Piden que los vecinos los ayuden separando la basura antes de sacarla a la vereda
Carreros en busca de legalización trabajarán en el Plan Basura Cero
Publicado el 22 de Mayo de 2011
Por Florencia Halfon-Laksman
Tiempo Argentino.
Es una prueba piloto con trabajadores del municipio de Lomas de Zamora, donde son más de 1000. Ayudarán a levantar residuos y reciclarlos. Cuentan detalles de su tarea diaria, la defienden y se diferencian de los cartoneros.
Los cartoneros sólo juntan cartones. Nosotros vamos con el carro y levantamos plásticos, vidrios y botellas, además de cartón. Por eso somos carreros”, la diferencia la hace Fernando Rajoy, que tiene 28 años y heredó el oficio de su padre. Él y sus compañeros eligen cuándo madrugar y cuándo no, pero cada día sus familias viven de aquellos materiales que ellos juntan y luego venden. Para eso, recorren kilómetros enteros con sus carros de madera, que van sostenidos en dos ruedas y comandados por un caballo, a pesar de que en la Ciudad de Buenos Aires y algunos sectores del Conurbano está prohibido acceder con esos animales. Ahora, 20 carreros de Lomas de Zamora consiguieron permiso de las autoridades municipales para participar del Plan Basura Cero, con el objetivo de recolectar algunos de los residuos del barrio para reciclar material seco, con la esperanza de que puedan incorporarse los más de 1000 carreros que hay en el municipio. El proyecto apunta, no sólo a la incoporación de estos trabajadores, sino a la concientización del reciclado de desechos.
Jorge Luis Rojas, carrero desde hace tres años, detalla a Tiempo Argentino: “Llegamos a juntar cerca de 50 pesos por día pero tenemos 300 pesos mensuales de gastos de mantenimiento del caballo, que necesita herraduras, avena, alfalfa e inyecciones para mantener su salud. Es como una persona, se enferma.” Y quiere dejar bien claro el concepto: “Pico, mi caballo más querido, gasta más que mi familia entera.”
Rojas tiene 49 años y dedicó once de ellos a hacer tareas de mantenimiento para un empresario: se ocupaba de la electricidad, el gas y los trabajos de plomería hasta que no pudo más: “Me jodí la columna, cobré una miseria de indemnización porque estaba en negro y quedé afuera del circuito laboral. Arriba de los 40 no te toman en ningún lado. Como tenía caballos de desfile, se me ocurrió hacer este trabajo, que es todo a pulmón”, relata.
Los carreros coinciden en que se trata de una tarea que hacen por necesidad pero la reivindican por el esfuerzo que les demanda conseguir el peso.
“Me da orgullo saber que con mi trabajo mantengo a mis hijos, nietos y bisnietos”, dice emocionado Ramón Pereyra, presidente de la Agrupación de Carreros de Lomas de Zamora.
Con 65 años de edad y 20 de profesión, Pereyra es uno de los pocos que cuenta con un ingreso básico: “Saco 2000 pesos por mes como mínimo, gracias a que me fui ganando la confianza de algunas empresas y fábricas de la zona: les limpio el lugar y me dejan llevarme los materiales residuales que me hagan falta. Pero no vuelvo a casa si no logro llenar el carro.” Esos cartones, plásticos y maderas recolectados son vendidos por peso a otras empresas o instituciones que lo necesitan y así funciona el circuito de trabajo del carrero.
Pero ese circuito puede sufrir intermitencias: “Hay empresas que antes nos cedían mucho material y ahora usan hasta lo último”, advierte Nancy Gómez, quien, junto con su esposo, compró en cuotas un carro de supermercado para salir a hacer el trabajo y después logró pagar un caballo, más tarde la montura y, por último, el carro. “Sólo se puede conseguir todo esto si nos ofrecen facilidades de pago. Si no, es imposible”, asegura.
Otro problema en el “recorrido carrero” son las restricciones para avanzar a caballo en ciertas zonas.
“A partir de las 20, la policía bonaerense no nos deja pasar por las avenidas por cuestiones de tránsito”, dice Julio Montero, de 33 años, dueño de Pepa, una yegua de pelaje negro. “A muchos compañeros los paró la policía, les sacó el caballo y no lo recuperaron nunca más”, señala, y su compañero Rojas describe: “La policía suele meterse cuando los vecinos llaman al 911 porque revolvemos la basura. Pero nosotros volvemos a cerrar las bolsas, no dejamos todo tirado. Es la gente la que no ayuda al no diferenciar sus residuos.”
Además de pedir comprensión entre los vecinos, los carreros buscan colaboración de sus municipios. Quieren que su tarea sea reconocida y se dan cuenta de que un trabajo conjunto ayudaría a una mejor limpieza de cada barrio y a que todas las partes estén satisfechas. Todavía no lo consiguieron.
“En Capital, sólo pueden levantar cartones los que tienen el chaleco amarillo del gobierno porteño. A nosotros nos echan de la zona. En el Conurbano, estamos buscando apoyo de todas las municipalidades para que nos otorguen un espacio nuestro, como si fuéramos una cooperativa, y para que nos dejen entrar a los lugares donde no entran los camiones de basura. Pero algunos creen que ayudarnos es asumir que falta trabajo. Con la incorporación al Plan Basura Cero, les vamos a mostrar que podemos contribuir, sobre todo en las calles de tierra, donde no llegan los camiones de los municipios”, sostiene Pereyra.
Entre los propios carreros hay distintas categorías. Así como algunos consiguieron equiparse con uno o más carros dirigidos por caballos, otros no corrieron con esa suerte.
La explicación la ofrece Santo Juárez, de 52 años: “Yo llevo el carro en mi bicicleta porque no tengo caballo, así que hago la tarea de los dos. Por eso me llaman ‘centauro’.”<
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