Un poco lame botas pero buena noticia!!
La limpieza, repavimentación y reconstrucción de albergues está a cargo de diez cooperativas
Recuperan los bosques de Ezeiza, un ícono del esparcimiento popular
Tiempo Argentino 26 de Enero de 2011
Con 600 hectáreas de espacios verdes y piletas, fueron un símbolo de la recreación de las clases trabajadoras, inaugurado durante el primer gobierno de Perón. El Ministerio de Desarrollo Social comienza la segunda etapa de su puesta en valor.
Antes de que termine enero, comenzará la segunda fase de la puesta en valor y recuperación del Centro Recreativo Nacional Bosques de Ezeiza, un área de 600 hectáreas que quedó como remanente de la instalación del aeropuerto internacional, con más de 3 millones de árboles y 130 m2 de piletas populares. Históricamente visitada por miles de argentinos cada año, fue abandonada a su suerte durante décadas, hasta su casi privatización, en 1994.
El proceso de recuperación del parque comenzó a finales de 2007, con el traspaso de los bosques a la órbita del Ministerio de Desarrollo Social. Durante la primera etapa, iniciada en 2008, se limpiaron 175 hectáreas de bosques, se repavimentó, se reconstruyó uno de los tres albergues, se montaron tres escenarios y se fabricaron recipientes para residuos, juegos infantiles, materas (mesas y bancos unificados), señalización y cartelería con la madera de los árboles caídos. Todos los trabajos se realizaron mediante cooperativas, que emplean a unos 180 trabajadores. Algunas quedarán afectadas con trabajo estable en el parque, como la que realizará el mantenimiento y la que desarrolle la guardia ambiental del lugar.
Adrián Pavón, funcionario del Ministerio de Desarrollo Social y coordinador de la puesta en valor del CeReNa, relató a Tiempo Argentino que “el estado de la superficie verde era muy malo, había malezas y arbustos que tenían copada la superficie de uso público. El asfalto era la parte más deteriorada, todo lleno de pozos. Hubo que hacer limpieza de residuos de 20 años, fue un trabajo durísimo: hablamos de varias décadas de abandono”.
En la segunda etapa, que finalizará en junio, se rehabilitará una nueva superficie del predio, se creará un vivero de plantas nativas donde funcionará un invernáculo y se acondicionará un sector de albergues con capacidad para pernocte total de 450 personas. También se rehabilitarán baños y duchas. Una de las diez cooperativas que intervienen en la reconstrucción fabricará las camas cuchetas para los albergues, también aprovechando los árboles caídos. Además, se mejorarán las calles internas y se rehabilitará la pileta del sector de albergues.
Desde el ministerio se informó también que la obra más importante, en materia de infraestructura para los bosques de Ezeiza, será la instalación de una red cloacal y de tratamiento de líquidos.
Por último, se reacondicionará el sector de las piletas populares y se construirá un centro de exposiciones con capacidad para más de 500 personas, destinado a la exhibición de productos y servicios de emprendedores de la Economía Social.
El coordinador del proyecto destacó que la obra de restitución del legendario parque ubicado a la altura de la Autopista Ricchieri y la Avenida Fernández García tiene que ver con “las políticas sociales con eje en la familia y en el desarrollo de las personas, apuntado fundamentalmente a la restitución de derechos para todos los argentinos, eligiendo el camino de la inclusión, que se llevan adelante en el país desde el año 2003, con el gobierno de Néstor Kirchner, y con la actual presidencia de Cristina Fernández”.
Recreación y piletas de agua salada
El centro recreativo conocido desde su origen como los “Bosques de Ezeiza” se montó sobre un área transferida en 1935 al Estado nacional con el objeto de construir allí el aeropuerto internacional.
El parque se delimitó en los terrenos remanentes, unas 600 hectáreas, manteniendo su estado agreste, con excepción de algunas construcciones principalmente recreativas y deportivas. Fue inaugurado el 9 de enero de 1949 por el ministro de Obras Públicas de la Nación, general Juan Pistarini, durante el primer gobierno del entonces presidente Juan Domingo Perón.
Ya en los primeros años de funcionamiento del parque, se hablaba de lo saludable de sus aguas saladas, que se impusieron como una marca registrada. Eran extraídas del subsuelo y tenían propiedades terapéuticas, ricas en sales minerales y de gran similitud con las aguas del mar. Las estadísticas de la época hablaban de una concurrencia de más de 30 mil bañistas cada día.
Además de su valor recreativo, se trata de uno de los pocos pulmones verdes de que disponen la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, la zona más densamente poblada del país.
Sin embargo, los bosques padecieron un total abandono. Los sucesivos golpes militares y las políticas neoliberales los dejaron en el olvido, y hasta se proyectó, en 1994, su privatización, que pudo frenarse gracias a la oposición de vecinos y visitantes.
Desde el Ministerio de Desarrollo Social, donde se instrumenta la puesta en valor de los bosques, aseguraron que el plan de recuperación es integral, ya que “además de recuperar los espacios, permite que, al contratar a cooperativas para hacerlo, se genere empleo, se capacite y se mejore la calidad de vida de los trabajadores”.
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