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Mirada a fondo sobre la ciudad

Mirada a fondo sobre la ciudad

La importancia de contar con información sobre los procesos urbanos para decidir políticas públicas. Casos concretos y proyectos a futuro.
Por por ariel hendler
Clarin Arq 05/04/11


Es necesario recabar toda la información que se pueda, aunque no se la utilice”, asegura el director general de Planeamiento de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Fernando Alvarez de Celis. De todas formas, este geógrafo, magíster en Economía Urbana y funcionario con más de una década de carrera bajo distintos gobiernos, asegura que se le puede dar un destino absolutamente práctico: “Ayudar a decidir políticas, porque si no, el planeamiento urbano de hecho queda en mano de los desarrolladores privados”.
Durante unas recientes jornadas sobre “Gestión de la Información”, realizadas en el Ministerio de Desarrollo Urbano, Alvarez de Celis ejemplificó la aplicación de los indicadores obtenidos por su dependencia a casos bien concretos. Por caso, para definir la localización del Distrito Tecnológico, en Parque de los Patricios se echó mano a una gran variedad de datos: la cantidad de edificios de propiedad privada abandonados en el barrio, relevados por la propia Dirección, y los bajos valores inmobiliarios desde la avenida Caseros hacia el sur, entre otros.
El funcionario explica que la tarea de conseguir información sirve tanto para saber cómo es hoy la ciudad como para planificar intervenciones futuras. “Las fotografías satelitales también son sumamente útiles, especialmente si se comparan en una línea temporal, porque permiten evaluar los procesos de cambio urbano y su dinámica territorial, el incremento de áreas edificadas y de los asentamientos informales, la presencia de espacios verdes y otras similares”, explica.

Cuenta que esta herramienta ayudó a elegir la zona donde se intenta generar el Distrito Audiovisual, que abarca sectores de La Paternal y Chacarita. “La otra opción que se estudiaba era Villa Soldati, pero las imágenes aéreas mostraron que a ese barrio había que aproximarse en forma gradual, rellenando las franjas que lo aíslan de la trama urbana compacta”, aclara.
Normas nuevas

Como es sabido, el código urbanístico que surgirá del Plan Urbano Ambiental sustituirá el FOT y el FOS por un modelo morfológico que define volumetrías, cuyo primer ensayo se realizó en la traza de la ex AU3 (ver ARQ del 09.11.10), y que apunta a delinear perfiles urbanos homogéneos.
Básicamente se está trabajando con la hipótesis de completar todos los “perfiles dentados” que genera la mezcla de edificios entre medianeras con construcciones más bajas en una misma cuadra, y definir así “zonas altas y bajas”. En apoyo a esta última idea, Alvarez de Celis echa mano a un dato poco conocido, surgido de los distintos relevamientos: apenas en el 3% de las parcelas de Buenos Aires hay construidos más de cuatro pisos; esta circunstancia facilitaría la preservación de zonas residenciales de baja altura.
El arquitecto Enrique García Espil, titular de la Sociedad Central de Arquitectos y ex funcionario de la Ciudad durante muchos años, señala que la información necesaria para llevar adelante esta tarea es muy completa y está disponible. “La Ciudad tiene desde hace mucho tiempo una muy buena base de datos catastral, con todo lo edificado en cada parcela, volumetrías y fotos de todos los edificios. En ese sentido, la tarea de definir las volumetrías está enormemente facilitada”, opina.
García Espil advierte que las falencias de información son más visibles en otros rubros, como la información económica o, sobre todo, los flujos de transporte. “Todavía son contradictorios los datos de cuántas personas y autos entran cada día a la Capital desde el Gran Buenos Aires por cada acceso”, comenta. Agrega que faltan relevar también aspectos como la actividad económica y cultural en las distintas áreas de la Ciudad.

Modelo territorial
A partir de la información generada mediante relevamientos o técnicas más sofisticadas, como los simuladores de normativas, la Dirección General de Planeamiento –según explica Alvarez de Celis– elabora un “modelo territorial” que consta de cuatro variables: Compacidad (cantidad de metros cuadrados construidos), Proximidad (de plazas, medios de transporte y oros), Complejidad (diversidad de usos) y Especialización (preponderancia de un uso). “Cuanto mayor sea la variedad de usos que tenga un barrio, más sustentable resultará”, sostiene Alvarez de Celis.
Cita los ejemplos de Palermo Soho, que hoy tiene una complejidad que no tenía hace cinco años, y de Las Cañitas, que no se complejizó, y agrega estas variables permiten planificar zonas altamente complejas, zonas residenciales de complejidad cero pero con centros barriales, o monitorear la problemática de zonas muy especializadas como la calle Warnes (autopartes), la avenida Avellaneda (indumentaria) o la calle Libertad (joyería y relojería), además de definir distritos como los ya mencionados tecnológico y audiovisual.
Sobre las dos primeras variables, cita la reciente creación de la primera plaza en Boedo, proyecto que se llevó adelante en base a la información producida por un software que mide proximidades respecto a vías de comunicación y espacios verdes.

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