Ayer comenzó a discutirse en la legislatura
Crece la polémica por el barrio de lujo que proyecta IRSA en la Costanera Sur
Publicado el 21 de Septiembre de 2011
Tiempo Argentino.
Fue presentado por el Ejecutivo porteño, sin un estudio de impacto ambiental. Incluye torres de 160 metros al lado de la Reserva Ecológica.
La construcción de un complejo habitacional de lujo sobre 70 hectáreas de la Costanera Sur es la intención de un polémico proyecto de ley que comenzó a tratarse ayer en la Legislatura porteña. El documento, presentado por el Ejecutivo de la Ciudad, propone la aprobación del convenio suscripto entre el gobierno porteño y una de las empresas del Grupo IRSA, para erigir el complejo en lo que fue la Ciudad Deportiva de Boca Juniors.
De acuerdo al proyecto, la empresa Solares de Santa María SA condiciona a la Legislatura, al darle un plazo hasta el 10 de diciembre de este año para aprobar el acuerdo sin modificarlo (cláusulas 3 y 4 del convenio). Además, queda a criterio exclusivo de la empresa prorrogar dicho plazo por 300 días más. “Tal y como está planteada, la ley no sólo es ofensiva para la Legislatura, sino para la dignidad de los diputados y la división de poderes”, destacó el legislador Adrián Camps. “De aprobarse en estos términos, dejaríamos de ser una democracia participativa, y nos convertiríamos en una plutocracia, donde manda el poder económico sobre las representaciones políticas electas por el pueblo”, advirtió.
La iniciativa fue considerada ayer, junto con representantes vecinales, en la Comisión de Planeamiento. Durante la reunión, no hubo posiciones a favor del proyecto y se solicitó realizar, la próxima semana, un nuevo encuentro de asesores, diputados y vecinos, con invitación abierta al Ejecutivo porteño.
Otro déficit del proyecto es que no presenta un estudio de impacto ambiental sobre la vecina Reserva Ecológica y sobre el barrio de emergencia “Rodrigo Bueno”.
“En estas condiciones, el proyecto debe ser rechazado sin más trámite”, sentenció Camps, quien participa de las tres comisiones en las que se debatirá la polémica iniciativa: Planeamiento Urbano, Ecología y Protección y Uso del Espacio Público.
Por su parte, el legislador Martín Hourest consideró que sus reparos ante el proyecto también responden a “cuestiones urbanísticas, ecológicas y de planeamiento urbano estratégico, ya que pretenden rezonificar el predio para permitir la construcción de torres de 160 metros de altura y un barrio semiprivado con una marina”.
miércoles
Soluciones para los traslados por la ciudad
Movilidad porteña, en la mira /
Mejorar el tránsito, la apuesta macrista
Por Angeles Castro
LA NACION
Viajar por la Capital es una experiencia ardua. Si bien en los últimos años algunas medidas, como la delimitación de carriles exclusivos sobre ocho avenidas y el lanzamiento del Metrobús sobre Juan B. Justo, favorecieron a los usuarios del transporte público al permitirles ahorrar tiempo de traslado y se duplicó también el uso de la bicicleta como medio de transporte no contaminante, aún resta mucho por hacer.
En ese sentido, el gobierno porteño prometió que, en los próximos años, la movilidad urbana seguirá siendo uno de los ejes de su gestión. Entre otras cosas, será extendida la red de vías preferenciales hacia la avenida Corrientes y otras que cruzan el centro porteño; el servicio de Metrobús llegará al sur de la Capital y luego a la 9 de Julio y al Bajo, y será inaugurado el Corredor Norte de ciclovías, para sumar 3000 metros de bicisendas a los 5000 ya existentes. Asimismo, Mauricio Macri volverá a licitar la construcción de ocho cocheras subterráneas y habilitará más cuadras para estacionar a la izquierda, para paliar el déficit de plazas registrado; mientras busca financiamiento para la línea de subtes G (Retiro-Agronomía).
Por su parte, expertos consultados -cuyas opiniones se publican por separado- celebraron la reivindicación generalizada del transporte público, pero coincidieron en la necesidad de mejorar la oferta de colectivos rápidos existente e, incluso, de complementarla con unidades intermedias o pequeños buses. También insistieron en que deben concretarse las trazas de subtes aprobadas hace una década y pendientes de concreción (F, G e I) para vincular los barrios.
Lo cierto es que en los últimos años hubo un cambio de paradigma: las políticas públicas desplazaron al auto particular del podio que ocupaba como medio de locomoción predilecto y se comenzó a dar prioridad a medidas pensadas para el transporte masivo, que traslada mayor cantidad de gente de manera más eficiente y con menor impacto en el ambiente.
Así se diseñaron 24 km de vías preferenciales para ómnibus y taxis en las avenidas Córdoba, Entre Ríos y Callao, Santa Fe, Jujuy y Pueyrredón, Las Heras, Garay y Triunvirato que, en promedio, permitieron ahorrar 15 horas por año de viaje.
El mismo criterio fundamentó el lanzamiento del Metrobús, que debutó por carriles centrales de Juan B. Justo y redujo un 40% la duración del trayecto entre Liniers y Palermo en las líneas 166 y 34, con una gran satisfacción entre los usuarios. Dentro de un año, los ómnibus rápidos llegarán al sur porteño.
Asimismo, el tendido de 68,3 km de ciclovías que atraviesan puntos neurálgicos, como Retiro, Constitución, Plaza Italia, Once, Puerto Madero, La Boca y la Plaza de Mayo, junto con el lanzamiento del sistema de alquiler público de bicicletas, lograron que, en sólo un año, se duplicara la cantidad de personas que usa esos vehículos de dos ruedas para circular por Buenos Aires, según la UBA.
Para los próximos meses, en tanto, está prevista la inauguración de cuatro nuevas estaciones de subte (dos en la línea A y dos en la B), mientras que recientemente se habilitó la estación Corrientes de la línea H, que sirvió para conectar a las líneas A y B bajo la avenida Pueyrredón.
Como contracara de los incipientes avances en transporte público, los automovilistas padecen las consecuencias de la restricción del espacio para transitar, ya que carriles exclusivos para colectivos y ciclovías achicaron las calles y otras fueron peatonalizadas, como Reconquista y Suipacha, en el área central.
A eso se suman los crecientes trastornos para estacionar registrados en buena parte de la ciudad, donde las plazas tanto en la vía pública como en las cocheras son insuficientes. Estas últimas aumentaron su precio 350% en cinco años. En barrios como Recoleta, Palermo, San Telmo, Constitución, Núñez, Belgrano, Caballito, Flores, Villa Urquiza y Villa Crespo conseguir un lugar demanda no menos de 20 minutos.
La problemática de la movilidad cobró tal dimensión que, durante el primer semestre del año, en el gobierno porteño evaluaron la creación de un Ministerio de Transporte y Tránsito que condujera los cambios por efectuarse en la materia. La propuesta ahora quedó congelada.
"Independientemente de la existencia de un ministerio, el plan de movilidad fue y seguirá siendo un eje importante de la gestión. Además de los proyectos propios, esperamos que la buena onda que logramos alcanzar con el gobierno nacional se traduzca en resultados, ya que la coordinación es esencial para mejorar el transporte", dijo el jefe de gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Del gobierno nacional dependen, por ejemplo, la conclusión de la extensión de la autopista Illia, frenada a la altura del aeroparque metropolitano, a la espera de que se corra el perímetro de la aeroestación, y la concreción de la autopista ribereña.
Esta última es reclamada por los especialistas, como alternativa para paliar los trastornos del tránsito vehicular en la conexión Norte-Sur, y también se exige resolver el "muro" que significa el permanente movimiento de contenedores por las avenidas Huergo y Madero.
Otros expertos propusieron revisar algunos proyectos del Poder Ejecutivo, como el túnel para autos particulares bajo la 9 de Julio, que el gobierno porteño había impulsado y luego desechado, y que podría se retomado próximamente..
Integrar y racionalizar los servicios
PEDRO DEL PIERO
Presidente de la Fundación Metropolitana
La movilidad es un derecho esencial que permite a las personas acceder al trabajo, la formación, frecuentar a la familia y amigos, desarrollarse y divertirse. En el área metropolitana, el transporte de personas es un tema de fuerte impacto social y económico.
Por naturaleza, el sistema de transporte público exige integración tarifaria, física y de gestión, complementando los modos con racionalidad. También hace falta mejorar mucho determinados servicios y racionalizar otros.
Considero que, en cuanto a los trenes metropolitanos, es urgente su reconstrucción mediante inversiones de gran volumen en estaciones, formaciones y vías. Téngase en cuenta la potente y muy buena traza ferroviaria que conforma un rasgo distintivo de Buenos Aires entre las grandes metrópolis.
Respecto del transporte automotor de pasajeros, es necesario su ajuste estructural, de manera de complementar los buses de transito rápido por avenidas y autopistas con unidades intermedias y busetas, para lograr equitativa cobertura. Metrobuses metropolitanos en todas las autopistas podrían rápidamente ser una buena alternativa al uso del automóvil.
Finalmente, desde la fundación recomendamos implementar y sostener en el tiempo una masiva campaña metropolitana de concientización para lograr movilizarnos mejor: hasta diez cuadras, camino; hasta treinta, voy en bicicleta; entre barrios, uso el colectivo; entre centralidades, el subte; entre localidades, el tren. Y el automóvil sólo para desplazamientos que no generen congestionamiento..
Nuevas líneas de subte para unir barrios
NES SCHMIDT
Investigadora del C. de Estudios de Transporte Área Metro (UBA)
Las políticas públicas deben centrarse en cumplir, por ejemplo, la ley 670, que autoriza al Poder Ejecutivo a construir nuevas líneas de subterráneos que permitirán vincular los barrios de Barracas, Constitución, Recoleta y Palermo, entre otros (Línea F); Retiro, Caballito, Villa del Parque y Agronomía (Línea G), y Parque Chacabuco, Villa Crespo, Palermo, Retiro y Núñez (Línea I).
Estas obras de infraestructura para el transporte masivo, que requieren de una gran inversión, no pueden estar "pensadas" sólo para las horas pico; por lo contrario, deben vincular zonas de interés, de equipamientos significativos para la ciudad y atravesar áreas de alta densidad de población; es decir, dar respuesta a múltiples demandas asegurando una mayor accesibilidad.
Otra acción que no requiere de grandes inversiones pero sí de la definición de políticas, planes y programas para el corto y mediano plazo es el reordenamiento del transporte público: asegurar una accesibilidad coherente para la ciudad, en su rol integrador, y calificar el espacio público en lo referido a la movilidad. Por ejemplo: paradores con información de recorridos, costos y frecuencias.
Y termino con algunas preguntas, en cuya formulación subyacen sus respuestas. ¿Cuándo se va a resolver la conexión Norte-Sur, es decir, la Ribereña? ¿Cómo se va a resolver la fractura urbana que define el "muro continuo y en movimiento" de contenedores en Madero-Huergo? ¿Cuándo vamos a recuperar el paisaje urbano que perdimos en la Dársena F por la pared multicolor de contenedores que alteró el perfil de la usina?
Prioridad para traslados a pie y en dos ruedas
GONZALO HERRERA GALLO
Sec. de la Asociación de Ciclistas Urbanos
Ha sido repetidas veces demostrado en todo el mundo que el problema del tránsito urbano es causado por la ineficiencia de los sistemas de movilidad basados en el automóvil particular y que, por ende, la solución a la congestión no radica en intentar facilitar ese tipo de viajes. Se trata de otorgar prioridad en el diseño y la regulación de las vías públicas al transporte público masivo y su combinación con dos modos de transporte activos y saludables, eficientes y no contaminantes, inofensivos y accesibles: en bicicleta y a pie.
Grandes metrópolis con poca tradición ciclista previa, como Londres, París o Nueva York, vienen implementando en los últimos años estos principios. Sin embargo en Buenos Aires, a pesar de algunas medidas saludables, pero insuficientes, mientras los tramos de ciclovías existentes distan mucho de proyectarse como una verdadera red, se da aún la paradoja de que quien elige usar el automóvil particular -causal de congestión, contaminación y muertes- cuenta con caminos más directos que quien opta por ir en bicicleta.
Superar el viejo modelo requiere medidas prácticas para que lo bueno sea también lo más fácil y funcional: dar prioridad a los caminos más cortos y atractivos para peatones y ciclistas, serio control de la velocidad de autos para proteger a los más vulnerables, estacionamientos de bicicleta en estaciones de transporte y edificios públicos, y cumplir con la ley 1752, comenzando por las playas concesionadas, para que reciban bicicletas a un precio acorde al tamaño..
Atender la nueva agenda de la sociedad
ANDRES BORTHAGARAY
Dtor. del Instituto para la Ciudad en Movimiento
A pesar de las noticias sobre caos de tránsito, conflictos y accidentes, existe un punto de partida todavía sólido para una movilidad de calidad en Buenos Aires. Es una ciudad bien servida por el transporte público, con calles caminables; aunque presenta, sobre todo en la periferia exterior y ciertos ejes, un modelo inverso.
La agenda pública ha evolucionado. Se reivindican los ferrocarriles, el subterráneo, nuevas preferencias en la circulación y una mayor seguridad vial donde antes primaba la eliminación de obstáculos a la "prepotencia del automóvil". Se asignan subsidios, se expanden líneas como las H y E, existen el SUBE, el Metrobús y las dobles manos en avenidas con carriles preferenciales. Las prioridades al peatón y la bicicleta en algunas partes son novedad; en otras, son la única alternativa. Más aún, cuestiones energéticas y ambientales parecen afirmar esta dirección.
Sin embargo, hay otro conjunto de acciones por reconsiderar. Por ejemplo, el túnel vial en la 9 de Julio en lugar de una inversión sobre rieles -cuyas ventajas, en costo por pasajero transportado y capacidad, son varias veces superiores-, los estacionamientos bajo las plazas y concentraciones de grandes superficies dedicadas a una sola actividad.
Las nuevas políticas podrán afirmarse mejor desde un contexto de innovación colectiva, desde instituciones particularmente respetuosas de controles, consultas y divisiones de poderes en el uso de los recursos públicos, con una mirada integradora, puesta en quien viaja, trabaja y vive en la gran metrópoli..
Un transporte público sin congestión
GUILLERMO DIETRICH
Subsec. de Transporte y Tránsito porteño
La ciudad de Buenos Aires, con casi 3.000.000 de habitantes y otros tantos que ingresan diariamente con distintos fines, es una de las ciudades más grandes del planeta y, en consecuencia, con más movimientos de personas y bienes.
Mediante el Plan de Movilidad Sustentable hemos logrado priorizar el transporte público, ordenar el tránsito y la seguridad vial y crear nuevas opciones de movilidad saludable, algo inédito.
Como más del 80% de nuestros traslados son en colectivos, subtes o trenes, nuestro compromiso fue mejorar la calidad de nuestros viajes, aislando al transporte público de la congestión. El ejemplo más cabal fue la instrumentación del Metrobús; en el mismo sentido delimitamos 24 km de vías preferenciales para colectivos.
Sumamos 1600 nuevas cuadras de estacionamiento sobre la mano izquierda; además, permitimos estacionar a la noche y sábados por la mañana en avenidas. E hicimos importantes inversiones para incorporar nuevas tecnologías en semáforos y carteles dinámicos de información de tránsito, que nos permiten comunicarnos con los conductores en tiempo real.
Incentivamos con ciclovías el uso de la bicicleta y, mediante la peatonalización, las caminatas, para evitar los problemas de congestión ante la creciente cantidad de autos.
Sin desconocer las importantes deficiencias que aún existen en muchos medios de transporte, con los desafíos jurisdiccionales que enfrenta la Capital, continuaremos trabajando con el mismo espíritu en los mismos ejes.
Mejorar el tránsito, la apuesta macrista
Por Angeles Castro
LA NACION
Viajar por la Capital es una experiencia ardua. Si bien en los últimos años algunas medidas, como la delimitación de carriles exclusivos sobre ocho avenidas y el lanzamiento del Metrobús sobre Juan B. Justo, favorecieron a los usuarios del transporte público al permitirles ahorrar tiempo de traslado y se duplicó también el uso de la bicicleta como medio de transporte no contaminante, aún resta mucho por hacer.
En ese sentido, el gobierno porteño prometió que, en los próximos años, la movilidad urbana seguirá siendo uno de los ejes de su gestión. Entre otras cosas, será extendida la red de vías preferenciales hacia la avenida Corrientes y otras que cruzan el centro porteño; el servicio de Metrobús llegará al sur de la Capital y luego a la 9 de Julio y al Bajo, y será inaugurado el Corredor Norte de ciclovías, para sumar 3000 metros de bicisendas a los 5000 ya existentes. Asimismo, Mauricio Macri volverá a licitar la construcción de ocho cocheras subterráneas y habilitará más cuadras para estacionar a la izquierda, para paliar el déficit de plazas registrado; mientras busca financiamiento para la línea de subtes G (Retiro-Agronomía).
Por su parte, expertos consultados -cuyas opiniones se publican por separado- celebraron la reivindicación generalizada del transporte público, pero coincidieron en la necesidad de mejorar la oferta de colectivos rápidos existente e, incluso, de complementarla con unidades intermedias o pequeños buses. También insistieron en que deben concretarse las trazas de subtes aprobadas hace una década y pendientes de concreción (F, G e I) para vincular los barrios.
Lo cierto es que en los últimos años hubo un cambio de paradigma: las políticas públicas desplazaron al auto particular del podio que ocupaba como medio de locomoción predilecto y se comenzó a dar prioridad a medidas pensadas para el transporte masivo, que traslada mayor cantidad de gente de manera más eficiente y con menor impacto en el ambiente.
Así se diseñaron 24 km de vías preferenciales para ómnibus y taxis en las avenidas Córdoba, Entre Ríos y Callao, Santa Fe, Jujuy y Pueyrredón, Las Heras, Garay y Triunvirato que, en promedio, permitieron ahorrar 15 horas por año de viaje.
El mismo criterio fundamentó el lanzamiento del Metrobús, que debutó por carriles centrales de Juan B. Justo y redujo un 40% la duración del trayecto entre Liniers y Palermo en las líneas 166 y 34, con una gran satisfacción entre los usuarios. Dentro de un año, los ómnibus rápidos llegarán al sur porteño.
Asimismo, el tendido de 68,3 km de ciclovías que atraviesan puntos neurálgicos, como Retiro, Constitución, Plaza Italia, Once, Puerto Madero, La Boca y la Plaza de Mayo, junto con el lanzamiento del sistema de alquiler público de bicicletas, lograron que, en sólo un año, se duplicara la cantidad de personas que usa esos vehículos de dos ruedas para circular por Buenos Aires, según la UBA.
Para los próximos meses, en tanto, está prevista la inauguración de cuatro nuevas estaciones de subte (dos en la línea A y dos en la B), mientras que recientemente se habilitó la estación Corrientes de la línea H, que sirvió para conectar a las líneas A y B bajo la avenida Pueyrredón.
Como contracara de los incipientes avances en transporte público, los automovilistas padecen las consecuencias de la restricción del espacio para transitar, ya que carriles exclusivos para colectivos y ciclovías achicaron las calles y otras fueron peatonalizadas, como Reconquista y Suipacha, en el área central.
A eso se suman los crecientes trastornos para estacionar registrados en buena parte de la ciudad, donde las plazas tanto en la vía pública como en las cocheras son insuficientes. Estas últimas aumentaron su precio 350% en cinco años. En barrios como Recoleta, Palermo, San Telmo, Constitución, Núñez, Belgrano, Caballito, Flores, Villa Urquiza y Villa Crespo conseguir un lugar demanda no menos de 20 minutos.
La problemática de la movilidad cobró tal dimensión que, durante el primer semestre del año, en el gobierno porteño evaluaron la creación de un Ministerio de Transporte y Tránsito que condujera los cambios por efectuarse en la materia. La propuesta ahora quedó congelada.
"Independientemente de la existencia de un ministerio, el plan de movilidad fue y seguirá siendo un eje importante de la gestión. Además de los proyectos propios, esperamos que la buena onda que logramos alcanzar con el gobierno nacional se traduzca en resultados, ya que la coordinación es esencial para mejorar el transporte", dijo el jefe de gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
Del gobierno nacional dependen, por ejemplo, la conclusión de la extensión de la autopista Illia, frenada a la altura del aeroparque metropolitano, a la espera de que se corra el perímetro de la aeroestación, y la concreción de la autopista ribereña.
Esta última es reclamada por los especialistas, como alternativa para paliar los trastornos del tránsito vehicular en la conexión Norte-Sur, y también se exige resolver el "muro" que significa el permanente movimiento de contenedores por las avenidas Huergo y Madero.
Otros expertos propusieron revisar algunos proyectos del Poder Ejecutivo, como el túnel para autos particulares bajo la 9 de Julio, que el gobierno porteño había impulsado y luego desechado, y que podría se retomado próximamente..
Integrar y racionalizar los servicios
PEDRO DEL PIERO
Presidente de la Fundación Metropolitana
La movilidad es un derecho esencial que permite a las personas acceder al trabajo, la formación, frecuentar a la familia y amigos, desarrollarse y divertirse. En el área metropolitana, el transporte de personas es un tema de fuerte impacto social y económico.
Por naturaleza, el sistema de transporte público exige integración tarifaria, física y de gestión, complementando los modos con racionalidad. También hace falta mejorar mucho determinados servicios y racionalizar otros.
Considero que, en cuanto a los trenes metropolitanos, es urgente su reconstrucción mediante inversiones de gran volumen en estaciones, formaciones y vías. Téngase en cuenta la potente y muy buena traza ferroviaria que conforma un rasgo distintivo de Buenos Aires entre las grandes metrópolis.
Respecto del transporte automotor de pasajeros, es necesario su ajuste estructural, de manera de complementar los buses de transito rápido por avenidas y autopistas con unidades intermedias y busetas, para lograr equitativa cobertura. Metrobuses metropolitanos en todas las autopistas podrían rápidamente ser una buena alternativa al uso del automóvil.
Finalmente, desde la fundación recomendamos implementar y sostener en el tiempo una masiva campaña metropolitana de concientización para lograr movilizarnos mejor: hasta diez cuadras, camino; hasta treinta, voy en bicicleta; entre barrios, uso el colectivo; entre centralidades, el subte; entre localidades, el tren. Y el automóvil sólo para desplazamientos que no generen congestionamiento..
Nuevas líneas de subte para unir barrios
NES SCHMIDT
Investigadora del C. de Estudios de Transporte Área Metro (UBA)
Las políticas públicas deben centrarse en cumplir, por ejemplo, la ley 670, que autoriza al Poder Ejecutivo a construir nuevas líneas de subterráneos que permitirán vincular los barrios de Barracas, Constitución, Recoleta y Palermo, entre otros (Línea F); Retiro, Caballito, Villa del Parque y Agronomía (Línea G), y Parque Chacabuco, Villa Crespo, Palermo, Retiro y Núñez (Línea I).
Estas obras de infraestructura para el transporte masivo, que requieren de una gran inversión, no pueden estar "pensadas" sólo para las horas pico; por lo contrario, deben vincular zonas de interés, de equipamientos significativos para la ciudad y atravesar áreas de alta densidad de población; es decir, dar respuesta a múltiples demandas asegurando una mayor accesibilidad.
Otra acción que no requiere de grandes inversiones pero sí de la definición de políticas, planes y programas para el corto y mediano plazo es el reordenamiento del transporte público: asegurar una accesibilidad coherente para la ciudad, en su rol integrador, y calificar el espacio público en lo referido a la movilidad. Por ejemplo: paradores con información de recorridos, costos y frecuencias.
Y termino con algunas preguntas, en cuya formulación subyacen sus respuestas. ¿Cuándo se va a resolver la conexión Norte-Sur, es decir, la Ribereña? ¿Cómo se va a resolver la fractura urbana que define el "muro continuo y en movimiento" de contenedores en Madero-Huergo? ¿Cuándo vamos a recuperar el paisaje urbano que perdimos en la Dársena F por la pared multicolor de contenedores que alteró el perfil de la usina?
Prioridad para traslados a pie y en dos ruedas
GONZALO HERRERA GALLO
Sec. de la Asociación de Ciclistas Urbanos
Ha sido repetidas veces demostrado en todo el mundo que el problema del tránsito urbano es causado por la ineficiencia de los sistemas de movilidad basados en el automóvil particular y que, por ende, la solución a la congestión no radica en intentar facilitar ese tipo de viajes. Se trata de otorgar prioridad en el diseño y la regulación de las vías públicas al transporte público masivo y su combinación con dos modos de transporte activos y saludables, eficientes y no contaminantes, inofensivos y accesibles: en bicicleta y a pie.
Grandes metrópolis con poca tradición ciclista previa, como Londres, París o Nueva York, vienen implementando en los últimos años estos principios. Sin embargo en Buenos Aires, a pesar de algunas medidas saludables, pero insuficientes, mientras los tramos de ciclovías existentes distan mucho de proyectarse como una verdadera red, se da aún la paradoja de que quien elige usar el automóvil particular -causal de congestión, contaminación y muertes- cuenta con caminos más directos que quien opta por ir en bicicleta.
Superar el viejo modelo requiere medidas prácticas para que lo bueno sea también lo más fácil y funcional: dar prioridad a los caminos más cortos y atractivos para peatones y ciclistas, serio control de la velocidad de autos para proteger a los más vulnerables, estacionamientos de bicicleta en estaciones de transporte y edificios públicos, y cumplir con la ley 1752, comenzando por las playas concesionadas, para que reciban bicicletas a un precio acorde al tamaño..
Atender la nueva agenda de la sociedad
ANDRES BORTHAGARAY
Dtor. del Instituto para la Ciudad en Movimiento
A pesar de las noticias sobre caos de tránsito, conflictos y accidentes, existe un punto de partida todavía sólido para una movilidad de calidad en Buenos Aires. Es una ciudad bien servida por el transporte público, con calles caminables; aunque presenta, sobre todo en la periferia exterior y ciertos ejes, un modelo inverso.
La agenda pública ha evolucionado. Se reivindican los ferrocarriles, el subterráneo, nuevas preferencias en la circulación y una mayor seguridad vial donde antes primaba la eliminación de obstáculos a la "prepotencia del automóvil". Se asignan subsidios, se expanden líneas como las H y E, existen el SUBE, el Metrobús y las dobles manos en avenidas con carriles preferenciales. Las prioridades al peatón y la bicicleta en algunas partes son novedad; en otras, son la única alternativa. Más aún, cuestiones energéticas y ambientales parecen afirmar esta dirección.
Sin embargo, hay otro conjunto de acciones por reconsiderar. Por ejemplo, el túnel vial en la 9 de Julio en lugar de una inversión sobre rieles -cuyas ventajas, en costo por pasajero transportado y capacidad, son varias veces superiores-, los estacionamientos bajo las plazas y concentraciones de grandes superficies dedicadas a una sola actividad.
Las nuevas políticas podrán afirmarse mejor desde un contexto de innovación colectiva, desde instituciones particularmente respetuosas de controles, consultas y divisiones de poderes en el uso de los recursos públicos, con una mirada integradora, puesta en quien viaja, trabaja y vive en la gran metrópoli..
Un transporte público sin congestión
GUILLERMO DIETRICH
Subsec. de Transporte y Tránsito porteño
La ciudad de Buenos Aires, con casi 3.000.000 de habitantes y otros tantos que ingresan diariamente con distintos fines, es una de las ciudades más grandes del planeta y, en consecuencia, con más movimientos de personas y bienes.
Mediante el Plan de Movilidad Sustentable hemos logrado priorizar el transporte público, ordenar el tránsito y la seguridad vial y crear nuevas opciones de movilidad saludable, algo inédito.
Como más del 80% de nuestros traslados son en colectivos, subtes o trenes, nuestro compromiso fue mejorar la calidad de nuestros viajes, aislando al transporte público de la congestión. El ejemplo más cabal fue la instrumentación del Metrobús; en el mismo sentido delimitamos 24 km de vías preferenciales para colectivos.
Sumamos 1600 nuevas cuadras de estacionamiento sobre la mano izquierda; además, permitimos estacionar a la noche y sábados por la mañana en avenidas. E hicimos importantes inversiones para incorporar nuevas tecnologías en semáforos y carteles dinámicos de información de tránsito, que nos permiten comunicarnos con los conductores en tiempo real.
Incentivamos con ciclovías el uso de la bicicleta y, mediante la peatonalización, las caminatas, para evitar los problemas de congestión ante la creciente cantidad de autos.
Sin desconocer las importantes deficiencias que aún existen en muchos medios de transporte, con los desafíos jurisdiccionales que enfrenta la Capital, continuaremos trabajando con el mismo espíritu en los mismos ejes.
Soterrar
En Capital, hay que soterrar más
Por Miguel Jurado
EDITOR ADJUNTO ARQ
Clarin ARQ 21/09/11
SUBTE B. LA ESTACION ROSAS, PREVISTA PARA FIN DE AÑO. ES LA LINEA MAS PROFUNDA QUE TIENE LA CIUDAD.
Al final salió el tema de los accidentes ferroviarios. Fue en la parrillita de los sábados. No habíamos terminado de repasar la goleada que nos comimos cuando alguien tiró: “Qué peligro los pasos a nivel”. Creo que fue Manteca (nuestro arquero) tratando de olvidar los cinco goles que recibió. “¡También, la gente no respeta nada, ni las barreras, ni las normas de tránsito!”, agregó Gastón, como si él no fuera parte de “la gente”. Antes de que explote la polémica, me pareció oportuno argumentar sobre las ventajas de enterrar (hoy se dice soterrar) los sistemas de transporte. “Mientras más crezca la ciudad, van a ser cada vez más necesarios los subtes, habrá que enterrar trenes y hasta hacer viaductos subterráneos para autos”, sentencié”. “¿De dónde va a salir la plata para eso?”, preguntó Gastón agitando, de abajo para arriba, los cinco dedos de la mano.”¡Tranquilo que no la vas a pagar vos!”, contragolpeó Nacho, que lo tiene en un arco por su tacañería. ”Mirá –dije–, todas las inversiones parecen caras si no se consideran los beneficios a largo plazo”. Y expuse las ventajas del enterramiento: menor trastorno en la superficie durante su construcción y uso, menos ruido, menos contaminación e impacto visual y aprovechamiento del lugar que dejan libre para espacios verdes, recreación y esparcimiento.
”Igual, el problema es quién pone la guita”, saltó el Gallego y empezó la discusión sobre los 4 mil millones de dólares que cuesta el soterramiento del Sarmiento. En ese momento no vinieron los números a la memoria, pero después chequeé una investigación del colombiano Ludger Suárez-Burgoa en la que afirma que las horas y el combustible perdidos en congestiones de tránsito en Río de Janeiro representan 500 millones de dólares al año. En contraposición, el subte de San Pablo ahorra casi lo mismo. Cuando se habla del costo de la construcción de transportes subterráneos, nunca se evalúa el combustible que se ahorraría sin embotellamientos, la menor contaminación y el aumento de productividad. Sin hablar de las pérdidas inmobiliarias que se evitarían: una calle ruidosa y contaminante desvaloriza las propiedades. Mucho más si hay tránsito de camiones o si le pasa al lado una autopista.
Para cuando volví a sintonizarme con la mesa, Manteca parecía Ripley con su Aunque Ud. no lo crea : “¿Vos sabías que si se duplicara la frecuencia de los trenes urbanos, las barreras no se podrían bajar nunca?”, citaba a algún ministro del Gobierno porteño. Y Gastón volvía a darle al “la gente” porque frenan obras para pasar por debajo de las vías.
Ahí recordé que Suárez-Burgoa afirmaba que el desarrollo de una ciudad se puede medir por el uso que hacen de su subsuelo. Su investigación estableció siete etapas, desde la inicial en la que sólo se aprovecha para servicios (agua, gas y cloacas); hasta la última, en la que grandes complejos multifuncionales (bibliotecas, cines y centros comerciales) conviven con el transporte subterráneo, como en la canadiense Montreal. Buenos Aires estaría por la sexta etapa, nada mal si no fuera que supo ser pionera en estos temas a principios de siglo pero perdió el tren. Hoy, el Metro de Santiago de Chile, que empezó hace pocas décadas, ya tiene casi el doble de extensión que el de Buenos Aires y mueve 500 mil personas más por día. Y Santiago tiene casi la mitad de habitantes que la Capital más el Conurbano.
El subte es un ejemplo perfecto de cuanto rinde una inversión urbana: se hizo hace un siglo. Si se divide la inversión inicial por la cantidad de años de servicio que tienen y tendrán los subtes, el costo es ínfimo. Siguiendo ese ejemplo, otros transportes podría ir al subsuelo. Una pequeña lista incluiría, por su puesto, trenes urbanos, pero también autopistas que hoy son elevadas. Pero mi caso favorito es la futura Autopista Ribereña, una construcción postergada hace años porque nadie se anima a hacer como estaba planeada: elevada delante de los docks de Puerto Madero. Señores: ¡entiérrenla!
Por Miguel Jurado
EDITOR ADJUNTO ARQ
Clarin ARQ 21/09/11
SUBTE B. LA ESTACION ROSAS, PREVISTA PARA FIN DE AÑO. ES LA LINEA MAS PROFUNDA QUE TIENE LA CIUDAD.
Al final salió el tema de los accidentes ferroviarios. Fue en la parrillita de los sábados. No habíamos terminado de repasar la goleada que nos comimos cuando alguien tiró: “Qué peligro los pasos a nivel”. Creo que fue Manteca (nuestro arquero) tratando de olvidar los cinco goles que recibió. “¡También, la gente no respeta nada, ni las barreras, ni las normas de tránsito!”, agregó Gastón, como si él no fuera parte de “la gente”. Antes de que explote la polémica, me pareció oportuno argumentar sobre las ventajas de enterrar (hoy se dice soterrar) los sistemas de transporte. “Mientras más crezca la ciudad, van a ser cada vez más necesarios los subtes, habrá que enterrar trenes y hasta hacer viaductos subterráneos para autos”, sentencié”. “¿De dónde va a salir la plata para eso?”, preguntó Gastón agitando, de abajo para arriba, los cinco dedos de la mano.”¡Tranquilo que no la vas a pagar vos!”, contragolpeó Nacho, que lo tiene en un arco por su tacañería. ”Mirá –dije–, todas las inversiones parecen caras si no se consideran los beneficios a largo plazo”. Y expuse las ventajas del enterramiento: menor trastorno en la superficie durante su construcción y uso, menos ruido, menos contaminación e impacto visual y aprovechamiento del lugar que dejan libre para espacios verdes, recreación y esparcimiento.
”Igual, el problema es quién pone la guita”, saltó el Gallego y empezó la discusión sobre los 4 mil millones de dólares que cuesta el soterramiento del Sarmiento. En ese momento no vinieron los números a la memoria, pero después chequeé una investigación del colombiano Ludger Suárez-Burgoa en la que afirma que las horas y el combustible perdidos en congestiones de tránsito en Río de Janeiro representan 500 millones de dólares al año. En contraposición, el subte de San Pablo ahorra casi lo mismo. Cuando se habla del costo de la construcción de transportes subterráneos, nunca se evalúa el combustible que se ahorraría sin embotellamientos, la menor contaminación y el aumento de productividad. Sin hablar de las pérdidas inmobiliarias que se evitarían: una calle ruidosa y contaminante desvaloriza las propiedades. Mucho más si hay tránsito de camiones o si le pasa al lado una autopista.
Para cuando volví a sintonizarme con la mesa, Manteca parecía Ripley con su Aunque Ud. no lo crea : “¿Vos sabías que si se duplicara la frecuencia de los trenes urbanos, las barreras no se podrían bajar nunca?”, citaba a algún ministro del Gobierno porteño. Y Gastón volvía a darle al “la gente” porque frenan obras para pasar por debajo de las vías.
Ahí recordé que Suárez-Burgoa afirmaba que el desarrollo de una ciudad se puede medir por el uso que hacen de su subsuelo. Su investigación estableció siete etapas, desde la inicial en la que sólo se aprovecha para servicios (agua, gas y cloacas); hasta la última, en la que grandes complejos multifuncionales (bibliotecas, cines y centros comerciales) conviven con el transporte subterráneo, como en la canadiense Montreal. Buenos Aires estaría por la sexta etapa, nada mal si no fuera que supo ser pionera en estos temas a principios de siglo pero perdió el tren. Hoy, el Metro de Santiago de Chile, que empezó hace pocas décadas, ya tiene casi el doble de extensión que el de Buenos Aires y mueve 500 mil personas más por día. Y Santiago tiene casi la mitad de habitantes que la Capital más el Conurbano.
El subte es un ejemplo perfecto de cuanto rinde una inversión urbana: se hizo hace un siglo. Si se divide la inversión inicial por la cantidad de años de servicio que tienen y tendrán los subtes, el costo es ínfimo. Siguiendo ese ejemplo, otros transportes podría ir al subsuelo. Una pequeña lista incluiría, por su puesto, trenes urbanos, pero también autopistas que hoy son elevadas. Pero mi caso favorito es la futura Autopista Ribereña, una construcción postergada hace años porque nadie se anima a hacer como estaba planeada: elevada delante de los docks de Puerto Madero. Señores: ¡entiérrenla!
Los Molinos
De sala de máquinas a centro de arte
21/09/11Clarin
Artistas de primer nivel expondrán en donde estaba la usina de los Molinos Río de la Plata.
Por Silvia Naishtat
Len Blavatnik no pudo tomar el avión ni el día y dejará de participar en la fiesta más glamorosa que tendrá esta noche la Ciudad. El socio inversor de Alan Faena, conocido como el zar de la industria musical, tras su multimillonaria adquisición de Warner Music en US$ 3.300 millones, se perderá lo que es un hito para el barrio más joven de Buenos Aires: la inauguración del Faena Arts Center en Puerto Madero. La inversión de US$ 15 millones lo posiciona entre los mayores desembolsos para un centro cultural en la Argentina. El Malba, por citar un caso, requirió US$ 25 millones. A simple vista, los pisos de mármol de Carrara, la escalinata y sus dimensiones lo confirman.
La fórmula de Faena es sencilla. Llegó al otro lado de Puerto Madero cuando todo era pantano, baldío y abandono y compró siete manzanas. Desde entonces, se dedicó a armar un barrio dentro del barrio y a construir una marca para cada uno de sus emprendimientos.
Primero fue el afamado diseñador Philippe Starck para el hotel y últimamente el arquitecto inglés sir Norman Foster. Solo así se explica que sus propiedades tengan cotizaciones únicas como los US$ 9.000 el metro cuadrado de las residencias con el sello de Foster que se entregan el próximo marzo. El 75% está vendido y el grueso de los compradores son argentinos.
Para el Faena Arts Center convocó al Picasso de estos tiempos, el artista brasileño Ernesto Neto, y en un mecenazgo particular Faena destinó US$ 500.000 para el desarrollo de una obra especialmente diseñada para el lugar. Neto estuvo seis meses tejiendo en crochet una producción que deja boquiabierto.
Con la vestimenta blanca que lo caracteriza y gestos de tranquilidad asombrosa, Faena vive los 4.000 metros cuadrados que dedica al arte y a la experimentación como una conquista. “Lo destino a la cultura en vez de al negocio inmobiliario. Para mí, tiene un valor extraordinario”, le dice a Clarín .
El lugar no sugiere un museo tradicional. Y emerge en lo que fue la antigua sala de máquinas de un edificio industrial del año 1900. Allí funcionaba uno de los primeros y mayores molinos del país. Pertenecía a la firma Molinos.
El Arts Center comparte espacio con viviendas y locales del complejo Los Molinos, reconstruido por Faena tras una inyección de US$ 50 millones.
La fórmula de Faena es sencilla. Llegó al otro lado de Puerto Madero cuando todo era pantano, baldío y abandono y compró siete manzanas. Desde entonces, se dedicó a armar un barrio dentro del barrio y a construir una marca para cada uno de sus emprendimientos.
Primero fue el afamado diseñador Philippe Starck para el hotel y últimamente el arquitecto inglés sir Norman Foster. Solo así se explica que sus propiedades tengan cotizaciones únicas como los US$ 9.000 el metro cuadrado de las residencias con el sello de Foster que se entregan el próximo marzo. El 75% está vendido y el grueso de los compradores son argentinos.
Para el Faena Arts Center convocó al Picasso de estos tiempos, el artista brasileño Ernesto Neto, y en un mecenazgo particular Faena destinó US$ 500.000 para el desarrollo de una obra especialmente diseñada para el lugar. Neto estuvo seis meses tejiendo en crochet una producción que deja boquiabierto.
Con la vestimenta blanca que lo caracteriza y gestos de tranquilidad asombrosa, Faena vive los 4.000 metros cuadrados que dedica al arte y a la experimentación como una conquista. “Lo destino a la cultura en vez de al negocio inmobiliario. Para mí, tiene un valor extraordinario”, le dice a Clarín .
El lugar no sugiere un museo tradicional. Y emerge en lo que fue la antigua sala de máquinas de un edificio industrial del año 1900. Allí funcionaba uno de los primeros y mayores molinos del país. Pertenecía a la firma Molinos.
El Arts Center comparte espacio con viviendas y locales del complejo Los Molinos, reconstruido por Faena tras una inyección de US$ 50 millones.
Nuevo Barrio? Hoy Villa, Mañana Lujo
Impulsan un barrio de lujo junto a la Reserva Ecológica
09/09/11 Clarin
Por Daniel Gutman Un proyecto privado que contempla la inversión de más de mil millones de dólares en la construcción de un barrio de lujo en la Costanera Sur y que fue enviado a la Legislatura por el Gobierno de la Ciudad, ya genera discusiones . Se trata de Solares de Santa María , una vieja aspiración de IRSA , el mayor grupo inmobiliario de la Argentina, que desde hace años es propietaria de la tierra para la obra: 70 hectáreas frente al Río de La Plata, en lo que antiguamente era la Ciudad Deportiva de Boca Juniors, junto a la Villa Rodrigo Bueno , que de esta forma quedaría entre el nuevo barrio y Puerto Madero.
En el macrismo ven la iniciativa como una suerte de réplica del modelo de desarrollo de Puerto Madero en los 90: la llegada de una urbanización moderna y sofisticada a un área degradada de la Ciudad, con la diferencia de que esta vez no se haría en tierras fiscales, sino privadas. Además, sería una prolongación de Puerto Madero, ya que el terreno está muy cerca del extremo sur de ese barrio.
Convencido de que la contundente reelección de Macri debería darle un mayor respaldo de parte de la oposición, el Gobierno de la Ciudad envió a la Legislatura el proyecto, que no prosperó el año pasado, tendiente a que se apruebe el convenio urbanístico ya firmado con IRSA y a que se modifique el Código de Planeamiento Urbano, ya que el uso actualmente autorizado no admite un emprendimiento inmobiliario de esta magnitud.
Como contraprestación, en el convenio se establece que IRSA cedería 27 hectáreas para la apertura de calles, espacios verdes y paseos peatonales , aunque en plazos extensos (20, 30 o 40 años), de acuerdo al avance de la obra.
El tema promete ser uno de los que genere mayor debate de aquí a fin de año en la Legislatura, no sólo por el cambio normativo que se propone, sino también porque pegada a la Ciudad Deportiva está la villa Rodrigo Bueno, la de mayor crecimiento en la Ciudad en la última década , de acuerdo con el Censo 2010.
¿Qué suerte va a correr la villa si se concretara el proyecto de IRSA? “Creemos que puede ser una buena oportunidad para los vecinos de la villa, que podrían negociar con IRSA mejoras para el lugar donde viven o soluciones habitacionales en otro sitio. Estamos convencidos de que la Ciudad debe crecer hacia algún lado y el modelo de Puerto Madero ha sido exitoso. La inversión privada genera trabajo, desarrollo e impuestos”, dijo el legislador de PRO Bruno Screnzi, vicepresidente de la comisión de Planeamiento Urbano.
En IRSA desmienten que estén pensando en el desplazamiento de la villa. “Es más, veríamos bien que por ley se nos imponga la obligación de aportar una suma de dinero para que se utilice en la urbanización de Rodrigo Bueno”, afirmó a Clarín el gerente de Tierras de la compañía, Ramón Villaveirán. “No entiendo quién puede estar en contra de nuestro proyecto, a menos que lo haga por intereses políticos”, agregó.
Aunque en la Legislatura aún no fue tratado, el tema también generó reacciones en contra. “El Gobierno de la Ciudad no quiere urbanizar Rodrigo Bueno porque dice que, al ser un relleno costero, no se puede construir. Mientras, impulsa el proyecto de IRSA. La única diferencia es que en un caso son pobres y en otro, ricos”, dijo la presidenta de la comisión de vivienda, Rocío Sánchez Andía (Coalición Cívica). También cuestionaron el proyecto Francisco Nenna (Frente para la Victoria) y Adrián Camps (Proyecto Sur), quien habló de “un negocio que en nada satisface las necesidades de vivienda en la Ciudad”.
La villa que más creció en diez años
09/09/11
Hoy la villa tiene 1.795 habitantes, según el Censo 2010. Es la que más creció en Buenos Aires , porque en el Censo anterior había registrado apenas 350 personas.
Justo sobre el borde sur de la Rodrigo Bueno comienza el terreno que en la década del 60 el Gobierno Nacional había cedido a Boca Juniors para su Ciudad Deportiva. En 1971 Boca inició las obras de su nuevo estadio, cuya inauguración fue anunciada por el presidente Alberto J. Armando, quien no imaginaba un fracaso, para el 25 de mayo de 1975, a las 11 de la mañana.
En los años 90, IRSA compró los terrenos, en los que se planeaba construir la Villa Olímpica si Buenos Aires era elegida como sede de los Juegos 2004.
Un fallo de la jueza Elena Liberatori ordenó urbanizar la villa al Gobierno de la Ciudad, que no está de acuerdo y lo apeló.
“Lo que nosotros queremos es que se urbanice y que esto se contemple en el proyecto de IRSA. Si no, vamos a ir a la Legislatura para oponernos a que se sancione la ley”, dijo a este diario Marino Sosa, uno de los referentes de la Rodrigo Bueno, que está intervenida judicialmente.
martes
La Plata: autobus al centro, deja tu auto
La Plata: ya hay playas para dejar el auto y seguir en micro
20/09/11 Clarin
Plan para aliviar el tránsito en el centro. Abrieron en la zona de Gonnet, al norte de la capital provincial. Allí hay un estacionamiento gratuito que funciona entre las 6.30 y las 19 y un colectivo que permite llegar al microcentro en 20 minutos.
Una alternativa para descomprimir el tránsito en el centro de La Plata, que está casi colapsado por la superpoblación de vehículos, arrancó ayer por iniciativa de la Municipalidad. Se trata de un “centro de transferencia vehicular” que permite estacionar gratuitamente en el predio de la República de los Niños –en Gonnet, al norte de la capital bonaerense– y utilizar un servicio semi rápido de transporte para llegar en apenas 20 minutos al microcentro de la ciudad.
Con esta primera experiencia para agilizar la circulación, los conductores pueden dejar su coche a 60 cuadras del sector urbano que concentra los principales edificios públicos: Tribunales, la jefatura policial, la Gobernación y las grandes sucursales bancarias. Una de las ventajas es que las cocheras –habilitadas de 6.30 de la mañana a 19.00, y de lunes a viernes– no tienen costo y están custodiadas por personal de seguridad.
La propuesta incluye, además, un sistema de transporte público diferencial con frecuencias de salida cada 20 minutos, que tiene paradas estratégicas entre Gonnet y el barrio Aeropuerto.
Ocurre que en las horas pico, en el centro de La Plata las colas en semáforos y cruces de avenidas alcanzan los 300 metros . La traza de la ciudad data de fines del siglo XIX y, desde hace más de 5 años, incorpora todos los meses más de 1.500 autos 0 kilómetro .
Para remediar la situación se instrumentó una prueba piloto del sistema, limitada al tránsito entre la zona norte (Villa Elisa, City Bell, Gonnet) y el centro administrativo de platense. “Desde hoy vamos a comprobar si somos capaces de dejar el auto en un predio seguro y movilizarnos de otra manera”, explicó en intendente, Pablo Bruera a los primeros usuarios que ayer bien temprano dejaron su auto para seguir al centro en colectivo.
La alternativa está dirigida a quienes viven en los barrios del norte de la ciudad. En esta etapa no incluye a los que viajan desde Capital Federal para trabajar en la capital bonaerense y utilizan la autopista Buenos Aires-La Plata. La cochera habilitada ayer no queda de paso para esos conductores.
El arranque del sistema se materializó con la habilitación de una playa con capacidad para ubicar 300 autos en la zona de la República de los Niños. Desde allí, con un servicio semi rápido de colectivos modelo 2010, con aire acondicionado, calefacción y cortinas, en 20 minutos se cubran las distancias a los puntos claves de La Plata.
El costo del pasaje, ida y vuelta, es de 4,80 pesos , lo que representa un tercio del gasto que los usuarios tienen por estacionamientos y combustible para llegar en auto propio. No obstante, las autoridades consideran clave el cambio de hábito . “Queremos ofrecer a los platenses una variante para su movilidad, no se trata necesariamente de mayor comodidad. Pero está claro que no todos pueden llegar hasta la puerta de su oficina en auto propio”, dijo Bruera.
El plan incluye una campaña de información y contempla la apertura de otros “estacionamientos disuasivos”. Buscan reducir en un 30% el ingreso de coches a la zona céntrica, y para eso se prevén otros playones en el área del Estadio Unico, el mercado Regional y el acceso a la autopista Buenos Aires-La Plata. Este caso sí resultaría beneficioso para los porteños y habitantes del GBA que llegan diariamente a la capital provincial.
Es que, admiten en la Intendencia, en La Plata faltan cocheras y cada vez son menos los lugares en la calle. Aun cuando funciona desde hace 3 años un sistema de estacionamiento medido por SMS que –según datos oficiales– permitió mayor “rotación” entre las 5.000 plazas del microcentro.
El ingreso diario de casi 30 mil rodados al casco urbano provoca saturación vehicular, congestionamientos y más accidentes.
La flamante iniciativa municipal intenta seducir por el bolsillo. Bruera aseguró: “Un trabajador necesita 380 pesos por mes de tarifa para estacionar y cargar combustible. Con la estación de transferencia podrá venir al centro los 20 días, con 91,20 pesos”. Es una reducción del 77%.
20/09/11 Clarin
Plan para aliviar el tránsito en el centro. Abrieron en la zona de Gonnet, al norte de la capital provincial. Allí hay un estacionamiento gratuito que funciona entre las 6.30 y las 19 y un colectivo que permite llegar al microcentro en 20 minutos.
Una alternativa para descomprimir el tránsito en el centro de La Plata, que está casi colapsado por la superpoblación de vehículos, arrancó ayer por iniciativa de la Municipalidad. Se trata de un “centro de transferencia vehicular” que permite estacionar gratuitamente en el predio de la República de los Niños –en Gonnet, al norte de la capital bonaerense– y utilizar un servicio semi rápido de transporte para llegar en apenas 20 minutos al microcentro de la ciudad.
Con esta primera experiencia para agilizar la circulación, los conductores pueden dejar su coche a 60 cuadras del sector urbano que concentra los principales edificios públicos: Tribunales, la jefatura policial, la Gobernación y las grandes sucursales bancarias. Una de las ventajas es que las cocheras –habilitadas de 6.30 de la mañana a 19.00, y de lunes a viernes– no tienen costo y están custodiadas por personal de seguridad.
La propuesta incluye, además, un sistema de transporte público diferencial con frecuencias de salida cada 20 minutos, que tiene paradas estratégicas entre Gonnet y el barrio Aeropuerto.
Ocurre que en las horas pico, en el centro de La Plata las colas en semáforos y cruces de avenidas alcanzan los 300 metros . La traza de la ciudad data de fines del siglo XIX y, desde hace más de 5 años, incorpora todos los meses más de 1.500 autos 0 kilómetro .
Para remediar la situación se instrumentó una prueba piloto del sistema, limitada al tránsito entre la zona norte (Villa Elisa, City Bell, Gonnet) y el centro administrativo de platense. “Desde hoy vamos a comprobar si somos capaces de dejar el auto en un predio seguro y movilizarnos de otra manera”, explicó en intendente, Pablo Bruera a los primeros usuarios que ayer bien temprano dejaron su auto para seguir al centro en colectivo.
La alternativa está dirigida a quienes viven en los barrios del norte de la ciudad. En esta etapa no incluye a los que viajan desde Capital Federal para trabajar en la capital bonaerense y utilizan la autopista Buenos Aires-La Plata. La cochera habilitada ayer no queda de paso para esos conductores.
El arranque del sistema se materializó con la habilitación de una playa con capacidad para ubicar 300 autos en la zona de la República de los Niños. Desde allí, con un servicio semi rápido de colectivos modelo 2010, con aire acondicionado, calefacción y cortinas, en 20 minutos se cubran las distancias a los puntos claves de La Plata.
El costo del pasaje, ida y vuelta, es de 4,80 pesos , lo que representa un tercio del gasto que los usuarios tienen por estacionamientos y combustible para llegar en auto propio. No obstante, las autoridades consideran clave el cambio de hábito . “Queremos ofrecer a los platenses una variante para su movilidad, no se trata necesariamente de mayor comodidad. Pero está claro que no todos pueden llegar hasta la puerta de su oficina en auto propio”, dijo Bruera.
El plan incluye una campaña de información y contempla la apertura de otros “estacionamientos disuasivos”. Buscan reducir en un 30% el ingreso de coches a la zona céntrica, y para eso se prevén otros playones en el área del Estadio Unico, el mercado Regional y el acceso a la autopista Buenos Aires-La Plata. Este caso sí resultaría beneficioso para los porteños y habitantes del GBA que llegan diariamente a la capital provincial.
Es que, admiten en la Intendencia, en La Plata faltan cocheras y cada vez son menos los lugares en la calle. Aun cuando funciona desde hace 3 años un sistema de estacionamiento medido por SMS que –según datos oficiales– permitió mayor “rotación” entre las 5.000 plazas del microcentro.
El ingreso diario de casi 30 mil rodados al casco urbano provoca saturación vehicular, congestionamientos y más accidentes.
La flamante iniciativa municipal intenta seducir por el bolsillo. Bruera aseguró: “Un trabajador necesita 380 pesos por mes de tarifa para estacionar y cargar combustible. Con la estación de transferencia podrá venir al centro los 20 días, con 91,20 pesos”. Es una reducción del 77%.
Ubicación:
La Plata, Buenos Aires, Argentina
lunes
Templo del arte y la vanguardia
Templo del arte y la vanguardia
Por Eduardo Parise
19/09/11 Clarin
Con algo de imaginación, el sitio puede compararse con una matrioska, esas muñecas rusas que son huecas y adentro guardan sucesivamente un número variable y siempre impar de otras muñecas. Es que, a medida que uno lo recorre, en el edificio surgen nuevas puertas por las que se accede a otro lugar, y a otro, y a otro más en una sucesión que parece interminable. Se llama La Botica del Angel, un nombre que es un verdadero acierto. Porque, si bien –de acuerdo con el diccionario– una botica es una “farmacia, laboratorio y despacho de medicamentos”, otra definición también la presenta como “vivienda o aposento surtido del ajuar preciso para habitarlo”.
Quien creó y habitó ese lugar se llamaba Eduardo Bergara Leumann (1932-2008), un vestuarista, escenógrafo, artista plástico, actor, conductor y productor de tevé. Y ese diseño ecléctico, de neto estilo bergaraleumannensis, es el que se mantiene en el edificio de Luis Sáenz Peña 541, en Monserrat, un espacio convertido en mágico museo.
Presentado como collage de un Buenos Aires especial, en los 34 ambientes hay obras de figuras como Antonio Berni (impacta la imagen de 3 por 2 metros que pintó de Bergara), Marta Minujín, Raúl Soldi, Guillermo Roux, Juan Carlos Castagnino o Josefina Robirosa. Pero no hay que esperar lo tradicional de una galería de arte o de un museo convencional porque todo está distribuido en un creativo “casual style”, el mismo que tuvieron artistas como Susana Rinaldi, Marikena Monti, Nacha Guevara o Leonardo Favio, cuando comenzaban a destacarse cantando.
Es que en ese laberinto de 1.500 metros cuadrados cubiertos que es La Botica, hasta los nombres de los espacios tienen originalidad. Así, están el baño de Shakespeare y el del Humor; el Prostíbulo; el Circo Criollo; el Café con Suerte; el Camarín de Eva Duarte; el Pabellón de las Rosas; el Pasillo de Filetes y Piropos; el lugar de la Zita con Troilo y Piazzolla (un juego con el nombre de la esposa de Pichuco y la obra de Astor); la Cocina de Doña Petrona y ese sitio especial que sirve como homenaje a Francisco Canaro, titulado “Todo se olvida con el champagne”.
Por supuesto que en cada rincón están las frases que dejó Bergara Leumann (“Sólo muere lo que no se recuerda” o “Uno sólo se lleva lo que le deja a los demás”) y las que aportó el creativo Federico Manuel Peralta Ramos (“La Argentina no es un país, es un error”; o “El artista es un detector de lo inadvertido”); también recuerdos que sorprenden, como manuscritos de Jorge Luis Borges, Manuel Mujica Láinez o Ernesto Sabato; un cheque por 600 pesos firmado por Carlos Gardel y hasta una Caperucita Roja de terracota hecha en 1880. Es que La Botica es uno de esos sitios donde el visitante se alegra por lo que ve, pero además lamenta tener nada más que dos ojos.
Declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad, el Museo de Arte Botica del Angel da testimonio de la historia de vida de los argentinos y de aquella vanguardia artística y cultural de décadas no tan lejanas. La misma que cultivaron y desarrollaron lugares como el recordado Instituto Di Tella y la Galería del Este, símbolos en los alrededores de Florida y Santa Fe. Pero esa es otra historia.
Ecuador
Ecuador: Tres países en uno
De la Amazonía a las Galápagos, pasando por Quito y la mitad del mundo, un recorrido por tres zonas tan cercanas como diferentes. El patrimonio colonial de la capital, la biodiversidad de la selva y la increíble fauna de las islas.
Por Pablo Bizón ESPECIAL PARA CLARIN
10/09/11 -Clarin Viajes
En nuestro país podemos desayunar en la costa, almorzar en la montaña y cenar en la selva. Pescado fresco por la mañana, venado al mediodía y mono a la noche”. La frase del guía Luis Fernando Aldaz, medio en serio, medio en broma, es perfecta para definir una de las características centrales de Ecuador: su gran diversidad geográfica concentrada en un pequeño territorio, lo que permite cambios repentinos de ambiente y de clima, transformando un recorrido por el país en algo así como varios viajes diferentes.
“Tres países en uno”, lo presentan algunas guías, mientras otras hacen hincapié en que se trata del país con la mayor biodiversidad por m2 del mundo. Con 256 mil km2 de superficie (poco más que la provincia de Santa Cruz), Ecuador ofrece costas con tentadoras playas, islas, una parte de la selva amazónica y una columna central cordillerana, con picos que superan los 6.300 metros sobre el nivel del mar y nieves eternas. Aquí, apenas una muestra de esta diversidad.
La mitad del mundo
“El primer día en Quito hay que comer poquito, caminar chiquito y dormir solito”. Otra frase sic de nuestro guía, que nos previene sobre los posibles efectos de la altura si se intenta hacer mucho de pronto. Quito está a 2.850 metros sobre el nivel del mar, y si se sube al teleférico que trepa el cerro Pichincha en busca de vistas panorámicas, en pocos minutos se llegará a los 4.200 metros. Y el objeto más deseado del mundo será un buen té de coca que nos ayude a volver a poner los pies en la tierra.
Pero también desde el cerro El Panecillo, con la enorme estatua de la Virgen, se logra una perfecta panorámica de la ciudad ondulando entre laderas y de su centro histórico –declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco– y su impresionante cifra de 43 iglesias católicas en un radio de 8 cuadras en torno de la Plaza de la Independencia. “Las sendas peatonales en Ecuador significan ‘corre por tu vida’”, bromea otra vez el guía mientras caminamos por las calles coloniales rumbo a la más famosa de todas estas iglesias: la de La Compañía, obra maestra del Barroco y del arte colonial quiteño. No son pocos los que sostienen que es la iglesia más hermosa de América Latina, con su impactante interior labrado y recubierto en láminas de oro. Y las pinturas de la entrada –de autor anónimo pero me recuerdan a El Bosco–, que representan un Cielo y un Infierno muy previsibles: al primero van los blancos; al segundo, los indígenas.
Camino a la enorme explanada de la Plaza San Francisco paramos en “Los jugos de la Sucre”, porque en Ecuador es obligatorio saborear al menos un jugo de sus increíbles frutas. Un jugo de naranjilla por aquí, un licuado de maracuyá por allá, y Luis Fernando que nos sigue contando, por ejemplo, que en lengua tsafiqui, de la etnia tsáchila, Quito significa “centro del mundo”, y que es justo allí adonde nos dirigiremos en un instante.
Unos 14 km al norte de este centro está la famosa mitad del mundo y su enorme monumento, con una historia al menos curiosa, digna de un buen blooper: los primeros en determinar la “latitud 0” del planeta aquí fueron los franceses, en el siglo XVIII. Allí se colocó un hito, más tarde un monumento y luego otro más grande, coronado por una bola de cinco toneladas, y hasta se construyó una ciudad. Pero en 1979 llegó el primer GPS, y... ¡ops! la verdadera “latitud 0” no estaba exactamente allí, sino unos 250 metros más al norte. En este nuevo sitio se armó el museo privado Inti Ñan, que explica algo de la cultura ecuatoriana y demarca en el piso la verdadera línea del Ecuador. Y aunque el monumento original está muy cerca y sigue siendo súper visitado, aquí hay que tomarse ahora una segunda foto de las clásicas, con un pie en el norte y otro en el sur, y comprobar la veracidad del “efecto Coriolis”: la guía Natalia llena una pileta con agua justo sobre la línea ecuatorial y, al quitar el tapón, el agua cae recta. Pero mueve la pileta dos metros al sur, quita el tapón, y el agua cae girando en sentido de las agujas del reloj; en cambio, dos metros al norte, gira en sentido contrario. “Aunque usted no lo crea”, diría Ripley.
El llamado de la selva
Son apenas 30 minutos de vuelo de Quito a Coca, pero el cambio es rotundo: de las alturas de los Andes a la selva amazónica; de 14 o 15 grados a unos impactantes 31, con una humedad pegajosa. “Así es la AmazoníaSDRq, se ríe nuestro guía, Milton, al vernos transpirar apenas bajamos del avión. Estamos en la zona de mayor biodiversidad del planeta, de la que Ecuador posee sólo el 2%. Puede parecer poco, pero es más que suficiente para experimentar la vida en la selva y compartir unos días entre monos, loros, lianas y pirañas.
Nuestro hogar por tres días será el Manatee Amazon Explorer, el único barco turístico que –con su “look Mississipi” mediante– recorre la zona, navegando por el ancho río Napo. Desde este muy confortable hotel flotante se organizan excursiones por la selva, ríos y lagunas, y visitas a comunidades indígenas. Cuesta dejar el camarote y su aire acondicionado, pero la primera salida es nocturna, y linternas en mano, vamos siguiendo por un sendero a Milton, que de inmediato demuestra conocimientos de los que, sin dudas, nosotros carecemos: por los sonidos, o apenas de reojo, va detectando... aquí, una araña cangrejo tejiendo su tela; allí, un falso escorpión; más allá, un par de saltamontes gigantes. Pero las estrellas de la noche son una pequeña culebra que Milton sostiene para las fotos, y una tarántula que nos observa, como asustada por los flashes, a la entrada de su cueva. Antes de regresar, un par de minutos en silencio, para escuchar la selva y sus impresionantes sonidos. Y de regalo, una estrella fugaz que parece marcarnos el camino al Manatee, como a la tierra prometida.
Hay que madrugar bastante al día siguiente, pero vale la pena, porque es la mejor hora para ver animales. Pero también para disfrutar de los desayunos del barco, con frutas deliciosas como taxos o tomates de árbol. Ya en camino, tucanes, oropéndolas con sus increíbles cantos, algún que otro papagayo, se cruzan mientras navegamos el río Pañayacu rumbo a la primera escala: la laguna Pañacocha, o de las pirañas. “¿Pero hay pirañas?”, es la pregunta obligada. “Sí, claro –responde con toda tranquilidad Milton–; pero no se preocupen porque no son como en las películas, no atacan”. El calor termina de convencernos: a cerrar los ojos y ¡al agua! Después, un buen almuerzo y otra caminata para reconocer más de la interminable flora amazónica.
Queda para el siguiente día la visita a la comunidad quichua Añanagu, donde nos enseñan un baile típico, las trampas de caza de sus antepasados y el ritual sanador del chamán. Pero antes pasamos por el saladero de loros, donde cientos de estas aves, de distintas especies, llegan a captar sales que necesitan para su digestión, embriagando el aire de colores. El ojo experto de Milton detecta, en la cima de un árbol, una enorme boa que, dice, está haciendo la digestión. Cerca, dos monos aulladores toman el sol de la mañana.
En el zoológico de Darwin
Vuelta a Quito, y otras casi dos horas de vuelo para comenzar a ver unas manchas en el mar tan azul. Ese paisaje bello y desolado que se ve desde el aire, sin embargo, no permite adivinar lo que nos espera allí abajo. Porque en breve comprobaremos que poner un pie en las islas Galápagos es un increíble viaje al pasado.
En pocos minutos llegamos del aeropuerto de Baltra a la finca Primicias, en la parte alta de la isla Santa Cruz, y nos hipnotizan decenas de impresionantes tortugas gigantes, uno de los reptiles más antiguos del mundo y también uno de los más raros. “Sabemos que viven muchos años pero no exactamente cuántos, porque las mediciones de edad recién comenzaron a mediados del siglo pasado”, nos cuenta el guía, Jaime Navas, mientras seguimos, hipnotizados, el paso lento de un tortugón que, calculamos, mide al menos un metro y medio. “Y llegan a pesar hasta 250 kilos”, apunta Jaime.
En Galápagos supo haber 14 variedades de estas súper tortugas, pero en los siglos XVIII y XIX fueron diezmadas por los balleneros, por su carne y su aceite. La población cayó de más de 250.000 en el siglo XVI a unas 3.000 en la década del 70. Hoy, conservación mediante, quedan 11 especies en las distintas islas que, se estima, suman unos 15.000 ejemplares.
Es una excelente bienvenida a las Galápagos, un archipiélago de origen volcánico ubicado a mil km del continente, que tiene 13 islas principales, 6 más pequeñas y otros 42 islotes, todo declarado Patrimonio Natural de la Humanidad, y luego Reserva de la Biosfera. Hoy, el 97% del archipiélago está comprendido en el Parque Nacional Galápagos.
Las islas son una provincia de Ecuador, con capital en Puerto Baquerizo Moreno, en la isla San Cristóbal. Pero vamos ahora hacia Puerto Ayora, en la isla Santa Cruz. Y sorprende cómo súbitamente cambia la vegetación según la altura –subimos de 0 a 600 m en pocos km– y la humedad. Ayora es la principal ciudad del archipiélago, con unos 12.000 habitantes y repleta de restaurantes y tiendas de souvenires. Aquí, la Fundación Charles Darwin trabaja en proyectos de conservación de fauna y cría tortugas en cautiverio, que luego libera en distintas islas, según la especie.
La referencia al naturalista inglés no es caprichosa, ya que las Galápagos son conocidas como “el zoológico de Darwin”, quien recorrió las “islas encantadas” en 1835, y estudió sus especies. Mientras pasamos por el puerto en el que decenas de pelícanos esperan por las barcazas de pescadores, por todos lados vuelan los famosos “pinzones de Darwin”, unas pequeñas aves cuya adaptación al ambiente resultó fundamental, se dice, para que Darwin elaborara su teoría de la evolución de las especies.
En las islas hay 70 sitios de visita terrestres y 75 marinos, que representan sólo el 1% de la superficie. En el resto del territorio el ingreso está prohibido, incluso para los locales. Pero si hay un lugar en el mundo para disfrutar de los animales, es este: esos sitios de visita permiten un contacto muy cercano con ejemplares asombrosos, muchos de ellos endémicos; es decir, que sólo se encuentran aquí. Como las iguanas marinas, que se cruzan a nuestros pies en la playa Tortuga Bay y, al llegar la tarde, se juntan en grupos para pasar la noche. “Se estima que estas iguanas tienen unos 10 millones de años de evolución, y son las únicas en el mundo que se adaptaron a la vida en el agua”, cuenta Jaime. Es que cuando llegaron a las islas –las más antiguas que se ven hoy se formaron hace unos 5 millones de años–, no había más que lava volcánica, y entonces salieron al mar en busca de alimento.
Nos queda poco tiempo, suficiente para tomar una lancha hasta la isla Seymour Norte y ver a los simpatiquísimos piqueros de patas azules y a las fragatas de pecho rojo, y para detenernos en la arena fina de Mosquera, con su colonia de lobos marinos. El broche de oro es el snorkel en la playa Bachas, que nos regala la compañía de una tortuga marina gigante, tan cerca y tan pancha. Y una bandada de cientos de piqueros que de pronto oscurecen el cielo y se zambullen lanzándose en picada, a pocos metros de nuestros incrédulos ojos. Sin dudas, la más digna despedida de estas islas encantadas.
Lobos marinos, una de las muchas especies que se pueden ver de cerca en las islas Galápagos.
De la Amazonía a las Galápagos, pasando por Quito y la mitad del mundo, un recorrido por tres zonas tan cercanas como diferentes. El patrimonio colonial de la capital, la biodiversidad de la selva y la increíble fauna de las islas.
Por Pablo Bizón ESPECIAL PARA CLARIN
10/09/11 -Clarin Viajes
En nuestro país podemos desayunar en la costa, almorzar en la montaña y cenar en la selva. Pescado fresco por la mañana, venado al mediodía y mono a la noche”. La frase del guía Luis Fernando Aldaz, medio en serio, medio en broma, es perfecta para definir una de las características centrales de Ecuador: su gran diversidad geográfica concentrada en un pequeño territorio, lo que permite cambios repentinos de ambiente y de clima, transformando un recorrido por el país en algo así como varios viajes diferentes.
“Tres países en uno”, lo presentan algunas guías, mientras otras hacen hincapié en que se trata del país con la mayor biodiversidad por m2 del mundo. Con 256 mil km2 de superficie (poco más que la provincia de Santa Cruz), Ecuador ofrece costas con tentadoras playas, islas, una parte de la selva amazónica y una columna central cordillerana, con picos que superan los 6.300 metros sobre el nivel del mar y nieves eternas. Aquí, apenas una muestra de esta diversidad.
La mitad del mundo
“El primer día en Quito hay que comer poquito, caminar chiquito y dormir solito”. Otra frase sic de nuestro guía, que nos previene sobre los posibles efectos de la altura si se intenta hacer mucho de pronto. Quito está a 2.850 metros sobre el nivel del mar, y si se sube al teleférico que trepa el cerro Pichincha en busca de vistas panorámicas, en pocos minutos se llegará a los 4.200 metros. Y el objeto más deseado del mundo será un buen té de coca que nos ayude a volver a poner los pies en la tierra.
Pero también desde el cerro El Panecillo, con la enorme estatua de la Virgen, se logra una perfecta panorámica de la ciudad ondulando entre laderas y de su centro histórico –declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco– y su impresionante cifra de 43 iglesias católicas en un radio de 8 cuadras en torno de la Plaza de la Independencia. “Las sendas peatonales en Ecuador significan ‘corre por tu vida’”, bromea otra vez el guía mientras caminamos por las calles coloniales rumbo a la más famosa de todas estas iglesias: la de La Compañía, obra maestra del Barroco y del arte colonial quiteño. No son pocos los que sostienen que es la iglesia más hermosa de América Latina, con su impactante interior labrado y recubierto en láminas de oro. Y las pinturas de la entrada –de autor anónimo pero me recuerdan a El Bosco–, que representan un Cielo y un Infierno muy previsibles: al primero van los blancos; al segundo, los indígenas.
Camino a la enorme explanada de la Plaza San Francisco paramos en “Los jugos de la Sucre”, porque en Ecuador es obligatorio saborear al menos un jugo de sus increíbles frutas. Un jugo de naranjilla por aquí, un licuado de maracuyá por allá, y Luis Fernando que nos sigue contando, por ejemplo, que en lengua tsafiqui, de la etnia tsáchila, Quito significa “centro del mundo”, y que es justo allí adonde nos dirigiremos en un instante.
Unos 14 km al norte de este centro está la famosa mitad del mundo y su enorme monumento, con una historia al menos curiosa, digna de un buen blooper: los primeros en determinar la “latitud 0” del planeta aquí fueron los franceses, en el siglo XVIII. Allí se colocó un hito, más tarde un monumento y luego otro más grande, coronado por una bola de cinco toneladas, y hasta se construyó una ciudad. Pero en 1979 llegó el primer GPS, y... ¡ops! la verdadera “latitud 0” no estaba exactamente allí, sino unos 250 metros más al norte. En este nuevo sitio se armó el museo privado Inti Ñan, que explica algo de la cultura ecuatoriana y demarca en el piso la verdadera línea del Ecuador. Y aunque el monumento original está muy cerca y sigue siendo súper visitado, aquí hay que tomarse ahora una segunda foto de las clásicas, con un pie en el norte y otro en el sur, y comprobar la veracidad del “efecto Coriolis”: la guía Natalia llena una pileta con agua justo sobre la línea ecuatorial y, al quitar el tapón, el agua cae recta. Pero mueve la pileta dos metros al sur, quita el tapón, y el agua cae girando en sentido de las agujas del reloj; en cambio, dos metros al norte, gira en sentido contrario. “Aunque usted no lo crea”, diría Ripley.
El llamado de la selva
Son apenas 30 minutos de vuelo de Quito a Coca, pero el cambio es rotundo: de las alturas de los Andes a la selva amazónica; de 14 o 15 grados a unos impactantes 31, con una humedad pegajosa. “Así es la AmazoníaSDRq, se ríe nuestro guía, Milton, al vernos transpirar apenas bajamos del avión. Estamos en la zona de mayor biodiversidad del planeta, de la que Ecuador posee sólo el 2%. Puede parecer poco, pero es más que suficiente para experimentar la vida en la selva y compartir unos días entre monos, loros, lianas y pirañas.
Nuestro hogar por tres días será el Manatee Amazon Explorer, el único barco turístico que –con su “look Mississipi” mediante– recorre la zona, navegando por el ancho río Napo. Desde este muy confortable hotel flotante se organizan excursiones por la selva, ríos y lagunas, y visitas a comunidades indígenas. Cuesta dejar el camarote y su aire acondicionado, pero la primera salida es nocturna, y linternas en mano, vamos siguiendo por un sendero a Milton, que de inmediato demuestra conocimientos de los que, sin dudas, nosotros carecemos: por los sonidos, o apenas de reojo, va detectando... aquí, una araña cangrejo tejiendo su tela; allí, un falso escorpión; más allá, un par de saltamontes gigantes. Pero las estrellas de la noche son una pequeña culebra que Milton sostiene para las fotos, y una tarántula que nos observa, como asustada por los flashes, a la entrada de su cueva. Antes de regresar, un par de minutos en silencio, para escuchar la selva y sus impresionantes sonidos. Y de regalo, una estrella fugaz que parece marcarnos el camino al Manatee, como a la tierra prometida.
Hay que madrugar bastante al día siguiente, pero vale la pena, porque es la mejor hora para ver animales. Pero también para disfrutar de los desayunos del barco, con frutas deliciosas como taxos o tomates de árbol. Ya en camino, tucanes, oropéndolas con sus increíbles cantos, algún que otro papagayo, se cruzan mientras navegamos el río Pañayacu rumbo a la primera escala: la laguna Pañacocha, o de las pirañas. “¿Pero hay pirañas?”, es la pregunta obligada. “Sí, claro –responde con toda tranquilidad Milton–; pero no se preocupen porque no son como en las películas, no atacan”. El calor termina de convencernos: a cerrar los ojos y ¡al agua! Después, un buen almuerzo y otra caminata para reconocer más de la interminable flora amazónica.
Queda para el siguiente día la visita a la comunidad quichua Añanagu, donde nos enseñan un baile típico, las trampas de caza de sus antepasados y el ritual sanador del chamán. Pero antes pasamos por el saladero de loros, donde cientos de estas aves, de distintas especies, llegan a captar sales que necesitan para su digestión, embriagando el aire de colores. El ojo experto de Milton detecta, en la cima de un árbol, una enorme boa que, dice, está haciendo la digestión. Cerca, dos monos aulladores toman el sol de la mañana.
En el zoológico de Darwin
Vuelta a Quito, y otras casi dos horas de vuelo para comenzar a ver unas manchas en el mar tan azul. Ese paisaje bello y desolado que se ve desde el aire, sin embargo, no permite adivinar lo que nos espera allí abajo. Porque en breve comprobaremos que poner un pie en las islas Galápagos es un increíble viaje al pasado.
En pocos minutos llegamos del aeropuerto de Baltra a la finca Primicias, en la parte alta de la isla Santa Cruz, y nos hipnotizan decenas de impresionantes tortugas gigantes, uno de los reptiles más antiguos del mundo y también uno de los más raros. “Sabemos que viven muchos años pero no exactamente cuántos, porque las mediciones de edad recién comenzaron a mediados del siglo pasado”, nos cuenta el guía, Jaime Navas, mientras seguimos, hipnotizados, el paso lento de un tortugón que, calculamos, mide al menos un metro y medio. “Y llegan a pesar hasta 250 kilos”, apunta Jaime.
En Galápagos supo haber 14 variedades de estas súper tortugas, pero en los siglos XVIII y XIX fueron diezmadas por los balleneros, por su carne y su aceite. La población cayó de más de 250.000 en el siglo XVI a unas 3.000 en la década del 70. Hoy, conservación mediante, quedan 11 especies en las distintas islas que, se estima, suman unos 15.000 ejemplares.
Es una excelente bienvenida a las Galápagos, un archipiélago de origen volcánico ubicado a mil km del continente, que tiene 13 islas principales, 6 más pequeñas y otros 42 islotes, todo declarado Patrimonio Natural de la Humanidad, y luego Reserva de la Biosfera. Hoy, el 97% del archipiélago está comprendido en el Parque Nacional Galápagos.
Las islas son una provincia de Ecuador, con capital en Puerto Baquerizo Moreno, en la isla San Cristóbal. Pero vamos ahora hacia Puerto Ayora, en la isla Santa Cruz. Y sorprende cómo súbitamente cambia la vegetación según la altura –subimos de 0 a 600 m en pocos km– y la humedad. Ayora es la principal ciudad del archipiélago, con unos 12.000 habitantes y repleta de restaurantes y tiendas de souvenires. Aquí, la Fundación Charles Darwin trabaja en proyectos de conservación de fauna y cría tortugas en cautiverio, que luego libera en distintas islas, según la especie.
La referencia al naturalista inglés no es caprichosa, ya que las Galápagos son conocidas como “el zoológico de Darwin”, quien recorrió las “islas encantadas” en 1835, y estudió sus especies. Mientras pasamos por el puerto en el que decenas de pelícanos esperan por las barcazas de pescadores, por todos lados vuelan los famosos “pinzones de Darwin”, unas pequeñas aves cuya adaptación al ambiente resultó fundamental, se dice, para que Darwin elaborara su teoría de la evolución de las especies.
En las islas hay 70 sitios de visita terrestres y 75 marinos, que representan sólo el 1% de la superficie. En el resto del territorio el ingreso está prohibido, incluso para los locales. Pero si hay un lugar en el mundo para disfrutar de los animales, es este: esos sitios de visita permiten un contacto muy cercano con ejemplares asombrosos, muchos de ellos endémicos; es decir, que sólo se encuentran aquí. Como las iguanas marinas, que se cruzan a nuestros pies en la playa Tortuga Bay y, al llegar la tarde, se juntan en grupos para pasar la noche. “Se estima que estas iguanas tienen unos 10 millones de años de evolución, y son las únicas en el mundo que se adaptaron a la vida en el agua”, cuenta Jaime. Es que cuando llegaron a las islas –las más antiguas que se ven hoy se formaron hace unos 5 millones de años–, no había más que lava volcánica, y entonces salieron al mar en busca de alimento.
Nos queda poco tiempo, suficiente para tomar una lancha hasta la isla Seymour Norte y ver a los simpatiquísimos piqueros de patas azules y a las fragatas de pecho rojo, y para detenernos en la arena fina de Mosquera, con su colonia de lobos marinos. El broche de oro es el snorkel en la playa Bachas, que nos regala la compañía de una tortuga marina gigante, tan cerca y tan pancha. Y una bandada de cientos de piqueros que de pronto oscurecen el cielo y se zambullen lanzándose en picada, a pocos metros de nuestros incrédulos ojos. Sin dudas, la más digna despedida de estas islas encantadas.
La Rioja
A un paso de la capital. El dique se despliega entre las montañas de la Quebrada de Los Sauces, al costado del camino hacia la Costa Riojana.
Por Cristian Sirouyan
18/09/11Clarin Viajes
Un mojón clave se interpone en el camino de 15 kilómetros desde la ciudad de La Rioja hacia el dique Los Sauces . El monumento esculpido en granito por Mario Aciar señala el sitio exacto donde San Francisco Solano logró apaciguar un levantamiento de los originarios pobladores diaguitas a fines del siglo XVI y proponer un pacífico tinkunaco (“encuentro”) entre las culturas huarpe y española.
Cinco siglos después, el espíritu de esa audaz iniciativa revive en la tradicional actitud fraternal que los riojanos dispensan a sus huéspedes. Se hace más visible 7 km al oeste del sitio histórico, sobre los márgenes del embalse. Los turistas que se encaminan en dirección a los pueblos del norte (alineados sobre la “costa” de la serranía de Velazco) se deslumbran una vez que la Quebrada de Los Sauces incorpora a sus pliegues áridos la imagen verdosa del río embalsado. Desensillan de los vehículos para dejarse acariciar por el viento, que lleva horas barriendo sin respiro el agua.
Sopla y sopla, mientras el sol resalta los tonos rojizos y amarronados de los cerros, el marco inmóvil de una danza colectiva que se desarrolla en distintos escenarios: en el angosto valle se menean algarrobos, olivos, tucas, talas y moras. Sobre la superficie del agua bailotean los colores fosforescentes de un windsurfista y el bote de un solitario pescador deportivo. El espectáculo continúa más arriba, en el balanceo de un cóndor por sobre la cima del cerro de la Cruz, hasta que empieza a imitar los vuelos de un parapente y un aladelta, desprendidos de una plataforma.
La presencia del viento sólo es maldecida por dos jóvenes alemanes, que se ilusionan con cruzar el lago en tirolesa apenas sacudidos por una brisa suave. Esperan media hora y deciden rendirse a los dictados de la naturaleza. Pero aquí no caben los estados alterados. Un rato después, a Frank y Bárbara se los descubre sonrientes, animando una versión del tinkunaco con tres baqueanos, que cabalgaron hasta este oasis para arrancar plantas de berro y hierbas medicinales a la ladera.
La frustración inicial de los turistas se despeja definitivamente cuando un guía los invita a sumarse a un contingente, que se apresta a trepar los cerros para llegar hasta un centenario pucará. El grupo avanza a paso firme, aunque el ritmo sostenido del trekking dura lo que el vuelo de un jote reacio a los forasteros. La vista de todos se clava en la formación natural “Pollera de la gitana” y estalla una larga secuencia de fotos. Esta vez, la fortuna acompaña a los más rezagados, que logran captar la irrupción de dos reinas moras sobre esa llamativa porción de la montaña, tallada por el agua y los vientos. Una delicada atención con que la naturaleza honra, cuando le place, a aquellos que saben valorar este magnífico encuentro que fusiona a los hombres con su entorno natural.
Isla del Sol - Bolivia
Bolivia
Los impactantes matices de la Isla del Sol, durante una excursión por el lago Titicaca signada por las emociones fuertes.
18/09/11 Viajes.-
Por Romina Binetti
Licenciada en Psicología, de Tandil, provincia de Bs. As. Viajó en enero de 2006.
Mi corazón se estremeció al subir al bote que nos llevaría desde Copacabana hasta la Isla del Sol, en el lago Titicaca, Bolivia. El sol reflejaba destellos en el agua, que comenzaba a abrirse dando paso a nuestro viaje.
Encallamos en una playa de arena blanca, que se esfuma en el verde pie de una colina que nos dio la bienvenida a la isla. Subimos por una escalera de piedras musgosas construida por los primeros habitantes, cuyos cientos escalones hay que subir para comenzar su exploración. La vista desde la cumbre es majestuosa: la isla brota como un escenario del Titicaca, el lago más alto del mundo, mágico e imponente.
Pernoctamos en un hospedaje y al día siguiente iniciamos la marcha por el camino que atraviesa la isla de sur a norte, una caminata de tres horas bajo una lluvia repentina pero suave, que de ninguna manera resultó un escollo sino que volvió aún más mágico el paisaje. La vista es una panorámica increíble, desde donde pueden verse las luces de la costa peruana, la frontera con Chile y, más al norte, la Cordillera de los Andes nevada bajo nubes algodonadas. Verde, azul, marrón y cielo negro de tormenta pegado al sol, que se reflejaba en la nieve andina y en el turquesa del inmenso lago, que se parece a un océano. Me duelen los ojos ante tanta majestuosidad, se me abren los pulmones y la imaginación.
La llovizna es intermitente, pero unas nubes nos acompañan desde muy cerca. Cambian de forma, iluminando y sombreando el cielo como una acuarela. Nos encontramos con una mesa con varios asientos construidos en piedra, donde se celebraban las asambleas de los jefes del pueblo Tiwanacu. También aparecen antiguas viviendas, que sólo conservan sus estructuras. Descansamos en la costa norte del lago, mientras contemplamos el horizonte infinito. Comemos frutas y emprendemos el regreso durante un atardecer inolvidable. Llegamos cansados, mojados por la lluvia, pero emocionados por tanta belleza, tras haber comprendido por qué a la Isla del Sol la llamaban Isla de Dios.
Los impactantes matices de la Isla del Sol, durante una excursión por el lago Titicaca signada por las emociones fuertes.
18/09/11 Viajes.-
Por Romina Binetti
Licenciada en Psicología, de Tandil, provincia de Bs. As. Viajó en enero de 2006.
Mi corazón se estremeció al subir al bote que nos llevaría desde Copacabana hasta la Isla del Sol, en el lago Titicaca, Bolivia. El sol reflejaba destellos en el agua, que comenzaba a abrirse dando paso a nuestro viaje.
Encallamos en una playa de arena blanca, que se esfuma en el verde pie de una colina que nos dio la bienvenida a la isla. Subimos por una escalera de piedras musgosas construida por los primeros habitantes, cuyos cientos escalones hay que subir para comenzar su exploración. La vista desde la cumbre es majestuosa: la isla brota como un escenario del Titicaca, el lago más alto del mundo, mágico e imponente.
Pernoctamos en un hospedaje y al día siguiente iniciamos la marcha por el camino que atraviesa la isla de sur a norte, una caminata de tres horas bajo una lluvia repentina pero suave, que de ninguna manera resultó un escollo sino que volvió aún más mágico el paisaje. La vista es una panorámica increíble, desde donde pueden verse las luces de la costa peruana, la frontera con Chile y, más al norte, la Cordillera de los Andes nevada bajo nubes algodonadas. Verde, azul, marrón y cielo negro de tormenta pegado al sol, que se reflejaba en la nieve andina y en el turquesa del inmenso lago, que se parece a un océano. Me duelen los ojos ante tanta majestuosidad, se me abren los pulmones y la imaginación.
La llovizna es intermitente, pero unas nubes nos acompañan desde muy cerca. Cambian de forma, iluminando y sombreando el cielo como una acuarela. Nos encontramos con una mesa con varios asientos construidos en piedra, donde se celebraban las asambleas de los jefes del pueblo Tiwanacu. También aparecen antiguas viviendas, que sólo conservan sus estructuras. Descansamos en la costa norte del lago, mientras contemplamos el horizonte infinito. Comemos frutas y emprendemos el regreso durante un atardecer inolvidable. Llegamos cansados, mojados por la lluvia, pero emocionados por tanta belleza, tras haber comprendido por qué a la Isla del Sol la llamaban Isla de Dios.
el 23
Curiosidad astronómica
La primavera empieza... el 23
El viernes, a las 6.05, ocurrirá el equinoccio que marca el cambio de estación
Pasado mañana, los estudiantes celebrarán su día y en muchos lugares se repartirán flores en señal del comienzo de una nueva estación. Pero la primavera, dicen los expertos, no arrancará formalmente hasta el viernes.
Será el 23, cuando a las 6.05 hora argentina (9.05 GMT) se producirá el equinoccio de septiembre, fenómeno astronómico que marca el principio de la primavera en el hemisferio sur y del otoño en el Norte.
El año pasado el cambio de estación también ocurrió en esa fecha, pero a las 0.09 hora local. El año próximo, en tanto, la primavera llegará un poquito más temprano: aunque tampoco será el 21 de septiembre, sino el 22, a las 11.49.
Según los especialistas, el comienzo de la primavera, en rigor, nunca se registrará el día establecido por convención, pues es astronómicamente imposible.
Las estaciones no comienzan en fechas fijas ni duran lo mismo, debido, por un lado, a la inclinación del eje terrestre y a que no hay un ajuste perfecto entre el calendario y el camino del Sol. En el hemisferio norte la primavera dura 92 días y 9 horas, mientras que en el Sur apenas alcanza a los 89 días y 7 horas.
Todo empezó en un error
Aparentemente, la elección del 21 de septiembre como Día de la Primavera se debió a que los inmigrantes, que venían de festejarla en Europa los 21 de marzo, no repararon en ese dato científico y, al llegar a la Argentina, cometieron el error conceptual de fijar el 21 de septiembre.
Para saber cuándo empieza la primavera o el otoño hay que ver, en realidad, cuándo se producen los equinoccios: en el Norte, el de marzo cae siempre entre el 20 y el 21 de ese mes; en cambio, en el Sur, el de septiembre ocurre entre el 22 y el 23. Un equinoccio sucede cuando la eclíptica o camino aparente del Sol, traspasa uno de los dos puntos del Ecuador celeste: cero grado de Aries, en marzo, y cero grado de Libra, en septiembre.
Por otra parte, según recordó la agencia Télam, la fecha de celebración del Día del Estudiante se decidió en 1902, en recuerdo de la repatriación, desde Paraguay, de los restos de Domingo Faustino Sarmiento, el gran precursor de la educación, que llegaron al puerto de Buenos Aires el 21 de septiembre de 1888.
La primavera empieza... el 23
El viernes, a las 6.05, ocurrirá el equinoccio que marca el cambio de estación
Pasado mañana, los estudiantes celebrarán su día y en muchos lugares se repartirán flores en señal del comienzo de una nueva estación. Pero la primavera, dicen los expertos, no arrancará formalmente hasta el viernes.
Será el 23, cuando a las 6.05 hora argentina (9.05 GMT) se producirá el equinoccio de septiembre, fenómeno astronómico que marca el principio de la primavera en el hemisferio sur y del otoño en el Norte.
El año pasado el cambio de estación también ocurrió en esa fecha, pero a las 0.09 hora local. El año próximo, en tanto, la primavera llegará un poquito más temprano: aunque tampoco será el 21 de septiembre, sino el 22, a las 11.49.
Según los especialistas, el comienzo de la primavera, en rigor, nunca se registrará el día establecido por convención, pues es astronómicamente imposible.
Las estaciones no comienzan en fechas fijas ni duran lo mismo, debido, por un lado, a la inclinación del eje terrestre y a que no hay un ajuste perfecto entre el calendario y el camino del Sol. En el hemisferio norte la primavera dura 92 días y 9 horas, mientras que en el Sur apenas alcanza a los 89 días y 7 horas.
Todo empezó en un error
Aparentemente, la elección del 21 de septiembre como Día de la Primavera se debió a que los inmigrantes, que venían de festejarla en Europa los 21 de marzo, no repararon en ese dato científico y, al llegar a la Argentina, cometieron el error conceptual de fijar el 21 de septiembre.
Para saber cuándo empieza la primavera o el otoño hay que ver, en realidad, cuándo se producen los equinoccios: en el Norte, el de marzo cae siempre entre el 20 y el 21 de ese mes; en cambio, en el Sur, el de septiembre ocurre entre el 22 y el 23. Un equinoccio sucede cuando la eclíptica o camino aparente del Sol, traspasa uno de los dos puntos del Ecuador celeste: cero grado de Aries, en marzo, y cero grado de Libra, en septiembre.
Por otra parte, según recordó la agencia Télam, la fecha de celebración del Día del Estudiante se decidió en 1902, en recuerdo de la repatriación, desde Paraguay, de los restos de Domingo Faustino Sarmiento, el gran precursor de la educación, que llegaron al puerto de Buenos Aires el 21 de septiembre de 1888.
viernes
El tranvía
El tranvía que recorre el sur de la ciudad
Cuando comenzó a recorrer las calles porteñas, allá por abril de 1987 en una prueba piloto y definitivamente en agosto del mismo año, las crónicas de la época hablaban de él como "una versión moderna del tranvía tradicional", que llegaba para "ayudar a resolver los crónicos problemas de incomunicación que afectan las posibilidades de progreso de Flores, Villa Lugano y Villa Soldati".
Hoy, 24 años después, el Premetro, que une las cabeceras Intendente Saguier, Centro Cívico y General Savio a lo largo de siete kilómetros y 17 paradas, volvió a quedar en el centro de la atención, pero esta vez por haber protagonizado, junto con un colectivo y un camión, el segundo choque de magnitud en la ciudad en tan sólo 48 horas.
Se trata, precisamente, del único medio con la modalidad de tranvía aún existente en la Capital, entendida aquélla como un tren liviano que comparte áreas de circulación con otro tipo de vehículos.
El Premetro transita los primeros 800 metros de su trayecto habitual en una zona compartida con autos, colectivos y camiones; fue dentro de este sector donde ocurrió el accidente de ayer. Luego, en casi el 90 por ciento de su traza, circula por una vía exclusiva.
Las velocidades de circulación oscilan entre los 25 km/h en el área de circulación general y 50 km/h en el sector exclusivo.
Si bien el servicio se empezó a brindar con antiguos coches de subte reacondicionados, hoy la flota -constituida por nueve coches con capacidad para 120 personas cada uno- tiene una antigüedad de 22 años, ya que el Estado renovó los vagones por otros nuevos, poco después del estreno del Premetro.
Así lo informaron voceros de Metrovías, la concesionaria encargada de administrar la prestación, que también opera la red de subtes y el ferrocarril Urquiza.
En el mantenimiento de la flota, la empresa invierte -según la misma fuente- 300 millones de pesos anuales. Más allá de las tareas de mantenimiento que realiza el departamento homónimo, cada día, antes de que un tren es puesto en funcionamiento por el Departamento de Operaciones, se lo somete a una revisión técnica que incluye varios ítems de modo de garantizar que el vagón cumpla las condiciones de seguridad necesarias para entrar en servicio. Se trata de un chequeo similar al que se efectúa en los aviones antes de un vuelo.
La formación Materfer N° 17, siniestrada ayer, había pasado con éxito ese control -incluido el sistema de frenos- en las horas previas al accidente, según confirmó la Secretaría de Transporte de la Nación.
Estas medidas sirven como reaseguro para las 10.000 personas que cada día hábil viajan a bordo del Premetro por los barrios de Flores, Villa Soldati y Villa Lugano, entre las 5.30 y las 21, horario en el que circula, con una tarifa de $ 1,10.
Para una mejor prevención, el delegado de los trabajadores Néstor Segovia reclamó ayer una correcta delimitación de las vías por las que corre el Premetro para evitar que sean invadidas por conductores de otros vehículos, ya que ante un avance resulta imposible frenar los vagones. Lo hizo poco después de ocurrido el accidente y luego se llamó a silencio..
miércoles
Manzana de las Luces
Más luz en la Manzana histórica
Por Berto González Montaner *
14/09/11 Clarin
La semana pasada se conoció el resultado de un concurso convocado por el Ministerio de Planificación Federal para completar la Manzana de las Luces. La idea es instalar en el vacío sobre Perú, donde hoy funciona un estacionamiento, las sedes de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos (CNM) y del Centro Nacional de Patrimonio (CNP). E integrar los edificios de la emblemática manzana porteña.
Delimitada por Bolívar, Alsina, Moreno y Perú es el enclave de mayor densidad patrimonial de la Ciudad. No sólo por los túneles que la atraviesan y que algunos asocian con historias de corsarios y piratas, sino por el palimpsesto de construcciones que emergen en su superficie.
Allí hicieron pie los jesuitas en 1661 y en su ángulo noreste construyeron la Iglesia de San Ignacio, una de las más antiguas de Buenos Aires. A su costado, emplazaron el colegio homónimo que en la actualidad sólo conserva uno de los lados. El resto fue demolido y lo ocupa el Colegio Nacional Buenos Aires (1906-1938).
Sobre Perú y Alsina funcionó la Procuraduría de la Misiones (1730), donde se acopiaban las mercancías que venían de las reducciones, y hacia Moreno erigieron las Casas de Redituantes. De las cinco casas originales que eran para renta sólo quedan dos. Pasaron numerosas instituciones como la Biblioteca Pública de Mariano Moreno y la Sala de Representantes, un emblema de nuestra democracia. En su pequeño recinto semicircular se reunieron la Legislatura Provincial (1822 a 1884), el Congreso General Constituyente y el Nacional (1824 a 1827) y el Concejo Deliberante (1894 a 1931).
Por si le faltaba algo, también la propia Universidad de Buenos Aires ocupó la prestigiosa manzana. Y trajo consigo a la Facultad de Ciencias Físicas y Naturales, la Facultad de Ingeniería y la Facultad de Arquitectura hasta su traslado, primero a los provisorios pabellones de madera al lado de la Facultad de Derecho y luego a la flamante Ciudad Universitaria.
La actual propuesta pretende revitalizar la zona utilizando como oportunidad urbanística el gran baldío que hoy es un estacionamiento. Los arquitectos Pablo Pschepiurca, María Hojman, Rodrigo Grassi, Enrique Speroni, Gabriel Martínez y Juan Martín Flores, ganadores del concurso organizado por la Sociedad Central de Arquitectos, plantean crear un edificio sobre Perú que termine de definir la manzana con la misma altura de sus vecinos; otro edificio de altura mayor, en el fondo del lote, que “tapice” la medianera posterior del Colegio Nacional de Buenos Aires y dos galerías que los unan, pero sin tocar las medianeras de ladrillo que hoy se ven desde el estacionamiento. En el edificio del frente ubican la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos (CNM) y en el de atrás el Centro Nacional de Patrimonio (CNP). El conjunto cuenta con oficinas, salas de exposiciones, aulas, auditorio y sala para actividades culturales y complementarias.
El nuevo edificio intenta no alterar las condiciones del lugar sin renunciar a su contemporaneidad. El basamento que toma las alturas de los edificios linderos está compuesto por piezas verticales de hormigón que recuerdan las pilastras de su vecino. El del fondo, de características similares, cambia su proporción de llenos y vacíos, y sobre él emerge un edificio de vidrio, de percepción más liviana, aludiendo al lenguaje contemporáneo.
Además, el proyecto del Ministerio de Planificación incluye crear un Centro de Interpretación Jesuítico en la ex Procuraduría y un Centro de Interpretación de la Manzana de las Luces en el ex edificio Casas Redituantes y un recorrido interno que vincule todos los edificios de la manzana.
Se intenta, como expresan las bases del concurso, que “la Manzana de las Luces vuelva a ser el foco cultural que le valió el nombre que le pusiera el periódico El Argos en 1821, por las luces intelectuales que dejaron huella en cada etapa de la construcción de la Nación.” Ojalá así sea.
* Editor Jefe De Arq.
Por Berto González Montaner *
14/09/11 Clarin
La semana pasada se conoció el resultado de un concurso convocado por el Ministerio de Planificación Federal para completar la Manzana de las Luces. La idea es instalar en el vacío sobre Perú, donde hoy funciona un estacionamiento, las sedes de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos (CNM) y del Centro Nacional de Patrimonio (CNP). E integrar los edificios de la emblemática manzana porteña.
Delimitada por Bolívar, Alsina, Moreno y Perú es el enclave de mayor densidad patrimonial de la Ciudad. No sólo por los túneles que la atraviesan y que algunos asocian con historias de corsarios y piratas, sino por el palimpsesto de construcciones que emergen en su superficie.
Allí hicieron pie los jesuitas en 1661 y en su ángulo noreste construyeron la Iglesia de San Ignacio, una de las más antiguas de Buenos Aires. A su costado, emplazaron el colegio homónimo que en la actualidad sólo conserva uno de los lados. El resto fue demolido y lo ocupa el Colegio Nacional Buenos Aires (1906-1938).
Sobre Perú y Alsina funcionó la Procuraduría de la Misiones (1730), donde se acopiaban las mercancías que venían de las reducciones, y hacia Moreno erigieron las Casas de Redituantes. De las cinco casas originales que eran para renta sólo quedan dos. Pasaron numerosas instituciones como la Biblioteca Pública de Mariano Moreno y la Sala de Representantes, un emblema de nuestra democracia. En su pequeño recinto semicircular se reunieron la Legislatura Provincial (1822 a 1884), el Congreso General Constituyente y el Nacional (1824 a 1827) y el Concejo Deliberante (1894 a 1931).
Por si le faltaba algo, también la propia Universidad de Buenos Aires ocupó la prestigiosa manzana. Y trajo consigo a la Facultad de Ciencias Físicas y Naturales, la Facultad de Ingeniería y la Facultad de Arquitectura hasta su traslado, primero a los provisorios pabellones de madera al lado de la Facultad de Derecho y luego a la flamante Ciudad Universitaria.
La actual propuesta pretende revitalizar la zona utilizando como oportunidad urbanística el gran baldío que hoy es un estacionamiento. Los arquitectos Pablo Pschepiurca, María Hojman, Rodrigo Grassi, Enrique Speroni, Gabriel Martínez y Juan Martín Flores, ganadores del concurso organizado por la Sociedad Central de Arquitectos, plantean crear un edificio sobre Perú que termine de definir la manzana con la misma altura de sus vecinos; otro edificio de altura mayor, en el fondo del lote, que “tapice” la medianera posterior del Colegio Nacional de Buenos Aires y dos galerías que los unan, pero sin tocar las medianeras de ladrillo que hoy se ven desde el estacionamiento. En el edificio del frente ubican la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos (CNM) y en el de atrás el Centro Nacional de Patrimonio (CNP). El conjunto cuenta con oficinas, salas de exposiciones, aulas, auditorio y sala para actividades culturales y complementarias.
El nuevo edificio intenta no alterar las condiciones del lugar sin renunciar a su contemporaneidad. El basamento que toma las alturas de los edificios linderos está compuesto por piezas verticales de hormigón que recuerdan las pilastras de su vecino. El del fondo, de características similares, cambia su proporción de llenos y vacíos, y sobre él emerge un edificio de vidrio, de percepción más liviana, aludiendo al lenguaje contemporáneo.
Además, el proyecto del Ministerio de Planificación incluye crear un Centro de Interpretación Jesuítico en la ex Procuraduría y un Centro de Interpretación de la Manzana de las Luces en el ex edificio Casas Redituantes y un recorrido interno que vincule todos los edificios de la manzana.
Se intenta, como expresan las bases del concurso, que “la Manzana de las Luces vuelva a ser el foco cultural que le valió el nombre que le pusiera el periódico El Argos en 1821, por las luces intelectuales que dejaron huella en cada etapa de la construcción de la Nación.” Ojalá así sea.
* Editor Jefe De Arq.
Casa Di Tella
Empezaron a demoler la Casa Di Tella en Belgrano
La diseñó Clorindo Testa y no se pudo proteger pese a su valor patrimonial.
14/09/11 Clarin
FACHADA. DETRAS DE LOS CARTELES, COMENZARON A TIRAR LAS PAREDES
.
Demolición total. El cartel colgado en el frente de la construcción de la calle Arribeños 1308, en Belgrano, no deja lugar a dudas. Está sucediendo lo que comenzó a circular como un rumor alrededor de 2008 y se empezó a concretar a principios de agosto de este año, cuando se remató el equipamiento de baños y cocinas, las aberturas de hierro y acero, ventanales y material rescatable de la construcción original. Empezaron a demoler la casa que Clorindo Testa diseñó para Guido Di Tella a fines de los años ‘60.
El edificio pertenece a la escuela de la comunidad judía Arlene Fern , que ocupa el predio de al lado y, a pesar de los intentos de los legisladores Teresa de Anchorena y Patricio Di Stéfano a través de sendos proyectos, no se logró catalogarlo para poder preservarlo en función de su valor patrimonial para la Ciudad.
Tanto por sus características como por su historia, esta construcción es considerada un símbolo del movimiento arquitectónico conocido como ‘brutalista’. Con predominio absoluto del hormigón, la fachada se caracteriza por sus líneas simples y austeras. Di Tella la encargó en 1968 con la única condición de que tuviera un estudio con acceso independiente, y un espacio en el que pudiera albergar su amplia colección de arte. Ocupa un terreno de 840 m2 y se terminó de construir durante el año 1970.
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