jueves

Libre de Humo..

Comenzó a regir la disposición nacional

Ley antitabaco: los privados la respetan y el Estado, no.
En el Hipódromo no se fuma; en Tribunales y en la Legislatura, sí

Jueves 16 de junio de 2011
Publicado en edición impresa
Josefina Pagani
LA NACION
Ya no se visualiza una capa de humo bajo el techo, ya no hay olor a cigarrillos, y los ceniceros, literalmente, desaparecieron. Lo curioso es que esa imagen de prohibición total para fumar se registró ayer entre las decenas de tragamonedas bajo las tribunas del Hipódromo de Palermo, otrora oasis de los fumadores.
Es que si bien la ley local ya impedía fumar en lugares cerrados de acceso público, las autoridades de ese centro de apuestas siempre se negaron a acatar la norma porteña por considerar que el predio funciona en territorio nacional.
Ahora, al haber comenzado a regir ayer la ley nacional antitabaco, el acatamiento allí fue total.
Durante una recorrida realizada por La Nacion por bares, restaurantes y edificios públicos, para comprobar que, efectivamente, hubieran sido transformados en espacios libres de humo, se pudo comprobar que la ley se acata mucho más en lugares privados que en oficinas públicas.
Una de los medidas de aplicación inmediata de la ley es la eliminación del sector para fumadores en todos los espacios públicos cerrados. Por eso, un gran letrero verde en la entrada, advertencias en los baños y en las mesas de la cafetería y un cartel digital en cada una de las máquinas tragamonedas eran ayer la nueva imagen del hipódromo palermitano.

"A la 0 hora de hoy [por ayer] ya no se podía fumar", dijo una empleada del hipódromo entre el ruido y la música de las máquinas tragamonedas.

Los ceniceros de pie fueron dejados como papelero, y en ellos sólo se veían algunas pocas colillas o cigarrillos apagados casi enteros.
"Esto antes era como una neblina y estaba todo mucho más sucio", explicó la empleada mientras ordenaba a una joven apagar el cigarrillo.

Curiosamente, mientras el personal del hipódromo hacía cumplir la normativa, en el edificio de Tribunales, en la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, de Lavalle al 1200, y en la Legislatura porteña se seguía fumando.


"Detección" a medias

En esa dependencia judicial, una mujer con tapado escocés y cabello corto dio una pitada a su cigarrillo y pasó a través del detector de metales. Saludó al personal de seguridad y subió por la gran escalinata de mármol beige.

La gente entraba y salía fumando, haciendo caso omiso de dos carteles que daban cuenta de la nueva veda, recién colocados. "Es verdad que se fuma menos que antes, pero acá se fumó siempre. En los despachos de los jueces, en los pasillos...; se fuma en todos lados", dijo una fuente del edificio de Tribunales.

En la entrada a la Legislatura porteña, en Perú 130, un grupo de personas fumaban bajo la lluvia. "Si te encuentran adentro con un cigarrillo te multan", dijo uno de ellos a La Nacion.
Pero en el interior del palacio eso no ocurría. Mientras personal fumaba en las oficinas, dos jóvenes encendían cigarrillos frente a un grupo de gente en un pasillo.

La ley nacional antitabaco, sancionada a principios de este mes, también alcanza a bares y restaurantes.
La "pecera" de la confitería London City, en Avenida de Mayo y Perú, se podía ver desde afuera. Allí el único cigarrillo que había estaba sin prender sobre un cenicero, junto a un cuaderno con anotaciones, para rememorar a su cliente más famoso: el escritor Julio Cortázar.

"Hoy [por ayer] a las 7, cuando abrimos, tapamos los carteles que decían que se podía fumar y dejamos la puerta abierta. Va a ser todo un mismo espacio libre de humo", dijo el encargado de la confitería, Daniel Belatti, quien afirmó que el 90 por ciento de los clientes fumadores ya estaban enterados de la medida.
El espacio para fumadores de la confitería Richmond, en Florida al 400, estaba vacío y con las luces apagadas. "Vinieron clientes que sabemos que son fumadores y cuando les dijimos de la ley se sentaron en una de las mesas del salón a tomar un café", dijo Tomás Gil Díaz, encargado del lugar.
La norma también establece que se prohíbe fumar en "espacios culturales y deportivos, incluso aquellos donde se realicen eventos masivos". Además, no se pueden vender más cigarrillos sueltos y deberán retirar las máquinas expendedoras.

Dentro de seis meses las tabacaleras tendrán que dejar de publicitar en los medios de comunicación y en la calle. Y dentro de un año "los empaquetados y envases de productos elaborados con tabaco llevarán insertos una imagen y un mensaje sanitario que describa los efectos nocivos del consumo" de esos productos.

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