por las dos familias. El informe oficial dictaminó que Enrique se había suicidado. Como para corroborar la teoría de Victoria sobre la naturaleza exaltada de los Ocampo, cuando la abuela Angélica le pedía que no se impacientara a causa del insomnio, el abuelo Manuel vociferaba: “¡Entonces, me joderé, carajo!”.

Plaza Boedo: espacio para usar

Plaza Boedo: espacio para usar


Por Berto González Montaner
* Editor Jefe ARQ Clarin 06/07/11


DESDE EL AIRE. LA TRAZA CON RETAZOS VERDES DE LA NUEVA PLAZA MARIANO BOEDO, UN LOGRO DE LOS VECINOS TRAS AÑOS DE RECLAMOS POR SU ESPACIO PUBLICO.



Que a Buenos Aires le faltan espacios verdes no hay duda. Basta con que aparezca un tibio rayo de sol para que los vecinos salgan con el mate, la reposera, la pelota o la patineta a colonizar cuanto espacio libre, vacante o verde encuentren. Hay zonas de la Ciudad donde para darse ese gustito hay que andar bastante. Mucho más que los 10 minutos máximos recomendables que indican los planificadores del Gobierno porteño.


Hace unos cuantos años entrevisté a un flamante funcionario encargado de los destinos urbanos de la Ciudad. Por aquél entonces, cuando todavía Buenos Aires dependía del poder central y los porteños reclamábamos autonomía, el tema del planeamiento se había ido al descenso. Del rango de Secretaría de Planeamiento Urbano y Medio Ambiente había pasado a ser, en 1993, una Subsecretaría de Mantenimiento y Desarrollo. El encuentro con el funcionario, un ingeniero, tuvo lugar en su despacho con un gigantesco mapa de la Ciudad como telón de fondo. Inevitable en todo reportaje urbano, llegó el tema de la falta de espacios verdes. Y el mapa surgió como prueba gráfica irrefutable. Casi ingenuamente disparé: ¿Y si en vez de lamentarnos, salpicamos de plazas la ciudad? Casi 20 años después, algo de esta utopía o idea descabellada cobró forma en la Plaza Mariano Boedo recientemente inaugurada gracias al empeño y persistencia de los vecinos. Así es, la agrupación “Todos por la Plaza Boedo” logró que la Legislatura rezonifique el predio comprendido entre las calles Carlos Calvo, Sánchez de Loria y Estados Unido y que el Gobierno de la Ciudad, luego de expropiarlo, llame a un concurso de proyectos para convertirlo en la primera plaza del barrio. No solo la primera, también bastante singular.


Si pasaron por ahí se preguntarán por qué la nueva Plaza Boedo no se parece en nada a Plaza Almagro o a tantas otras de Buenos Aires donde predomina el césped. La respuesta está en la pregunta inicial que se hizo el arquitecto Leonardo Cabral, ganador del certamen organizado para darle forma a este espacio público.


“¿Cuál debiera ser el carácter de una plaza que, a diferencia de la mayoría de las plazas barriales de Buenos Aires, no nació como plaza?”, se pregunta Cabral.


Una plaza que ocupa solo una parte de la manzana, con casas y medianeras preexistentes y hasta con las huellas de una vieja estación de tranvías. Allí había funcionado hasta 1963 la Estación Vail y, luego, la terminal de la empresa de transportes “El Tata”.


Para entender qué hicieron con la plaza, hay que mirarla desde bien arriba. Cabral reprodujo en el predio el trazado de lotes de las manzanas circundantes, como intentando recuperar la memoria de ese tejido bien tupido y abigarrado que tiene el barrio. Pero ahora buscando una mejor calidad ambiental, reemplazando metros cuadrados construidos por pisos y canteros con verde.


Hasta acá, la idea, el argumento que pergenió el arquitecto para inventar una plaza atípica, que intenta responder a las especificidades del lugar.


Sin embargo, las plazas no se disfrutan solo a vuelo de pájaro. O guiados por un manual de explicaciones. Están para usarlas, para apropiarse de ellas. Hace semanas la vengo auscultando. Paso frecuentemente para ver cómo está funcionando y la comparo con otras plazas cercanas. A pesar de los últimos fríos, se llena. Cabeza, jueguito, patineta, malabaristas, parejas, grupitos de adolescentes. Y también la calesita. Más allá de la polémica de si tiene mucho o poco cemento, si es un verdadero espacio verde o una plaza seca, la gente la usa intensamente. Curiosamente borrando o resignificando los límites del trazado impuesto por el arquitecto. Más allá de estas disquisiciones, bienvenida Plaza Boedo.

Abren las salas renovadas de Bellas Artes

A todo color: abren las salas renovadas de Bellas Artes


A cada sala, según la época, se le dio un color vibrante. Será más fácil circular. Y se vienen más reformas.

Por Mercedes Pérez Bergliaffa
06/07/11 Clarin

Esta institución ya realizó su propuesta. Ahora es el público el que la va a enriquecer”, declaraba ayer, contento, Guillermo Alonso, director del Museo Nacional de Bellas Artes, micrófono en mano y desde una escalinata.


El momento era histórico: tras cuarenta años sin ningún cambio edilicio de peso, el Bellas Artes renovó veinticuatro de sus salas, todas las de planta baja, como mostró Clarín en abril. Ayer hubo un adelanto de la inauguración, que se realizará mañana.


Hubo presencias fuertes: desde Alberto Petrina –director de Patrimonio de la Secretaría de Cultura de la Nación– hasta Henry Seeber, presidente de American Express, la empresa que pagó las reformas junto con la Asociación de Amigos. Desde Silvia Fajre y Adriana Rosenberg –miembros del Consejo Asesor del Bellas Artes– hasta Julio Crivelli, nuevo director de la Asociación de Amigos.


El recorrido comenzó por la sala 1, ahora pintada de un azul vibrante, alegre, para nada usual. “Los colores están en estrecha relación con las obras de cada época y con cierto clima histórico”, explica Angel Navarro, a cargo de la visita. “Este azul, por ejemplo, en este espacio con obras de fines de la Edad Media y principios del Renacimiento. Era un color muy usado en las miniaturas medievales y por algunos artistas de ese momento. El color elegido para las paredes fue investigado profundamente”.


Lo mismo pasa en las otras salas: la de arte barroco holandés y español es bordó –acentúa el dramatismo característico de la época en esas regiones–; la de pinturas del Siglo XVIII europeo es turquesa (“color que aparece en los diferentes objetos de Francia e Inglaterra de esa época, como en la porcelana”). La sala dedicada sólo a los Goya es rojo furioso, vibrante, carmesí; casi naranja. La sala de los impresionistas es verde loro , color totalmente atípico para las paredes de un museo: su elección se debió al vínculo que los pintores impresionistas establecían con el aire libre, con el paisaje.


“Vean esta cabeza monumental de Balzac realizada por Rodin”, dice el historiador Roberto Amigo, respecto a una escultura ubicada al final de un pasillo, con una iluminación casi dramática, teatral. Los “ooh” y “aah” del grupo no se hacen esperar.


Pero la novedad en las salas del Bellas Artes no viene sólo por el cambio de color: también se revalorizó la circulación del público en la planta baja. Para ello se trabajó teniendo en cuenta el plano de las reformas que el arquitecto Alejandro Bustillo hizo al museo en 1933. Este replanteo –se eliminaron paredes falsas que obstaculizaban los recorridos– permitirá que las personas se muevan más libremente por los espacios, siguiendo un orden más didáctico.


También cambió la selección de obras: ahora se exhiben algunas que hasta hace poco llenaban los depósitos . Como el exquisito y raro paisaje rosado de Cándido López.


Y otra novedad: todas las obras del Siglo XX fueron pasadas al primer piso.


Alonso, el director del Museo, está entusiasmado.


¿Cuál es la reforma que sigue? Ya se comenzó a reformar el pabellón de exposiciones temporales, que va a tener mil metros cuadrados e incluirá el book-shop de la Asociación de Amigos y un espacio con sofás y café. Planeamos inaugurarlo en agosto.


¿En qué quedó el proyecto de construir un nuevo pabellón? Esa es mi gran obsesión, mi pasión. Pero hay prioridades. Espero, para la segunda mitad de 2011, llamar a un concurso internacional de arquitectos para construir la ampliación del museo, un edificio que costará mucho dinero, ya que serán diez mil metros cuadrados.


¿Podrá terminar lo que se propone en el año que le queda de gestión? Sí, creo que en un año voy a llegar a generar conciencia sobre la importancia de un museo nacional de arte, llamar a concurso y comenzar con la construcción de la ampliación. Toda la energía está puesta en eso.


Una puesta en escena inteligente


Por Ana María Battistozzi

¿Cómo vemos el arte? ¿Cómo nos relacionamos con él? La experiencia del arte depende en gran medida de una puesta en escena.


Esto lo sabían la Iglesia y la nobleza mucho antes de que el arte fuera lo que hoy entendemos por él. Pero también quienes, a partir del siglo XVIII, pensaron que el arte debía servir para educar; formar ciudadanos y desarrollar su sensibilidad como parte del proyecto de la modernidad. ¿Cómo pudo el arte cumplir ese objetivo central? Contándonos historias que jerarquizaron modelos y obras según las escuelas, estilos y épocas.


No debiera sorprender, entonces, que nuestro Museo convirtiera sus paredes en páginas de la historia del arte que el correr del tiempo, nuevas investigaciones o nuevas necesidades materiales obligan a revisar. Muchas de ellas simplemente por cambios edilicios pero muchas otras por aplicar nuevos criterios derivados de aportes historiográficos, como en este caso.


Quienes visiten el Museo Nacional de Bellas Artes seguramente quedarán impactados por lo suntuoso del nuevo diseño, por el color preciso que realza lo que exhibe cada sala. Pero, además, porque encontrarán las mismas obras que quizás han visto muchas veces, pero distintas por los nuevos vínculos que establecen entre sí. Vínculos inteligentes, audaces y meditados que hizo posible el profundo conocimiento de la colección que habilitó la producción del catálogo razonado, verdadero telón de fondo de esta puesta en valor.

Prohíben los avisos de oferta sexual

Prohíben por decreto los avisos publicitarios de oferta sexual
Clarin 06/07/11

Apunta a combatir la trata de personas. “Un paso contra la doble moral”, dijo Cristina.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmó ayer un decreto por el cual se prohíben los avisos publicitarios vinculados con el comercio de sexo que involucra a personas.


Lo hizo durante un acto en el Salón de las Mujeres de la Casa de Gobierno al que asistieron, entre otros ministros, el de Justicia, Julio Alak, de quien depende la Oficina de Rescate y Acompañamiento a las víctimas de la trata.


El decreto 936 prohíbe “los avisos que promuevan la oferta sexual o hagan explícita o implícita referencia a la solicitud de personas destinadas al comercio sexual, por cualquier medio, con la finalidad de prevenir el delito de trata de personas con fines de explotación sexual y la paulatina eliminación de las formas de discriminación de las mujeres”.


La norma también incluye “aquellos avisos cuyo texto, haciendo referencia a actividades lícitas resulten engañosos, teniendo por fin último la realización de alguna de las actividades aludidas”.


Se basa en dos leyes: la 26.485, para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres; y la 26.522, de Servicios de Comunicación Audiovisual, que en su artículo 3 inciso m plantea el objetivo de “promover la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombres y mujeres, y el tratamiento plural, igualitario y no estereotipado, evitando toda discriminación por género u orientación sexual” .


La autoridad de aplicación será el Ministerio de Justicia, en cuyo ámbito se creará la Oficina de Monitoreo de Publicación de Avisos de Comercio Sexual . Esta deberá coordinar su actuación con la Oficina de Rescate y Acompañamiento a las víctimas de la trata; con la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual; y con el Consejo Nacional de las Mujeres.


El decreto deberá ser reglamentad o por el Ministerio de Justicia, en especial para establecer las sanciones a los infractores . De todos modos, la Presidenta aclaró que la medida “no es una condena a las mujeres”, sino “a los medios y a los que instrumentan este tipo de cosas a través de la explotación” o de la difusión “de esa explotación a través de los medios”. Y agregó: “Nunca vamos a condenar a ninguna mujer. La mayoría de las veces, nadie elige la vida que tiene ”.


El acto había comenzado con un video que se inició con la nota publicada en Clarín hace una semana, sobre el informe del Departamento de Estado de EE.UU., en el que denuncia la connivencia oficial con la trata de personas (ver El informe de...). Y a continuación se mostró avisos clasificados de oferta sexual de varios medios gráficos.


La jefa de Estado consideró que esta publicidad “no solamente es un vehículo en la comisión del delito de trata, sino también una profunda discriminación de la mujer como tal”, al “crear estereotipos femeninos ”, que toman a la mujer “como objeto sexual”.

“No se puede, en las primeras páginas del diario, exigir al Gobierno la lucha contra la trata y, al mismo tiempo, en las últimas páginas sacar esos avisos que humillan la condición femenina ”, subrayó Cristina. “Creo que hemos dado un gigantesco paso contra la doble moral y la hipocresía ”, evaluó.