miércoles

Viejo Mercado de Abasto

Un desarrollo privado con interés público
15/03/11 Clarin
Central Tucumano, un complejo de usos mixtos de Bodas Miani Anger, sufrió modificaciones por la presencia de un edificio de Alberto Prebisch.


1 LO VIEJO Y LO NUEVO. EL PROYECTO REMEDA LA IDEA DEL CLAUSTRO CON UN PASEO PEATONAL ENTRE LOS VOLÚMENES.

2 PATRIMONIO. EL EDIFICIO DEL VIEJO MERCADO, INAUGURADO EN 1936.


Para la puesta en valor del predio del Viejo Mercado de Abasto, en San Miguel de Tucumán, se optó por un modelo de negocio que podría sintetizarse en la fórmula “emprendimiento público con desarrollo privado”. Se trata de una manzana sumamente degradada, de propiedad fiscal, cuyo deterioro se contagió en las últimas décadas a todo su vecindario, a unas 15 cuadras del centro histórico de la ciudad. Allí se levantarán un hotel cinco estrellas de 108 habitaciones, un centro de convenciones, un teatro, salas de cine, un centro de entretenimiento y locales comerciales y de gastronomía.


Luego de varios intentos frustrados de revitalizar este fragmento urbano, la estrategia para concretar la obra, de gran interés para el municipio y la provincia, consistió en convocar a un desarrollador privado, Vizora, para llevar adelante el proyecto y otorgárselo en concesión por 50 años. Después, el edificio pasará a manos de las autoridades. De acuerdo a lo anunciado, el complejo tendrá casi 23.000 m2 cubiertos y la inversión privada alcanzará los US$ 40 millones.


Cabe aclarar que la firma comandada por Milagros Brito, con importantes desarrollos en Puerto Madero y el norte del Gran Buenos Aires, ya había concretado mediante un esquema similar de desarrollo y concesión los Mercados del Delta, el centro comercial del Puerto de Frutos donde se llevó a cabo la edición 2008 de Casa FOA; en esa oportunidad, gracias a un convenio con la Municipalidad de Tigre. En ambos casos, Vizora le encargó al estudio Bodas Miani Anger (BMA) el proyecto arquitectónico.


Según el empresario inmobiliario Jorge Gordillo, tucumano y también presidente de la Federación Inmobiliaria de la República Argentina (FIRA), el emprendimiento tendrá una “influencia positiva sobre todo el barrio”, y asegura que, de hecho, la zona se está revalorizando desde que se empezó a hablar del emprendimiento. “Es el primer proyecto que pone en valor un edificio patrimonial en la ciudad. Además, si bien hay varios shoppings en las afueras, este va a ser el primer paseo de compras cerca del centro”, agrega.

Vida nueva

El viejo mercado fue proyectado a en la década de 1930 por Alberto Prebisch, el célebre arquitecto tucumano que, entre otros hitos, creó el Obelisco porteño. Sin embargo, el inmueble no estaba protegido por ninguna normativa, y por eso, el proyecto original no preveía recuperar el inmueble existente, sino solo una de sus fachadas, y construir un edificio nuevo que debía cubrir la manzana en su totalidad.

Sin embargo, la intervención de funcionarios de conservación patrimonial del municipio motivó la decisión de conservar la tercera parte de la construcción original. Esto motivó que los desarrolladores abandonaran la idea de cubrir toda la manzana con un shopping y se optara, en cambio, por el programa de hotelería. Y no se modificó la esencia de negocio inmobiliario, ya que en ambos casos se trata de negocios de renta, según aclaran en Vizora.

La obra de Prebisch era un claustro cerrado con una construcción en el medio que dividía el espacio interior en dos partes. Funcionaba originalmente como un centro mayorista de frutas y verduras, y los sábados y domingos se transformaba en un mercado popular muy concurrido y recordado hasta hoy por los tucumanos.


El proyecto de BMA conserva el 30% de la construcción original sobre uno de los cuatro flancos, que albergará el área de gastronomía con locales pasantes desde las recovas exteriores hacia el patio interno. Incluso se quitaron los agregados posteriores en el interior, trabajo a cargo del arquitecto local Orlando Billone, especialista en patrimonio. En tanto, el hotel –de seis pisos, ya que en la ciudad “no hay demanda para más”, según explican en Vizora–, emergerá de un basamento que remeda la forma del claustro y conserva la memoria histórica del lugar.


Con la obra recién iniciada, los desarrolladores admiten que la restauración del edificio histórico es uno de los rubros más costosos del proyecto. Según aclara el arquitecto Gonzalo Valenzuela, de la firma desarrolladora, se debe recuperar y reforzar la estructura de hormigón y adecuarla a la normativa antisísmica actual. De hecho, calculan que sería más económico demolerlo en su totalidad y reconstruirlo desde cero. Un dato que sin duda motivará debates a la hora de encarar otros proyectos similares.

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