En Argentina hay 130 mil personas con VIH, pero la mitad no lo sabe
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Unos 43 mil pacientes reciben tratamiento médico. Los antirretrovirales mostraron ser efectivos, pero pueden generar cambios en el cuerpo, con un alto impacto psicológico. La lipodistrofia aparece como el nuevo estigma que deben enfrentar.
Pechos y abdómenes prominentes, rostros chupados, piernas y brazos con aspecto raquítico. Se trata de la pérdida o excesiva acumulación de grasa en determinada parte del cuerpo y es uno de los efectos adversos de algunos tratamientos antirretrovirales que, si bien posibilitaron luchar contra la epidemia, también instalaron nuevas situaciones de discriminación asociadas al VIH/sida.
En la década de 1980, muchos señalaban, sin mirar, las manchas rosadas en la piel de quienes habían adquirido la enfermedad. Hoy las marcas son muchas, pero más que ocultarlas, eligen mostrarlas. Así lo hizo Vicente quien hace 18 años vive con el virus y con lipodistrofia facial desde 2008. Él participó de la muestra fotográfica Huellas del estigma organizada por la Red Bonaerense de Personas Viviendo con VIH en el Senado provincial, y constituye una apuesta por hacer público un problema poco conocido.
“Sé que las pastillas me hacen bien para la salud, que hacen que mi carga viral sea indetectable, pero también hace que mi cara sea esta y que todo el barrio sepa que estoy enfermo”, dice Vicente. Como sus otros diez compañeros, fue retratado por las fotógrafas Andrea Mariño y Roxana Troisi.
Desde la Red destacan que no todos los atirretrovirales producen estas consecuencias y tampoco le ocurre a todos por igual. “Ante los primeros signos, hay que consultar al médico”, aconsejan.
Las alteraciones en el físico, están asociada sobre todo al uso de ciertos antirretrovirales menos modernos. Sin embargo, para algunas personas con VIH, estos serían el mejor esquema de tratamiento para mantener a raya su enfermedad, según explican los médicos.
En la Argentina viven hoy alrededor de 130 mil personas infectadas por el VIH, la mitad de las cuales conoce su condición. Están bajo tratamiento 43 mil de las cuales casi el 70% recibe la medicación del Ministerio de Salud de la Nación.
El nuevo estigma no sólo repercute en la piel, sino que tiene un alto impacto psicológico. Hay personas que, “aun siendo jóvenes y estando saludables no se relacionan con nadie desde hace años porque se sienten mal con su cuerpo”, explica Fabián Salguero, integrante de la Red Bonaerense de Personas Viviendo con VIH.
María Angélica, alias “La Colo”, lidia con el virus desde el 2005 y después de un año comenzó a sufrir la lipodistrofia facial y en piernas. “Los pómulos sobresalidos y sin cachetes se te endurecen las facciones, entonces parece que estas enojada todo el tiempo, aunque sea el día más feliz de tu vida”, dice La Colo.
Por su parte Carmen, quien también participó de la muestra, tiene VIH desde hace cinco años, padece del trastorno en su abdomen y piernas, y reconoce que aprendió a vivir con el virus, y “ahora tengo que aprender a vivir con el cuerpo que las pastillas me dejan”.
Opinión
“Desmitificar la epidemia evita que se propague”
Por Leandro Cahn > Director de Comunicación de Fundación Huésped.
7400 personas contraerán hoy el VIH en distintos lugares del mundo. Como cada día del año, cada 13 segundos, una nueva persona va a infectarse con el VIH y cada 15, una persona va a morir a causa del sida. Pero hoy también es un día especial: en cada noticiero de tevé, en cada emisión de radio, en cada diario se escuchará hablar sobre VIH/sida. Entonces, podría ser un buen día para que las cosas cambien.
El avance biomédico ha tenido un desarrollo más sostenible que el respeto hacia los derechos esenciales de las personas afectadas. Y este día también debe plantearse la oportunidad de dejar de ver al VIH como algo que no nos puede tocar de manera personal. La epidemia, hoy más que nunca, necesita desmitificarse. Usemos este día para entender que liberarnos del estigma y la discriminación que rodean al VIH es una de las claves para evitar que siga propagándose. Tal vez un día como hoy no tengamos que hablar más de VIH/sida. Tal vez no exista más un Día Mundial de la lucha contra el sida.
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