Lo bueno es que cada vez más gente se cuida y es consciente de sida y ETS, lo malo q sean cochinos!!
Zona roja / Mal estado del parque Tres de Febrero
El Rosedal es un campo minado de preservativos
El área donde trabajan los travestis amanece llena de condones; riesgo sanitario para niños
Franco Varise LA NACION 24-ene-2011
A esta altura, a la Avenida de los Ombúes, en el Rosedal, podrían cambiarle el nombre. Es que la inmensa cantidad de preservativos utilizados y desperdicios calamitosos arrojados por allí sugieren denominaciones menos bucólicas para esa senda pública que funciona como la calle principal de la "zona roja".
"Es un desastre, un asco; no se puede venir más a pasar el día; después promocionan al parque para toda la familia, pero es imposible no pisar un preservativo o que los chicos curiosos los agarren o se caigan encima", dijo Félix Palazzo, que junto con toda su familia eligió ayer ese lugar para realizar un picnic.
Quienes concurren a pasar el día o simplemente caminan por este gran espacio público porteño deben mantenerse atentos a los profilácticos desperdigados por el pasto y todos los rincones como si fuera un campo minado. Hay cientos al alcance de cualquiera, producto de las noches agitadas en este perímetro de la ciudad, que evidentemente funciona también como albergue transitorio. Curiosamente, en la plazoleta Florencio Sánchez ("zona roja") fueron retiradas las vallas de madera que no permitían el ingreso de vehículos. En horario diurno, el ingreso de autos está vedado por disposición del gobierno porteño, pero después de las 20, cuando llegan los travestis, los clientes ingresan motorizados sin control hasta bien adentro del espacio público.
El director del parque Tres de Febrero, Fernando Ferreyra, afirmó a La Nacion que todos los días el gobierno porteño efectúa una limpieza de la zona. "Se ensucia mucho y todos los días realizamos un rastrillaje con 20 personas para la limpieza. Los lunes se refuerza el cuidado, con personal de la empresa concesionaria AESA", dijo Ferreyra, un hombre con mayor llegada al jefe de gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que al ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli.
Según informó el gobierno porteño, hace cuatro años se recogían en promedio entre 1000 y 1100 profilácticos por día, utilizados por personas que frecuentan la zona roja. Esto supone un dato curioso: al menos 8000 personas concurrían allí por semana para tener relaciones sexuales. Esas estadísticas no fueron actualizadas, pero, a simple vista, el panorama no ha cambiado.
Según sugirió la vecina Marta Hevra César, a esta parte del parque habría que colgarle un cartel de "no apto para todo público".
"Encontramos hasta una bombacha y no sabíamos qué decirle a mi hijo; es una situación incómoda. Además, es muy desagradable estar en un lugar que, supuestamente, es para toda la familia, rodeados de esta basura", agregó la vecina.
A juzgar por las altas posibilidades de que un niño se tope con un profiláctico desechado, la problemática también abre interrogantes y temores sanitarios. "¿Qué pasa si un chico agarra con la mano una de esas cosas? Uno no lo dice sólo por lo que ve, nada más, sino también porque es un elemento proclive al contagio. Te agarra un poco de pánico", expresó Ana María Palazzi. Poco antes de instalarse sobre el pasto, ella y su familia tuvieron que realizar un operativo de limpieza para dejar liberada la zona de preservativos utilizados. "Acá debe de haber tres condones por metro cuadrado y los chicos ya me preguntaron tres veces qué eran esas cosas", dijo Susana, que llegó al lugar con sus niñas de 7 y 11 años.
La gran cantidad de preservativos desechados, por otro lado, podría interpretarse como una fuerte conciencia en el cuidado sexual, pero para los visitantes diurnos, unos 60.000 en todo el parque por fin de semana, la situación resulta al menos escatológica.
"Es un asco, horrible, y se nota que ya ni siquiera se preocupan por preservar su intimidad; pero una cosa que me llama la atención es que a nosotros no nos dejan ingresar con autos y nos ponen multas si los estacionamos mal, mientras que de noche esto funciona como un «telo» ambulante", señaló Romina, que junto con su amiga Florencia intentaban ayer encontrar una pequeña porción de césped libre de desperdicios.
El tema no es nuevo. Hace años que quienes visitan el parque advierten esta situación. "Vengo siempre y cada vez está peor; si estás tomando mate, no tirás la yerba en el piso... Esto sería parecido", dijo con algo de humor María, una vecina de muchos años en Palermo.
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