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El acordeón museo

Cuando el acordeón es un museo

 En Chacarita está el Anconetani, que exhibe la historia argentina del maravilloso instrumento

Por Eduardo Parise
04/07/11 Clarin.
EL MUSEO ANCONETANI. A LA IZQUIERDA, ALGUNOS EJEMPLARES QUE PODRAN VERSE GRATUITAMENTE. ARRIBA: GIOVANNI, EL PIONERO QUE LE DIO APELLIDO AL ACORDEON.

El aire, se sabe, es fundamental para los seres humanos. Sin él no tendríamos posibilidades de vivir. Pero además de ser un elemento vital, el aire también puede cumplir otras funciones. Por ejemplo, crear música, es decir: arte.


Y eso lo comprobó hace más de 120 años Giovanni Anconetani (1872-1941), un italiano que, allá por 1900 y como representante de la fábrica Soprani, hizo más de diez viajes a la Argentina, para vender acordeones.


Aquellas travesías marítimas cargando los instrumentos terminaron en 1912 cuando Giovanni decidió quedarse en el país para fundar su fábrica y usar toda su experiencia de músico y artesano para hacerlos aquí. Más de un siglo después, su apellido no sólo es sinónimo de los mejores instrumentos. También es el símbolo del Museo Anconetani del Acordeón.


La historia empezó en un gallinero en el partido de San Martín, cuando en la zona había más campo y cielo que edificios. Después llegó la mudanza hacia la calle Honduras, en el barrio de Palermo donde, además de instalar su taller, también conoció a Elvira Moreti, con quien tendría cinco hijos: Josefina, Luis, Juan, María y Nazareno.


Y, en 1918, el traslado definitivo al local de la calle Guevara al 400, en el barrio de Chacarita, donde sus nietos y bisnietos siguen haciéndole honor a esa tradición artesanal de acomodar fuelles y teclas que sirvan para convertir el aire en arte.


A metros de la fábrica-taller, en Guevara 490, en noviembre de 2005 los herederos de Giovanni instalaron el Musa (Museo Anconetani del Acordeón), un lugar casi mágico que, desde el 15 de julio en adelante, puede visitarse los martes y jueves, de 15,30 a 18. La entrada es gratuita y se pueden hacer consultas en el 4553-9440.


Se trata de una vieja casa-chorizo (aquellas que tenían varias habitaciones alineadas junto a un patio) en la que se exhiben acordeones históricos como un dos hileras con ocho bajos, fabricado en Alemania en 1870, o un diatónico de una hilera de teclas realizado en 1860. Y, como no podía ser de otra manera, también está el instrumento que el propio Giovanni hizo a mano para tocar él. Está realizado en nácar blanco y tiene el plus de haberse llevado el primer premio en un concurso de artesanos.


Además, en medio de fotos familiares, cientos de acordeones de todo tipo y tamaño y una réplica del taller con sus herramientas tradicionales, en el Musa se pueden ver los afiches de la Orquesta Característica Anconetani, aquella que durante 38 años animó muchos “bailongos”, compartiendo cartel con orquestas tangueras como la de Canaro, Biaggi, Di Sarli, Tanturi, Troilo, Demare y Goñi. Eran los tiempos en que Luis Anconetani tocaba y dirigía, mientras sus hermanos actuaban: Juan era el cantor y presentador y Nazareno tocaba la batería. El número sensación era aquel en el que sus hermanos lo afeitaban sobre el escenario, mientras Nazareno, con los palillos le daba al redoblante sin perder el ritmo.


El tiempo pasó y de los cinco hermanos sólo Nazareno, con sus 89 años, sigue firme junto a los acordeones. Un nieto de Josefina es quien está al frente del taller, en donde hay trabajos contratados hasta dentro de un año.


Así, los acordeones Anconetani siguen poniéndole música a muchas fiestas, quizás como lo hicieron alguna vez en los famosos bailes de La Enramada de Palermo, que estaba en la actual avenida Santa Fe y Darregueyra. Pero esa es otra historia.



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