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Una historia curiosa

Bizarrooooo!!!

Higiene urbana / Una historia curiosa

Un hombre volvió a armar un basural en su casa de La Boca

Hace cinco años había hecho lo mismo; quejas de vecinos por la invasión de roedores

Pablo Tomino
LA NACION

Otra vez las pilas de residuos, muñecos, telas y envases de plástico cubren toda la terraza de la vivienda de la calle Hernandarias 1317, en pleno corazón del barrio de La Boca, donde un hombre volvió a armar un basural en su propia casa.

Se trata de Eduardo Antonio Vilao, denunciado por los vecinos hace cinco años por la misma situación, ya que desde su morada proliferaban las ratas e invadían las casas linderas. Y el problema se repite...

"El lugar está lleno de roedores nuevamente. Y hay tanta basura dentro de la casa que este hombre ya no puede entrar. Según nos dijeron, ahora duerme en la calle y viene todos los días a dejar la basura en su casa. Y, si no entra, la tira desde la vereda a la terraza", dice Benedicta García de Lombardi, una vecina que tiene su vivienda lindera a la del extraño vecino.

Una vista panorámica del asombroso escenario se obtiene desde la terraza lindera a la casa de Vilao. Desde allí también se observan sobre las baldosas restos de excrementos de roedores.

Vilao, de unos 55 años, acumula en su terraza bolsones de residuos plásticos, maderas, telas, tapitas de gaseosas dentro de los envases botellones de agua mineral y juguetes en desuso, que recorren la escalera externa y llegan hasta el lavadero y el patio de la planta baja.

Según advirtió LA NACION desde la destruida puerta de ingreso a su vivienda, sobre Hernandarias, las bolsas de basura que están en el living llegan otra vez hasta el techo. Hace cinco años, el hombre había armado una suerte de caminos serpenteantes para deslizarse entre los residuos, según contaron entonces quienes realizaron el operativo de limpieza. Cuentan los vecinos también que, por las noches, Vilao sale a recorrer la zona en busca del preciado material reciclable, aunque sus fines no son económicos, pues sólo los acumula.

"Hemos realizados llamadas al número 147 del gobierno porteño y también presentamos un escrito al centro comunal de la zona, quienes nos prometieron que iban a dirigirle la denuncia a la dirección ambiental de la ciudad, pero no tuvimos novedades. Desafío a cualquier funcionario a que venga a verificar la cantidad de ratas que hay en la zona", contó la vecina Noelia Escobar que, junto con su marido, Javier Martínez, indicó que tiene temor de que sus hijos "contraigan alguna enfermedad transmitida por los roedores".

De hecho, Paola Di Leva contó que en el taller de su padre, a dos casas del basural en cuestión, las ratas aparecen por las rejillas del suelo. "Es increíble, por eso pedimos que alguien haga algo urgente. Se ve que este hombre también necesita ayuda de un médico", dijo Di Leva.

Basura que sale por la puerta

LA NACION llamó a la puerta de la casa de Vilao, pero nadie salió a responder. El abandono total del lugar parecía certificar la creencia de los vecinos sobre que el propietario ya no vive más allí.

En febrero de 2005, el gobierno porteño había instruido un expediente por esta situación (N° 17.990), inclusive, fue publicado en el Boletín Oficial del 18 de mayo del mismo año. "Intímese al propietario a realizar la desratización e higienización" de la vivienda en cuestión, se detalló en el edicto, mientras se advertía que, si no se cumplía con lo mencionado, el propietario de ese inmueble iba a ser apercibido con una multa.

Nada de eso ocurrió, en realidad. El 8 de septiembre de 2005, tras una nota publicada por LA NACION, se dispuso la limpieza del lugar, y en el trailer de un camión se cargaron todas las bolsas de los residuos que acumulaba Vilao, que no eran orgánicos, como ahora. Cuando la Justicia revisó su casa, los materiales plásticos y objetos reciclables fueron vendidos; y el dinero, entregado a Vilao.

"El problema no son sólo los roedores, porque también es un posible foco de incendio: si alguien tira un fósforo dentro de esta casa, sin dudas se prenderá fuego en cinco minutos. Es una locura que nadie se ocupe del tema con la seriedad que requiere esta situación", aseguró Máxima Pereyra.

Según la decena de vecinos que dialogaron con LA NACION, Vilao es una persona que no tiene relación con ellos y que es imposible dialogar con él para intentar que revea esta situación. Entre otros sobrenombres, lo han apodado "el loco de la basura".

"Dicen que el hombre ya no vive más ahí, y que viene de noche y tira la basura. No lo sabemos. Pero nadie se imagina que pueda vivir en esas condiciones, porque las bolsas salen desde la puerta principal, que no se puede ni cerrar", dijo la vecina Nelia Escobar.

Consultado ayer a Jorge Apreda, director del Centro de Gestión y Participación Comunal (GCPC) N°4, en La Boca, dijo a LA NACION que los vecinos habían presentado un reclamo esta semana para que se evaluara la situación de la vivienda de Hernandarias 1317.

Corroboraron la denuncia

"Concurrimos al lugar y comprobamos la gran cantidad de residuos que hay acumulados en ese sitio en cuestión. Tomamos las fotografías correspondientes y notificamos, vía mail, a la Dirección de Higiene Urbana porteña para que actúe en consecuencia", dijo Apreda.

El funcionario explicó que los procedimientos de inspección llevan su tiempo. "Este reclamo llegó a nuestras manos esta semana, por tanto no se resuelve de un día para el otro", dijo Apreda.

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